La actividad de grupos armados irregulares con control de territorio y capacidad de gobernanza afecta toda la gama de derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales, afirma un nuevo estudio de AlertaVenezuela, enfocado en las acciones de las megabandas (incluyendo los seudosindicatos), los colectivos armados y las organizaciones irregulares de origen colombiano.
El acceso a la respuesta humanitaria y la capacidad de acción libre por parte de los trabajadores humanitarios se están viendo cada vez más restringidos por la presencia de actores armados con control de territorio y capacidad de gobernanza.
Además, estos grupos están imponiendo modos de interacción social, cultural, económica y de poder que trastocan toda la dinámica comunitaria.
El proceso de crecimiento de estos grupos se produce en un contexto de fragmentación del poder que genera serios problemas de gobernabilidad y constituye una barrera para la recuperación de la institucionalidad, la democracia y el Estado de Derecho en el país, advierte AlertaVenezuela.
Qué pasa con grupos armados irregulares
Sin embargo, las vulneraciones a los derechos humanos de la población sometida al control de grupos armados irregulares pasan desapercibidas, especialmente en la medida en que la existencia de estos grupos ni siquiera es motivo de debate público, ni se ha incorporado en las agendas sobre la futura gobernanza de Venezuela y la paz de Colombia.
Un hallazgo alarmante del estudio es la práctica de acciones de limpieza social por parte del ELN en al menos cuatro estados del país, lo cual ubica a esta organización, no como una fuerza insurreccional, sino como un grupo paramilitar.
Para AlertaVenezuela resulta preocupante la ausencia de estrategias de transición política que tengan en cuenta la existencia de estos actores armados, pues muchos entrevistados alertaron sobre un escenario potencial de resistencia y conflicto por parte de estos grupos, en el caso hipotético de que la oposición ganase las elecciones de 2024.
El informe termina haciendo un llamado tanto a los actores políticos venezolanos como colombianos, señalando que resultaría ilusorio plantear procesos de diálogo o negociación para la recuperación de la democracia y el Estado de Derecho en Venezuela o la Paz Total en Colombia si no se toma en consideración la presencia y el papel de estos actores, en el entendido de que la existencia de grupos armados irregulares binacionales exige respuestas binacionales.