A sus 67 años de edad se convertirá en director y guionista, aunque su profesión es la Computación. Su documental tendrá como protagonista a un agente de investigaciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) y la trama está basada en el laberinto que atraviesa un padre para que el asesinato de su hijo no quede impune.

Mario Díaz Rodríguez bautizó a su hijo con su mismo nombre y la confusión para llamarlos duró 29 años. A esa edad, el hampa se llevó a Mario Luis Díaz Manríquez, el menor de su descendencia, y ahora hay un padre que clama justicia a un sistema que deja 90% de los casos de homicidios sin un culpable, según cálculos de especialistas.

Desde el 13 de mayo de 2014 la vida de Mario padre se convirtió en drama. Con tres tiros en el pecho y la pierna, su hijo ingresó al Pérez Carreño a las 10:30 pm, luego de que un delincuente vestido con uniforme de funcionario público (camisa roja y gorra con logo de un ministerio) le disparara mientras él hablaba con su novia en Terrazas de la Vega, municipio Libertador. Antes de caer al piso, el joven hirió a su atacante, quien se montó en un Corsa gris y huyó.

Errores en el acta policial, un cómplice liberado, un homicida desaparecido, una nueva hipótesis que se niegan a investigar y una Fanb que no atiende a la familia de la víctima, trabajador de la institución son las irregularidades que metieron a Mario (padre) en el mundo mediático, y son la génesis de un blog, una campaña de calle y un guión cinematográfico que buscan la justicia para Mario Luis (hijo).

“Yo, tu padre, cuya nueva misión es reivindicar tu memoria, estar atento a que tus asesinos reciban el castigo de ley, escribir al mundo sobre quién fuiste hasta el fin de los tiempos hijo, tengo esperanza de verte de nuevo por la promesa de la resurrección de nuestro creador”, escribió el papá de la víctima en la primera entrada del blog llamado Justicia para Mario Luis.

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Escena 1: las sospechas

Según Mario (padre), el 13 de mayo de 2014, día en el que murió su hijo menor, el hermano mayor de la víctima fue acorralado por funcionarios de la Armada que llegaron al Pérez Carreño para exigir que les entregaran las pertenencias de Mario Luis. Buscaban un pendrive que utilizaba para archivar documentos laborales. Se llevaron el dispositivo y el carnet de funcionario de la Armada.

“En el fondo, yo no conocía su trabajo. Era seguridad de Estado y esas cosas”, manifestó Mario. Precisó que el fallecido tenía dos años en la Armada adscrito a la Dirección de Asuntos Nacionales, conocida en el mundo militar como la División de Inteligencia.

Entre sus últimas asignaciones estuvo la custodia de un buque de la Naval, según una orden de comisión emitida por la Dirección de Asuntos Nacionales en la que el número de cédula de Mario Luis está errado; al igual que otra comunicación en la que se designa a la víctima a investigar la sustracción de un fusil de una unidad militar de La Guaira el 13 de enero de 2014.

“Mi pregunta es qué había en ese pentdrive. Mi hipótesis es que a Mario Luis lo matan porque descubrió algo, porque reventó un caso. Detuvieron a un tipo y a los cuatro días lo soltaron. Mi hijo se molestó con la Armada y quería renunciar, pero la Armada lo amenazó y bueno… terminó fallecido”, asomó Mario sin dar más detalles.

Al pasar los días e iniciar la fase de investigación, el padre descubrió que el acta que levantó la Policía Nacional Bolivariana (PNB), primer organismo que llegó a la escena del crimen, estaba viciada. Como testigo de los hechos salió reseñada la hermana de Mario Luis y no su pareja, con quien estaba para el momento del homicidio.

Luego, el papá de la víctima descubrió que en el expediente que llevaba el Ministerio Público sobre el caso no reposaba una experticia de balística y tampoco estaba contemplado indagar en la Fanb y los compañeros del joven.

“El fiscal 65 no se había dado cuenta de que faltaba esa experticia y tampoco quiso incluir a la Armada porque según, le iban a empastelar el caso. Mi presunción es que estaba recibiendo órdenes de arriba”, exclamó el hombre.

Escena 2: la indignación

A Luis Manuel Mejías Díaz, de 30 años de edad, y Deinerman José Guevara Nieves, de 25 años de edad, (en la actualidad) fueron detenidos el mismo día del crimen. Ambos fueron identificados por la pareja de Mario Luis en el hospital Pérez Carreño. Tuvieron que llegar a ese centro asistencial porque Guevara Nieves estaba herido y cuando la PNB requisó el Corsa gris. en el que llegaron, encontraron el arma con el que le dispararon a su víctima.

El 28 de julio de 2015 Mario se enteró de que Mejías Díaz ya había sido condenado a pasar cinco años de cárcel en el Centro Penitenciario de Aragua. “Mi sorpresa es que en octubre el cómplice del homicida de mi hijo obtuvo un beneficio ¿Cómo le pueden dar ese premio, porque es un premio el beneficio de la libertad, al cómplice de un homicidio?”, exclamó.

