El dolor de la esposa de Juan Francisco Merchán Mujica se expresaba físicamente en los ojos tristes y enrojecidos. Perdió a su compañero de vida y al padre de sus hijas. El asesinato de su pareja, ocurrido la noche de este lunes 19 de octubre en Bello Monte, coincidió con el de otra cabeza de hogar: Jorge Luis Eirirz Vega, a quien mataron durante el robo de su apartamento en Santa Mónica. Su hermana, María Elena Eiriz, fue secuestrada por los mismos sujetos que acabaron con su vida y hasta los momentos no se conoce de su paradero.
En tan solo tres horas la violencia arrebató de sus familias a dos hombres que, según testimonios de parientes y vecinos, eran buenas personas e incansables trabajadores. Cuatro hijos quedaron huérfanos, dos de ellos son niños.
Merchán Mujica (59), abogado egresado hace 27 años de la Universidad Santa María, se desempeñaba como asesor jurídico en el Banco de la Mujer y estaba casado con su colega Yosmar Almeira, quien labora en el Ministerio Público. Ambos criaron a tres hijas,: una tiene 28 años; otra, 26, y una pequeña de 12. Con orgullo, Almeira recuerda también a su nieta que nació hace 11 meses.
“Él estaba loco porque la pequeña llegara a cinturón negro en Tae kondo”, dice la mujer conmocionada. Era la única distracción que tenía su marido. “Era entregado al trabajo”, resalta con pesar.
Yosmar explica que del suceso no se conoce mayor detalle. “Aparentemente fueron a quitarle el carro. Un tiro entró por el parabrisas y le llegó al pecho”. Se conoció que en horas de la noche de este lunes, un carro interceptó el vehículo en el que se desplazaba Juan justo antes de llegar a su residencia en Bello Monte y emprendieron la ráfaga de tiros con el fin de robarlo. Autoridades siguen las investigaciones para identificar a los homicidas que fueron registrados por cámaras de seguridad de la calle.
Sangrienta noche en Santa Mónica
El drama de la familia Eiriz Vega empezó cuando María Elena Eiriz Vega, de 21 años, fue sometida por tres sujetos para que los llevase hasta su apartamento a despojarlos de sus objetos de valor. Cerca de las 7:00 pm, al ingresar a la vivienda, ubicada en el edificio Kari Kari, los delincuentes maniataron a la madre y a uno de los hermanos que estaban allí en ese momento. Vecinos informaron que los colocaron en una habitación y apagaron las luces al escuchar sonidos de afuera.
Jorge Luis, de 43 años y padre de un hijo de 6 años que vive con su madre, llegó al edificio cerca de las 8:00 pm. Uno de los vecinos confirmó que una residente del edificio lo vio a esa hora en el estacionamiento y hasta conversó con él. Ambos ignoraban que en su apartamento los delincuentes. Al entrar, los hombres lo habrían conducido hacia uno de los baños tras un forcejeo y le propiciaron más de 30 puñaladas.
Tras el ataque, los secuestradores le dijeron a los rehenes que se llevarían a María Elena y hasta los momentos no se sabe nada sobre ella. Los familiares lograron zafarse tiempo después y consiguieron al comerciante desangrado en el suelo. Llamaron a los vecinos, quienes se comunicaron con el cuadrante del seguridad de la zona y los remitieron a llamar al 171. Al no recibir respuesta, un residente fue a buscar personalmente a la policía.
Jorge Luis era quien aportaba el grueso de los ingresos al hogar Eiriz Vega, debido a que sus padres son ya mayores; el señor tiene Alzheimer y el otro hermano no está capacitado para trabajar por otros problemas de salud. María Elena es madre de un bebé de un año que la noche del lunes estaba con sus abuelos paternos.
Según Germán Vargas, vecino del edificio, Jorge era un trabajador ejemplar que vendía aparatos y hasta hacía de chofer para rebuscarse. Siempre se llevó bien con los residentes del Kari Kari. “Ellos se mudaron aquí como hace 30 años y yo también tengo mucho tiempo y nunca ha habido problemas con él, era el más trabajador”, mencionó.
La calle ciega donde está el edificio, llamada ruta 1, suele ser tranquila. Se encuentra en la subida de la avenida Francisco Lazo Martí de Colinas de Santa Mónica, está resguardada por una garita y a las 6:00 pm se cierra el portón verde que la separa de la principal. Esta cerca se construyó hace 9 años, luego del asesinato de un hombre en las cercanías. “Aquí roban celulares, vehículos y ha habido intentos de secuestro, pero asesinatos no”, dice Viveana Medina, que vive en la misma residencia.
Sobre la presencia policial, señalan es nula y los vecinos ven con recelo a los residentes de la edificación de la Gran Misión Vivienda Venezuela que hace poco contruyeron en la colina. “No estoy diciendo que todos sean unos ladrones, pero sí hay algunos”, indica Vargas. Incluso señala que hay mujeres que roban las bolsas de mercado a otras y muchos casos de robo de celulares. “Pero qué vamos a hacer, así están las cosas”, concluye el señor.