Hasta los domingos la gente madruga para ver qué pueden conseguir. Algunos, ya prevenidos, tienen el dato de que quedan nada más 10 bultos de harina de maíz o de que van a sacar queso para vender en un rato. Otros, solo se asoman a ver si corren con suerte. Sin embargo, a pesar de que en todos los diarios del sábado estuvieron en las primeras páginas los anuncios del decreto de Emergencia Económica y del inminente aumento de la gasolina, de cola en cola y con la quincena apretada, muchos aún no se han enterado de las nuevas medidas económicas.

Este domingo 17 de enero, Efecto Cocuyo realizó un recorrido por nueve establecimientos comerciales en los municipios Libertador, Sucre y Baruta. En total, se visitaron cinco farmacias de cadena y cuatro supermercados, contemplando redes públicas y privadas. De las 12 personas encuestadas en el recorrido, solo cuatro aseguraron estar al tanto de los anuncios emitidos el pasado viernes.

A las 4:00 am llegó la señora Leisy al Día a Día en la avenida Baralt con su hijo. Sin piquetes de la GNB ni grupos gritando consignas, no cabe duda alguna: hoy no se reúne la Asamblea Nacional pero igual la gente sale a comprar comida.

A pesar de estar tan cerca de donde el presidente Nicolás Maduro presentó la Memoria y Cuenta el pasado viernes y anunció que “ha llegado el momento” del aumento del precio de la gasolina, la señora Leisy no se enteró. Aseguró que habrá que esperar para ver si funcionan; no obstante, viendo la cola a su alrededor, dijo: “tú sabes que los políticos prometen y prometen y luego no cumplen”.

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Muy cerca de Leisy también la señora Rutilda Bonalde, de 52 años, espera para comprar la pasta, el arroz y el aceite que llegaron al local este domingo. Aunque carga muletas, hace cola como todos los demás. Una caída hace que ahora se le dificulte salir a comprar comida y laborar en la casa de familia donde cocina. La escasez le pega también en la pierna derecha, para la que no consiguió el tratamiento. Ahora, dice, necesita una prótesis pero no tiene con qué pagarla.

Desde la fila, la señora Rutilda tampoco estaba informada de los anuncios del Presidente, pero asegura que es necesario el aumento de la gasolina porque “se tiene que sacar dinero de alguna parte”.

Al final de la cola, se suma Humberto Forte, quien trabaja como enfermero en el Hospital Militar. Forte, al tanto, enumeró los anuncios del pasado viernes y aseguró que ninguno va a resolver la cola que él hace cada vez que tiene que comprar alimentos. Para él, la clave está en producir.

Afeitadoras era lo único que había disponible en la farmacia del Bicentenario de Plaza Venezuela. Un poco de toallas desmaquillantes y enjuagues bucales completaban el inventario.
Afeitadoras era lo único que había disponible en la farmacia del Bicentenario de Plaza Venezuela. Un poco de toallas desmaquillantes y enjuagues bucales completaban el inventario.

Aunque los supermercados estaban repletos, las farmacias estaban vacías. Ni toallas sanitarias ni desodorantes ni afeitadoras había en los dos Farmatodo de la avenida Baralt o en el avenida Río de Janeiro. Solo en el Locatel de Las Mercedes había cola para comprar toallín o servilletas individuales.

Alimentos como harina, aceite, arroz o café no había en el Bicentenario de Plaza Venezuela. Unas latas de tomates pelados a más de 700 bolívares o frascos con ruedas de piña a 500 bolívares eran algunos de los productos en venta.

Unos ojos de Chávez decoran el supermercado repleto de color blanco por los estantes vacíos
Unos ojos de Chávez decoran el supermercado repleto de color blanco por los estantes vacíos
Productos del día a día estaban desaparecidos
Productos del día a día estaban desaparecidos

Una fila de 50 personas aproximadamente se formó dentro del supermercado en la parte de la charcutería. “No estamos haciendo cola, sino que estamos aquí reunidos esperando porque parece que van a vender queso”, dijo un hombre. Minutos después, la fila se disolvió y una serie de gritos siguieron. “¡Hagan su cola!”, “¡No se coleen!”, vociferaban algunos luego de que se formara una masa desordenada de gente cuando finalmente aparecieron los vendedores.

Un grupo de gente se aglomeró en la charcutería para comprar queso
Un grupo de gente se aglomeró en la charcutería para comprar queso

Con dos bolsitas en la mano sale Elucimar del Bicentenario de Plaza Venezuela. “No conseguimos nada de lo que buscábamos. Vinimos a comprar algo y salimos con cosas distintas a las que teníamos en mente”, expresó. Ella tampoco se enteró de lo que dijo el Presidente el pasado viernes en cadena nacional. “El trabajo me aísla”, aseguró.

Desde un banquito, en la cuadra antes de llegar al supermercado, la señora Irma espera sentada. De lunes a domingo cuida bolsas y vende cigarrillos. A pesar de que no se enteró de la noticia, cuenta que todos los días la gente hace cola pero que nunca hay nada. “Mira cómo se van”, dijo apuntando a un par de personas que caminaban sin bolsas.

Es chavista y madurista por convicción, aseguró, aunque nunca se haya beneficiado del Gobierno. Sin embargo, desconoce si la situación de escasez que ve transitar todos los días por esa cuadra se va a acabar. “Yo no sé qué decirte para que esto se arregle porque yo no entiendo nada de esto”, dijo. Lo que sí sabe es que a veces le toca bajar del barrio San Blas, en Petare, a las 4:00 am para poder comprar un pote de champú luego de hacer fila.

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Quienes fueron al Bicentenario en Las Mercedes corrieron con “mejor suerte” dentro de lo peor. Los que esperaban afuera aseguraron que llegó la leche; pero una cola le daba la vuelta al centro comercial desde la puerta en la avenida principal hasta la entrada de atrás, que da hacia la avenida Río de Janeiro.

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“Yo no veo noticias para no dañarme la mente”, dijo Arnola, una mujer que esperaba para entrar al supermercado. No se enteró de los anuncios del viernes, pero dijo que de igual manera quienes fueron a la Asamblea no están pendientes de la gente. “Los que están ahí no está pensando en el pueblo. Después de estar no sé tantos años sin el poder, lo que buscan es arreglarse”, afirmó.

De última en la fila espera Sandra junto a su madre. Ni ella ni tres personas más a su lado supieron de los anuncios, pero hoy hacen cola porque el sueldo no les da para comprar productos que no sean regulados. “Yo creo que Venezuela se echó a perder y que ya esto no tiene arreglo. Con Chávez estábamos mal, pero con Maduro estamos peor”, expresó.

“La verdad es que no hay comida”, dijo una de las señoras. Un hombre en la fila se volteó y le dijo que fuese al mercado de Chacao para que vea cómo se consiguen alimentos. “Pero yo no tengo para pagar productos que no sean subsidiados. Si tú tienes, vete para allá y compra tú“, contestó la mujer.

En el Excelsior Gama hoy la cola no era larga porque no había llegado ningún producto regulado. Los escasos, dijo Carlos Zerpa, no los pudo comprar hoy porque no había.

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Zerpa se desempeña como docente y dijo que sí se enteró de los anuncios. Considera que el aumento de la gasolina va a beneficiar es al Gobierno porque le quita de encima el gasto de los subsidios. Sin embargo, al bolsillo de la gente le va a hacer daño, aseguró. De resto, dijo, lo único que se puede hacer para arreglar la situación es producir.

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