Información policial reveló que a Mejías Díaz lo habían detenido el 16 de enero de 2014 por resistencia a la autoridad (antes del crimen del militar) y que un mes después de obtener su libertad en 2015 el hombre denunció el robo de un vehículo de su propiedad. Actualmente labora en una empresa de envíos ubicada en Los Ruices, municipio Sucre. Según la página del Instituto Venezolano de Seguridad Social, trabaja allí desde el 24 de abril de 2015.

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Una fuente dentro del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) informó que Guevara Nieves tiene tres registros policiales por homicidio y está mencionado como investigado en otros dos. En ese expediente no figura la aprehensión de este hombre por robo que cometió cuando era menor de edad, pero sí está entre los archivos del Tribunal Supremo de Justicia.

Mientras tanto, Guevara Nieves aún no es condenado. Para diciembre del año pasado el joven no se había presentado a las tres audiencias de juicio, por lo que el 28 de septiembre el Tribunal 15 de Juicio solicitó al Ministerio para Servicios Penitenciarios que explicara las razones de la ausencia del imputado.

Escena 3: la molestia

Aunque los compañeros de la Armada estuvieron en la capilla ardiente del velorio de Mario Luis y se efectuaron detonaciones de salva en su funeral como símbolo militar de “honor al caído”; la atención de la institución a la familia ha sido precaria.

“Me quedé sorprendido con todos los actos que realizaron en el velorio y funeral. De hecho, el teniente, el jefe de formación de parada, dijo que él era el funcionario con el mayor número de casos resueltos en tiempo récord”, manifestó Mario (padre).

Otras dos sorpresas se llevó la familia del subinspector fallecido. Una de ellas es que su jefe, el capitán de fragata David Oropeza les entregó 10.000 bolívares que colectaron entre todos los compañeros de Mario Luis. La segunda sorpresa: para la Armada él era invisible.

“Uno de los jefes de mi hijo nos aseguró que por ser contratado, él era invisible, por eso no le correspondía nada a su pequeño o a su madre”, espetó el papá del fallecido y recordó que conocía poco del trabajo de su hijo.

El joven había realizado varios cursos para la custodia de terceros y según su padre, trabajó con Giovanni Escutaro. Hasta 2010, Mario Luis cotizó su seguro social por la Cámara Municipal de Libertador, de acuerdo al Ivss. El cómo llegó a convertirse en subinspector de la Armada es una duda que ni la familia de la víctima conoce.

“No entiendo cómo un hombre invisible podía ser comisionado para actividades riesgosas, por qué la Armada le da una patada, ni por qué le hacen honores militares y luego desaparecieron”, dijo indignado el padre de Mario Luis.

GUARDIA DE HONOR

Escena 4: la mediatización

Asegura que después de enviar comunicados a los jefes directos de su hijo, al Ministerio de la Defensa y al Ministerio Público y no recibir respuesta, “no le quedó de otra” que ir a la calle. Por meses, el hombre recorrió La Candelaria, Sabana Grande, Chacaíto, Chacao, la avenida Urdaneta y el Metro de Caracas con una pancarta que muestra la foto de su hijo y las razones de su protesta.

El resultado de sus actividades las publica en el blog Justicia para Mario Luis. Allí escribe todas las trabas del sistema judicial, los recuerdos que tiene de su hijo y redacta cartas para él. “Yo tengo un nieto de seis años y quiero que cuando me pregunte qué hice yo por su papá, quiero que sepa todo esto. Es una cuestión de dignidad”, explicó Mario.

Desde enero de 2016 Mario tiene una nueva meta: el documental “Tras las Huellas de la Justicia”. Para ello cuenta con la experiencia que ha adquirido en los últimos 10 años al trabajar con Catia TV como productor audiovisual y también con los camarógrafos, productores y músicos que le han ofrecido su colaboración gratuita.

“Tengo un gran dolor y rabia con la gente que está asociada a esto, con el delincuente, con la justicia. Me siento mal, pero asumo el compromiso. Antes de que me vaya a dormir tengo que conseguir justicia. Yo también quiero que en el caso de mi hijo se busque por debajo de las piedras a los autores intelectuales”, sentenció Mario (padre).

En la página web Patrocinarte, que es una plataforma para publicar proyectos cinematográficos, busca patrocinantes para el rodaje. Allí hay una ficha con los planes de Mario, y además de buscar talentos que colaboren con él, su meta es conseguir 350.000 bolívares para la producción de su documental. 

“Perder a un hijo es quizás el evento más terrible que puedas pasar un ser humano alguno, se a madre o hijo, nosotros tenemos que irnos primero. Al contrario, es sumamente doloroso. desde este momento te habla un padre dolido a quien se le fue su hijo a manos del hampa”. Estas son las palabras que inician el video de presentación del proyecto. Quedan dos semanas para que cierre el plazo de la campaña de crowdfunding.

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