Comercios diversos, bancos, farmacias, restaurantes, panaderías y charcuterías mantenían las santamarías abajo, mientras la gente caminaba y pocos vehículos transitaban por las vías desoladas, como si fuese un primero de enero. Estas escenas describen cómo transurrió en muchos sectores del este de Caracas el martes 26 de marzo, durante el segundo megaapagón registrado en menos de un mes en Venezuela, que afecta al menos a 19 estados del país, incluida la capital.
En las avenidas Francisco de Miranda, Solano, Casanova y Luis Roche, debido a que los semáforos no funcionaban, los conductores tenían que movilizarse con precaución para evitar accidentes. Por ello, los carros se acumulaban en las entradas de las principales arterias viales para tratar de ingresar con prudencia.
En el bulevar de Sabana Grande, establecimientos de comida rápida estaban cerrados a las 10:30 am, al igual que las tiendas de ropa y zapatos.
El mayor movimiento este martes provenía de los vendedores informales, quienes ofrecían cigarrillos, café, llamadas (a esa hora funcionaba la señal de Movistar en la zona) o jugos.
Inclusive, un comerciante que tenía un puesto de plastificación de documentos, permitía a los ciudadanos cargar equipos celulares con su planta de energía a cambio de 500 bolívares.
Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) transitaban de un lado a otro del bulevar mientras una señora, que decía ser coordinadora en el sector, impedía tomar fotos o hacer videos al equipo de Efecto Cocuyo sobre la actividad de los buhoneros. “Aquí estamos de acuerdo con la libertad de expresión. Pero no puedes tomar fotos porque estamos tranquilos trabajando”, indicó apoyada por otros ciudadanos.
En Chacaíto, el supermercado Central Madeirense trabajó desde la mañana con planta eléctrica y efectivos de Polichacao en la entrada garantizaron la seguridad. Había una cola para comprar azúcar y otra para harina de maíz precocido. “Hoy hemos trabajado con normalidad, pero no sabemos hasta qué hora”, señaló un encargado del establecimiento.
Algunos negocios funcionaron solo con cobro de bolívares en efectivo. “No tenemos punto de venta y tampoco contamos con una planta eléctrica. Han venido algunas personas a comprar, el problema es que la mayoría no tiene dinero en efectivo”, indicó el encargado de un establecimiento de charcutería en Chacao, quien lamentó que si el problema con la energía continuaba iba a tener que regalar los productos perecederos.
En una panadería, donde tenían las rejas cerradas, el comerciante Manuel Lárez dijo que solo recibían efectivo o, si la señal funcionaba, transferencias o mercado pago. “Si esto sigue voy a ofrecer más barata la comida que se puede dañar. Lo que hice, por ahora, fue comprar mucho hielo para mantenerla”, agregó.

Durante el primer megaapagón, del 7 al 12 de marzo, varios ciudadanos buscaron zonas donde la señal telefónica y de Internet era más fuerte y accesible, aunque se concentraron de forma improvida. En esta oportunidad, la gente se organizó más rápido, pues ya conocían los puntos estratégicos.
Se vieron largas filas de vehículos de usuarios que querían comunicarse con sus familiares o enterarse de las noticias en el distribuidor Altamira, en la autopista Francisco Fajardo; la avenida Francisco de Miranda, frente a la torre Movistar; la plaza La Castellana, donde está el edificio de Digitel; o en la autopista Prados del Este, donde era posible comunicarse un poco mejor por medio de cualquiera de las tres operadoras de telefonía móvil del país.
“Cargué como pude mi celular y vine hasta aquí para hablar con mis dos hijas, que están en Colombia. Ellas me dicen que qué hago aquí, que me vaya pronto. Y la verdad ya me estoy desesperando porque hay que buscar la comida todos los días. Además, yo estoy con mis tres nietas y quiero que terminen el colegio para llevármelas”, explicó Rita Fontalmo mientras estaba sentada en las escaleras del edificio de Movistar.
En el mismo lugar, Juan José Ojeda se conectó para conocer la situación en medio de la crisis eléctrica. “La gente que está en el extranjero está más preocupada que uno, porque tienen la incertidumbre de que no saben lo que ocurre aquí”, expresó.

Ojeda, que vive en Maripérez, detalló que la luz se interrumpió en su zona primero entre las 9:00 pm y las 10:00 pm del lunes 25; luego regresó a las 5:15 am del martes y se volvió a ir a las 5:45 am.
En los alrededores de la torre Digitel no solo había personas tratando de hablar con sus familiares, otros iban a trabajar. Un joven, quien prefirió resguardar su identidad, contó que estaba enviando unas fotografías para una agencia de viajes en la que trabaja.
Cristina Matheus, por su parte, llegó caminando desde Campo Claro para intentar hablar con sus familiares y amigos en Estados Unidos y Bogotá. “Con ellos he podido hablar con normalidad acá. También vine para pagar la factura de mi teléfono”, dijo.

Sobre cómo le afectó el megaapagón, aseguró que estaba preparada con suficiente agua porque tiene un tanque. Sin embargo, no ha podido comprar suficiente comida para sus tres hijos porque no tiene disponibilidad de bolívares, así que le pidió a una amiga que vive en Miami que le transfiriera.
En la autopista Prados del Este había una larga cola de carros durante la mañana de este martes. “En la autopista es el único lugar donde hay señal. Yo necesitaba hablar con mi familia de afuera y conocer las noticias”, relató Michelle Armada, de 19 años de edad, quien detalló que no tiene agua directa y colocó los alimentos perecederos en un congelador para que se conserven.
Jenny Colmenares, quien estaba con su esposo y su hija en el distribuidor Altamira para obtener señal de Internet, dijo que se preparó con anterioridad porque presentía que iba a ocurrir otro apagón. “Nosotros ya estábamos mentalizados. Por eso compramos suficiente comida y velas y guardamos agua”.
A las 12:30 pm, el alcalde de Chacao, Gustavo Duque, estaba en el distribuidor. A esa hora reportó que en el municipio se había restituido el servicio en Bello Campo, el casco de Chacao, El Rosal y parte de Los Palos Grandes.
“Lo importante en estas circunstancias es la comunicación. Los mismos vecinos deben estar comunicados, en particular los que necesiten atención especial. Mientras más personas generen la red de comunicación, mejor será la atención de las emergencias”, afirmó el gerente municipal.
Lea también:
Tampoco habrá clases ni trabajo este #27Mar, dice Delcy Rodríguez