Las colas por comida compitieron con las de la fe. Algunos se decantaron por buscar en supermercados y farmacias los productos  básicos que necesitan, mientras que otros optaron po acudir a los ojos de Dios a cumplir sus promesas.

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Este miércoles 23 de marzo, fecha en que los cristianos conmemoran el camino de Jesús al Calvario, Carlos Méndez estaba a la espera de poder comprar salsa de tomate, pasta corta, jabón de baño y mayonesa en el supermercado Unicasa de San Martín. Optó por hacer la cola desde bien temprano para después, en la noche, ir a la procesión.

“Cumplo con todo, con la necesidad de lo que no tengo en la casa y con mi fe. La verdad toda esta situación es muy difícil y es propicio pedirle a Dios que ayude a Venezuela”, afirmó Méndez.

Adelante, una joven con cara de desinterés comentó “A mí la verdad no me importa ir para ninguna iglesia. El hambre no espera”. Ambos llevaban más de cinco horas en cola, justo en el último día en que los supermercados brindarían servicio para sumarse al asueto de la Semana Mayor, hasta después de este sábado 26 de marzo.

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En Fundafarmacia, la gente hacía cola por medicinas. Recién había llegado un camión con algunos de los medicamentos que escasean: Euthyrox, insulina, acetaminofén, diclofenac y un antibiótico, fueron algunos de los “tesoros” por los que los pacientes esperaban. A menos de una cuadra, la iglesia de San Juan estaba vacía. Solo unos cuantos feligreses acompañaban a la imagen del Nazareno.

En los alrededores de la Iglesia de Santa Teresa la historia era diferente. La cola de feligreses que esperaban para venerar la imagen del Nazareno de San Pablo competía, en cantidad, con la cola de quienes aguardaban para comprar pescado barato en la Feria del Pescado, justo al lado, en la Plaza Caracas. El Día Día de la Avenida Baralt también tenía una larga fila de personas que aguardaban para poder comprar y en la cola, algunos vestían sus tradicionales túnicas moradas.

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Marisela Rodríguez relató a Efecto Cocuyo, mientras hacía cola en un abasto en la parroquia la Candelaria de Caracas, que en estos tiempos, el hecho de que no vaya a la Iglesia no quiere decir que no sea devota. “Mi Iglesia es primero, pero cuando no tienes nada qué comer en tu casa, no tienes opción”, aseguró.

Explicó que no solamente está aprovechando los días libres para comprar productos regulados, sino que cada vez que tiene oportunidad se mete en las colas para comprar “lo que haya”.

Para Luisa Mejías el panorama no es diferente. Mientras esperaba que llegara su turno en un supermercado frente a la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, se acercó al templo. “Fui a pedirle a Dios para que cuando me toque a mí, haya algo”, aseguró.

Mejías lamentó tener que dejar de visitar a su familia en esta temporada de días libres. “Sé que si viajo, igual se va a ir la luz, no va a haber agua ni comida”. A su juicio, las Iglesias no han recibido la misma cantidad de feligreses que en años anteriores.

El regaño

En la misa meridiana de la Iglesia de Santa Teresa, el monseñor Jorge Urosa Savino dirigió su homilía a todos los problemas que aquejan al país: bachaquerismo, impunidad, violencia, embarazo precoz y responsabilidad del Estado.

“El pueblo no puede golpear al pueblo. ¿Cómo es eso que alguien compra un producto y lo vende hasta en 10 veces más su precio? Eso del bachaqueo se tiene que terminar”, sentenció. El clérigo agregó que la violencia no se debe tomar por las manos, a propósito de las recientes denuncias de linchamientos en diversas partes de Venezuela.

Monseñor, sentenció que el Estado venezolano es el responsable de resguardar a la gente buena. “Hay que pedir al Estado que cumpla con su responsabilidad. No podemos tomar la justicia por nuestras manos. Eso nos lleva a la barbarie, y aunque sabemos que existe la impunidad lo correcto es entregar a quienes cometen delitos a las autoridades”, dijo la mayor autoridad eclesiástica en Caracas.

La cola de los bañistas

Cola para ver al Nazareno de San Pablo, cola a las puertas de los supermercados y farmacia y también cola en las paradas de autobuses que iban para el Litoral Central.

La señora Rosalba Molina, de Caracas, llevaba más de una hora haciendo la cola para bajar a la playa de Camurí Chico, comentó que lleva su comida hecha porque todo está caro y no quería gastar mucho en la playa. “Preparamos todos porque vamos en familia decidimos venirnos para acá (línea BusVargas) porque es lo más barato, de toda la Semana Santa solo esta vez iremos a la playa, los demás días iremos a la iglesia”, puntualizó.

Un empleado de la línea BusVargas del Sitssa ubicada cerca de la estación del metro Gato Negro explicó que generalmente la línea comprende las rutas Caracas – Tanaguarenas  y Caracas – Catia la Mar y laboraran desde las 5:30 am hasta las nueve  de la noche, pero  se creó una “ruta especial”  playera para que los usuarios puedan utilizar el transporte durante el asueto de Semana Santa y así poder reducir las colas.

Cola Caracas La Guaira

Con información de Reynaldo Mozo y Leydis Villarroel 

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