Los ladrones rompieron el techo para poder entrar. En período de vacaciones, la Unidad Educativa “San Francisco de Asís” de Fe y Alegría, ubicada en Mérida, había quedado desolada. Una llamada telefónica fue lo que alertó a la directora del plantel, Carmen Julia Paredes, del robo. Ese día, 25 de julio, los delincuentes hicieron su agosto. Reventaron los vidrios de la ventana y por ahí sacaron todo: computadoras, routers, equipos electrónicos y un televisor.
“Un número importante de escuelas fueron afectadas por el hampa durante la temporada vacacional”, denunció la directora nacional de escuelas Fe y Alegría, Noelbis Aguilar. A pesar de no registrar el número exacto de casos de hurtos y robos, las últimas semanas el hampa ha estado presente en los centros educativos.
Hace ocho días le tocó a la escuela técnica San José Obrero, en Antímano, cuando desvalijaron los equipos de control de estudios y de administración. “En las últimas semanas también se metieron a robar en centros educativos en Valencia y Maracay”, contó la profesora.
Otros han corrido con peor suerte, como la escuela Ciudad de los Muchachos en Guarenas, cercana a Ciudad Casarapa. Semanalmente, el colegio ha sido víctima del hampa, hasta el punto en el que las autoridades escolares se vieron obligadas a resguardar colchones y camas que tienen en el sitio en otro recinto.
Las escuelas de Fe y Alegría no son las únicas que sufrieron durante la época vacacional. Los planteles adscritos a la Gobernación de Miranda también fueron saqueados. De acuerdo con el secretario general de educación de la gobernación, Juan Maragall, 98 centros educativos fueron vandalizados entre los meses de julio y septiembre.
“Los tres meses hemos tenido muchos hurtos en nuestras escuelas. En total tenemos 576, pero son casi 700 centros educativos”, explicó Maragall. Los delincuentes se llevaron equipos de oficina y también implementos utilizados en las cocinas escolares. En algunos, casos, incluso se robaron comida.
Tanto los profesores de Fe y Alegría como la Gobernación de Miranda han interpuesto las denuncias correspondientes a este tipo de vandalismo. Sin embargo, la respuesta es la misma en todos los casos: Se toman los registros fotográficos, pero no las cartas en el asunto.
A pesar de que la comunidad se ha visto conmocionada ante los constantes robos a escuelas y profesores, el silencio es el que priva en la mayoría de los casos por el temor a denunciar. “Hay miedo porque muchas veces son bandas organizadas de la misma comunidad las que cometen estos delitos y la gente tiene miedo de hacer las denuncias”, explicó Aguilar.
Por esta razón, padres y representantes de las comunidades se han puesto de acuerdo para vigilar los recintos escolares con guardias rotativas. “Hasta en horas de recreo se han metido y han robado a los niños“, relató la docente. Esta misma situación de inseguridad en las zonas donde se encuentran ubicados los colegios es lo que más dificulta que haya maestros en los centros educativos.
Los robos y los hurtos comprometen aún más el poco capital que tienen las escuelas para funcionar, sin mencionar que desmejora la calidad de educación que reciben los niños “Todo esto va a afectar el desarrollo de las actividades escolares porque la incorporación de estas tecnologías es de suma importancia en las aulas”, precisó Aguilar, “podemos reparar los daños físicos, pero no tenemos cómo reponer los equipos robados”.