Además de los altos costos de los útiles y los uniformes escolares, este regreso a clases el próximo 14 de septiembre, los padres tendrán que enfrentarse a la escasez y a la inflación para hacer la lonchera de todos los días. Preparar la comida de lunes a viernes se ha convertido en un reto en tiempos de desabastecimiento y altos costos, especialmente si se busca que sean variadas, saludables y nutritivas.
“Lo máximo que puedo hacer yo es mandarle una arepita con Rikesa o Diablitos a mi hijo. Pero como es difícil conseguir la Harina PAN, ahora será que le mandaré sándwiches”, explica la señora Vilma, comerciante y madre de un niño de 12 años.
De acuerdo a cálculos establecidos por Efecto Cocuyo, incluir los tres grupos básicos que aportan distintos nutrientes (carbohidratos, grasas y proteína) a la dieta escolar, significaría un promedio de Bs. 5.940 mensuales.
Pero armar una receta balanceada no necesariamente debe ser un golpe al bolsillo. Por eso, la presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Venezuela Nixa Martínez sugiere que se busquen productos que sustituyan las carnes de res y de pollo y las harinas de maíz.
“Debido a lo difícil que es conseguir harinas, se le pueden dar al niño otros carbohidratos que aportan los mismos nutrientes y que son más fáciles de encontrar, como los tubérculos (papa) y los cereales”, afirma Martínez.
Las arepas en el desayuno pueden ser sustituidas por sándwiches, pero los especialistas recomiendan que contengan proteína animal, como atún o jamón, y vegetales para que exista un mayor balance. Igualmente, el huevo sirve como sustituto de la carne y aporta los complementos necesarios en el desayuno. En el caso de los niños que practiquen algún deporte o actividad física, es necesario darles un mayor aporte de contenido calórico para que tengan más energía.
Frutas como las manzanas y las uvas son costosas, por lo que la nutricionista sugiere el consumo de fruta de acuerdo con la temporada para que haya un menor impacto en el bolsillo. La parchita, el mango, el cambur y la patilla sirven como meriendas o acompañantes del desayuno aún mejores que galletas o chucherías.
En el caso de los almuerzo, dada la dificultad de conseguir carne o pollo y sus elevados precios, los especialistas proponen sustituir estos alimentos con sardina o granos. Aunque ninguno de estos productos se salva de la inflación.
“Una alternativa proteica es la carne de soya, que resulta más económica que otras carnes. Su sabor es fuerte pero se le puede poner el aliño tradicional y prepararse como carne molida o en albóndigas”, asegura la presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Venezuela.
La preparación de la lonchera resulta más saludable para los niños que comer en la cantina. Sin embargo, para Martínez resulta favorable que se tomen medidas como la establecida en la Gaceta Oficial número 40.736, donde se prohíbe la venta en colegios y liceos de alimentos con alto contenido de sodio, como el té y café, a niños y jóvenes menores de 18 años.
Igualmente, el Ministerio de Educación decretó el pasado martes 8 de septiembre la restricción del uso de aceites vegetales y la venta de salchichas. Sin embargo, la especialista señala que las medidas por mejorar la alimentación de los niños tiene que ser supervisada y continua para que haya resultados positivos.
Para Martínez, la situación de escasez no afecta solamente al desarrollo de los niños, sino también a las madres por el estrés y preocupación que genera el desabastecimiento. En el caso de los más jóvenes, una mala alimentación podría afectar el rendimiento escolar y el proceso de aprendizaje con consecuencias a largo plazo. El decaimiento es uno de los síntomas más comunes que produce la deficiencia de nutrientes en los niños.
“Es muy temprano para decir ahora cuáles son los efectos que ha tenido la escasez en la salud del venezolano. Sin embargo, dentro de dos o tres años se puede hacer un estudio para conocer el problema a profundidad”, afirmó la presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Venezuela.
Para Alicia Martínez, madre de dos, no importa qué se consiga en el mercado ni el alto costo, la nutrición siempre está primero: “Dejaré otras cosas, pero no dejaré de alimentar a mis hijos”, asegura.