Los venezolanos, siempre acostumbrados a celebrar navidad por todo lo alto, han tenido que cambiar sus tradiciones este año. La escasez, la inflación y las despedidas han marcado las festividades de 2016.
“Mi mamá tuvo que hacer una cola de 11 horas para comprar 4 kilos de harina Pan, y con eso fue que hicimos las hallacas. Además, pasamos todo el mes sin comer arepas, bollos o cualquier cosa con la harina para poder guardarla”, dijo Yhoger Contreras desde Táchira. Pero no son problemas únicos de la frontera: en la casa de María Jiménez, en Caracas, antes se hacían entre 300 y 400 hallacas. Este año se hicieron 42.
Tampoco han comprado las uvas, el ponche crema o vino para brindar. “Este año brindamos con refresco”, dijo Jiménez, quien gana sueldo mínimo en su trabajo. El kilo de uvas nacionales se puede conseguir en Bs 2.800, una botella de ponche crema en Bs 12.000 y el vino más barato en Bs 8.500. Solo esas tres cosas suman Bs 23.300, lo que dejaría Bs 3.700 para el resto de los gastos. “Antes teníamos mínimo dos botellas de ponche crema, porque a mi abuela le encanta, y de vino podíamos tener hasta tres”.
En su casa tampoco se ha comprado el pan de jamón y no sabe si lo harán. El más económico cuesta Bs 6.000, es decir, el 22% del salario mínimo. El típico plato navideño venezolano también incluye pernil y el kilo está en Bs 7.000. Uno de 5 kilos cuesta Bs 35.000, Bs 8.000 más que el salario mensual.
Hacer una pequeña ración de ensalada de gallina cuesta Bs 13.140: un kilo de pollo cuesta Bs 5.640 en el Mercado Guaicaipuro, el de zanahoria Bs 1.400, el de papa Bs 1.600 y una bandejita de cuatro manzanas se puede conseguir por Bs 3.000. La mayonesa es difícil de conseguir y, de hacerlo, cuesta cerca de Bs 1.500.
Y eso sin contar las hallacas: la más barata que se consigue en las calles cuesta Bs 4.000.
Pero no solo es la comida lo que ha cambiado en las familias venezolanas: los usuarios consultados por Efecto Cocuyo coincidieron en que este año no compraron muchos regalos, “solo para la familia cercana. Antes le compraba a toda mi familia y a mis amigos. Ahora se ha vuelto imposible”, aseguró Manuel Nieto. “Antes era solo celebración. Ahora todavía celebramos, pero con quejas y lamentos”.
Lo mismo dijo Pierina Sora, quien aseguró que “antes compraba pequeños detalles para mi familia y este año lamentablemente, debido a los altos costos, no se puede. Además, en mi casa hacíamos una torta tipo bizcocho y por la escasez de los ingredientes no se pudo”.
Para Nieto la incertidumbre política también contribuye a menguar el ambiente navideño del país. “Ahora vivimos agobiados y preocupados esperando una sorpresa, como que Diosdado Cabello cumpla una amenaza o salga Nicolás Maduro diciendo algo como que hasta ese día circulan los billetes de Bs 100”.
En las calles tampoco se ven adornos como se veía anteriormente, señaló Alejandra José. “Todo está muy solo y lleno de oscuridad. Antes había muchos eventos navideños, pero ahora las personas no adornan ni siquiera sus casas, que antes era como una competencia por ver quién adorna más”.
Y para Samuel Coelho lo más difícil de esta navidad es que no está su familia para celebrar juntos. “Muy buena parte de mi familia está fuera. Antes nos reuníamos todos los 25 en casa de mi abuela paterna y ya eso no se hace. Los 24 nos reuníamos en casa de mi tía y este año no lo vamos a hacer porque mis primas están fuera y ella no está de ánimos. Lo que más se ha roto ha sido un tema emocional, un tema de encuentro. Ahí nos ha pegado mucho”.