Con solo hacer media hora de cola Leonor pudo comprar, a precio regulado, dos bolsas de jabón en polvo, cuatro envases pequeños de suavizante para la ropa, cuatro paquetes de toallas sanitarias y cuatro kilos de arroz. Aunque no compró lo que buscaba, salió visiblemente contenta. Según expresó, en poco tiempo pudo adquirir “algo” a un precio “razonable”, gracias, según dijo, a la organización del personal del Plan Suárez de Caurimare. Esto ocurrió cerca de las 11:40 de la mañana este jueves 6 de agosto.
En el recorrido realizado por Efecto Cocuyo a supermercados de la red privada ubicados en el sureste caraqueño se confirmó que también estos establecimientos están afectados por el desabastecimiento de productos básicos. Allí persiste la modalidad de racionamiento de expendio de insumos regulados por terminal de cédula, lo que probablemente influye en que las filas para adquirirlos sean menos extensas y más rápidas en comparación con abastos de otras zonas de la capital. Este jueves le tocaba los terminales de cédula 6 y 7.
En ese Plan Suárez la cola bajaba por la rampa para acceder al Centro Comercial Caurimare. En los comentarios de quienes esperaban allí se repetía lo rápido del proceso. “Lástima que no haya café”, dijo una de las mujeres en espera. Las filas para cancelar eran reducidas en ese abasto, máximo tres por caja.
En el supermercado Plazas del Centro Comercial Los Naranjos había una persona encargada de revisar las cédulas de quienes deseaban llevar productos regulados. Alrededor de las 10:50 am había jabón Ariel y mayonesa Mavesa. Al igual que en el resto de los sitios visitados, solo las personas cuya documentación de identificación culminaba en 6 y 7 podían comprarlos.
En las neveras del local no había ni la sombra del pollo o la carne, en cambio se posaban bandejas con tocino y pescados. Dejaban llevar solo cuatro latas pequeñas de atún Margarita por persona, valían Bs. 200 c/u. En los estantes no se divisó arroz , la pasta nacional que había era solo para pasticho. Medio kilo de la importada costaba entre Bs.500 y Bs. 1.000. En el departamento de granos únicamente había quinchonchos.
El Ariel en polvo también se conseguía en La Muralla, supermecado ubicado en El Hatillo. De todos los visitados era el mas extenso y con más variedad de alimentos, pero pocos de los esenciales a precios solidarios. Solo el cereal Corn Flakes. Por ejemplo, latas de atún a Bs.500, un kilo de pasta importada Bs.1000. Por esa cantidad podías llevar un paquete de toallines. Escasas colas para pagar.
Sin embargo, en este establecimiento una vez terminada la cantidad de jabón continuaba una cola interna que esperaba volvieran a sacar el producto.
-¿Para qué es esta cola?
-Para jabón.
-Pero los empleados informaron que se acabó.
-Bueno pero tendrán que sacar más para esta gente- dijo un muchacho en la cola.

Una fila parecida se hizo en el Central Madeirense de Santa Fe una vez que el Ariel que se terminó cerca de las 9:20 am. De acuerdo con un trabajador del supermercado, esto pasa a menudo. “La gente espera a ver si se saca algo, pero a veces se cansan y se van”, dijo. Esta mañana también había margarina Mavesa, Mavesa repostera y Mirasol, cereal Corn Flakes y compotas Gerber. Mucha gente llevó el también el arroz “perlado” Primor a Bs.60 y el desmanchador de ropa Las Llaves en barra a Bs. 35, aunque no eran regulados.
A pocas cuadras, en la puerta del supermercado El Patio de la zona un cartel grande con los números 6 y 7 indicaba que las ventas eran por cédula. A las 10:00 am vendían café Fama de América y Mavesa y la cola rodeaba la reja del establecimiento.
En los tres recorridos realizados por Efecto Cocuyo durante la semana del 3 al 6 de agosto, por el oeste, este y sureste, el desabastecimiento fue una constante. Las colas variaban de extensión, pero estaban siempre presentes. En las red de privada de supermercados no se vio pollo o carne, leche en polvo ni granos como lentejas, caraotas negras o arvejas.
Desde el Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio) se alertó que la situación actual de deficiencia productiva influía en la imposibilidad de garantizar un abastecimiento acorde con los requerimientos de la población consumidora. “Y eso está relacionado con la ausencia de una política económica que estimule la inversión de los particulares, la producción en mayor volumen y, desde luego, que convierta a la empresa privada en el verdadero motor generador de bienes en abundancia, servicios de calidad, y bienestar a todos los venezolanos”, precisó la organización a través de una nota de prensa.