Caracas es una ciudad musical. Para Ana Cecilia Loyo, cantautora, la ciudad se encuentra en el sonido de las guacamayas que surcan el cielo a las cinco de la mañana, en el ruido de los carros, los poemas de Aquiles Nazoa y el jazz. Para Jorge Torres, mandolinista, la ciudad suena mucho a salsa y a las tonadas de Conny Méndez.
Dos puntos de vista sobre la ciudad se encuentran en la música en este 452 aniversario de Caracas. La cantautora y el mandolinista compartieron con Efecto Cocuyo los lugares donde se puede encontrar y revisitar a la capital venezolana desde el punto de vista musical y parte de su trayectoria.
Para la cantautora Ana Cecilia Loyo, Caracas siempre está sonando, siempre está en movimiento, “y eso es gracias a su gente”. La nativa de Coro (estado Falcón) se vino de Mérida en el año 2011, luego de terminar sus estudios en Diseño Industrial en la Universidad de Los Andes. Estar en la ciudad es “otro ritmo, otra calidad de vida”. Con el tiempo y con las visitas al interior del país, se dio cuenta de que el ritmo caraqueño se volvió adictivo para ella.
Luego de su formación en la casa de cultura José Félix Sánchez y su paso por Venezuela Inmensa, agrupación femenina de música tradicional venezolana, dedicó sus primeros años en Caracas a preparar su primer disco, Sol Mayor (2013). Su propuesta musical contó con el apoyo del integrante de C4 Trío, Héctor Molina, quien hizo los arreglos de las piezas.

“Ser artista o ser cantante en estos momentos no es lo más fácil. Pero bueno ¿para qué hacerlo fácil si difícil también se puede. Creo que lo que uno sueña a veces no son cosas fáciles pero si uno se empeña y lo hace con mucho amor creo que salen las cosas”.
Ocho años después de esa primera incursión como solista, este 2019, Loyo presentará en el Centro Cultural BOD, su concierto Ciudad de guacamayas, postales de Caracas, este sábado 27 de julio a las 5:00 p.m.
“Ciudad de Guacamayas es un tema dedicado a mi hijo. Cuando uno viene del interior, Caracas es como muy dura. Pero cuando te detienes a ver atardeceres, guacamayas. Es como que la naturaleza no se olvida de Caracas. Tiene una montaña que es maravillosa, que te abraza”.
Para Loyo, la ciudad tiene rincones “muy sabrosos”. La comida es un punto de encuentro para los caraqueños, donde además se mezclan las sazones de todo el país. “Abre un lugar de cocadas y todo el mundo se va para allá, abre un lugar de galleticas y todo el mundo se va para allá”.
Para Loyo, los Próceres, el Parque del Este, el Parque de Los Caobos, el Teatro Teresa Carreño, el Centro Cultural BOD y las noches de Guataca son lugares imprescindibles para revisitar y encontrar la ciudad musical.
La ciudad multicultural de Jorge Torres
“En Caracas no sólo se hace música venezolana, sino que también se hacen otros estilos. gracias a la ciudad he tenido la oportunidad de incursionar en todos estos géneros“, comentó el mandolinista Jorge Torres, quien dio sus primeros pasos en la música a los 8 años de edad. Comenzó en la Escuela de Música José Reina de San Bernardino. Allí aprendió cuatro, guitarra y mandolina. “Tu no eliges el instrumento, sino que ellos a ti”.
Junto a Álvaro Paiba y Edward Ramírez, formó parte del Ensamble Kapicúa, grupo que le abrió las puertas a trabajar con grupos e intérpretes de la talla de Serenata Guayanesa, Cecilia Todd, Ana Cecilia Loyo y más. Luego siguieron las actividades de la Movida Acústica Urbana (MAU) iniciativa de la que fue fundador.
En su haber tiene dos discos: Estado neutral (2011) y En la cuerda floja (2017), este último dedicado a varios espacios de Caracas, como Catia y la Ciudad Universitaria. Para Torres la ciudad musical se puede encontrar y revisitar en las casas culturales, como la Fundación Bigott, ubicada en el casco histórico de Petare.
“El casco colonial de Petare parece que lo sacaron de un libro de cuentos fantásticos. Parece increíble que esté en una de las barriadas más grandes de Latinoamérica, que se encuentre intacto, con su arquitectura, con su museo de cultura popular y con esta casa que es bellísima y donde siguen haciendo talleres y todo es enfocado en que la gente aprenda las tradiciones venezolanas“.

El Trasnocho Cultural y las Noches de Guataca, plataforma que organiza dos temporadas anuales de conciertos de música tradicional venezolana, el Centro de Arte Los Galpones y el Centro Cultural BOD forman parte de la lista de lugares fundamentales para revisitar la ciudad musical.
También el Banco del Libro, donde Torres y su esposa, la cantante Andrea Paola, participan en La Hora del Cuento el cuarto sábado de cada mes a las 11 de la mañana. Su agrupación, Mi juguete es canción, es “un espacio libre para que los niños escuchen música y cuentos y se puedan nutrir de eso”. La entrada es gratuita.
A la fecha, Torres se encuentra cerrando el proceso de recaudación de fondos para el lanzamiento del disco de Andrea Paola y trabajando junto a la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho y Mi juguete es canción. Para celebrar este aniversario, recomendó una canción de su repertorio, que precisamente se llama Caracas.
“La música de Caracas es la música como la sientas. Hay gente que la siente en salsa, pero hay otros que les suena a joropo llanero o que les suena a blues. Es muy interesante porque hay muchos compositores venezolanos que dentro de su catálogo de piezas tienen obras o dedicadas a Caracas o que se llaman específicamente Caracas. Me salió un ritmo de danza zuliana que es una cosa como bien evocativa pero quizás esa es la Caracas que yo imagino, que yo viví de niño y que quiero seguir viendo”.
Fotos: Mairet Chourio