Durante 2016  en Venezuela murieron 4.667 personas en manos de la policía  y de estas  241 fueron muertas  en el marco de las Operaciones de Liberación y Protección al Pueblo  ( OLP y luego OLHP), de acuerdo con cifras de la Fiscalía General de la República.

Esta  política de mano dura del gobierno de Nicolás Maduro ha sido denunciada por las organizaciones de derechos humanos pues aseguran que se trata de una guerra no declarada.

Las experiencias recopiladas en distintos países latinoamericanos, región que figura como una de las mas violentas del mundo, han permitido verificar que las políticas de mano dura del Estado no suele dar mejores resultados.

Enrique Desmond Arias, profesor en Políticas Públicas en George Mason University y autor de varios libros sobre criminalidad en Latinoamérica sostiene que “la violencia no de guerra, es un tipo de violencia y merece una respuesta conforme a su naturaleza”.

Efecto Cocuyo conversó con Arias  con motivo de su participación  en  el Seminario Políticas de Seguridad Ciudadana en América Latina: ¿Qué hemos aprendido para la reducción de homicidios.

“Es necesario definir el tipo de violencia que ocurre. Cuando un gobierno ve el crimen como una guerra, inicia una lucha contra su propio pueblo. Esto hace que el pueblo quede desconectado de la policía, que solo puede ser efectiva, indiferentemente de las técnicas y sistemas que utilice, trabajando en alianza con los ciudadanos”, afirma

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Profesor Enrique Desmond AriasEl investigador señaló que el país, a diferencia de Colombia y el Salvador, no viene de una guerra civil, por lo tanto el tratamiento de la violencia debe ser diferente: “el crimen es un asunto de administración pública, por eso enfrentarla como si fuera una guerra trae más violencia. El Gobierno al entender esto, no debe utilizar el lenguaje de guerra cuando no se está en guerra.”

El investigador agregó que es necesario entender los diferentes tipos de violencia y piensa que Centroamérica es un buen ejemplo de ello.

Estos países se han hecho conocidos por las bandas criminales como “Los Maras” y tienen condiciones que contribuyen a la conformación de esos grupos delictivos: problemas como la pobreza, la desigualdad, la escasez y la falta de protección policial.

“Muchos jóvenes se unen a estas bandas para no morir. Nacieron en un contexto y en familias muy pobres, que encuentran en los grupos una forma económica de supervivencia”, expone.

Aunque el especialista no niega la peligrosidad de las bandas delictivas en Centroamérica dijo  que pese a la mediatización de “Las Maras”, no se señalan los otros factores que influyen en la criminalidad de esos países, como los grupos de gran escala, que trafican narcóticos: “organizaciones grandes y organizadas, que son otro tipo de crimen, se mueven de manera invisible y mucho mejor conectadas a sectores poderosos. Si hablamos de Colombia por ejemplo, nos conseguiremos con las Bacrim, con guerrilla, con otro tipo de organizaciones que necesitan para ser enfrentadas, políticas diferentes a las pandillas.”

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