Por Ibis León / @ibisl
Los zapatos con los que el capitán Ramzor Bracho corría pentatlones siguen en el mismo sitio donde los dejó el 9 de marzo de 2014. Ese domingo se despidió, por última vez, de su esposa la teniente de la Guardia Nacional Yendri Velázquez y salió de su apartamento para regresar al estado Carabobo, donde cumplía guardia en el Core 2. Tres días después, el 12 de marzo, una bala le atravesó el pecho y lo mató instantáneamente.
Ese domingo, Yendri recuerda, Ramzor tenía una mirada triste. –¿Sabes cuando tu abrazas a alguien y le sientes la tristeza en el alma? Así lo sentí ese domingo, cuando se fue” –cuenta.
El capitán estaba destacado en el Core 2 y contenía las protestas violentas que se habían extendido y recrudecido en el estado, al igual que en las principales ciudades del país, desde el 12 de febrero. Su plan era mudarse al municipio San Joaquín de Carabobo con su esposa ( tenían tres meses de casados) apenas terminara el trabajo.
El miércoles 12, Yendri llevó tarde a su hija más pequeña al colegio. Eran las 7:30 am y recibió la primera llamada de Ramzor. Ella le comentó que iría a Caracas y luego, al mediodía, a Guarenas, a visitar a su madre.
Era cerca de las 1:30 de la tarde cuando sintió un estremecimiento que le recorrió el cuerpo.
Al llegar a Guarenas se dio cuenta de que Samanta, la perrita que Ramzor le había regalado el 10 de febrero, no tenía perrarina, así que decidió llamarlo para informarle –como hacía con todo– que saldría a comprarla.
–Llamé, llamé y llamé y nada. Descargué el teléfono llamándolo, pero no me contestó. Yo le dije a mi mamá que debía estar en algo bien fuerte para que no me contestara, porque aunque estuviera reunido en Miraflores él me atendía así fuese para decirme que estaba ocupado. Entonces le puse la pechera a la perra y me fui –relata.
El teléfono fijo repicó. Yendri acababa de regresar y contestó. De la bocina del aparato escuchó una voz que lloriqueaba, era la mamá de Henry, su hermano de crianza y mejor amigo de su esposo, quien le decía entre sollozos que a Ramzor le habían disparado.
Cada imagen y cada palabra la trasladan a aquel 12 de marzo. Cuando escuchó la noticia empezó a transpirar aceleradamente, pero disimuló porque no quería que sus hijas se enteraran hasta no estar completamente segura. Se puso los pantalones corriendo y metió en la cartera sus credenciales, el dinero que tenía, las llaves, los dos teléfonos y el cargador. Cuando salió a la avenida sonó uno de los celulares. Era Henry.
[soundcloud url=»https://api.soundcloud.com/tracks/190180389″ params=»auto_play=false&hide_related=false&show_user=true&show_reposts=false&visual=false» width=»100%» height=»150″ iframe=»true» /]
El capitán Bracho murió en el acto por un disparo en el pecho, en la avenida Feo La Cruz de Mañongo, municipio Naguanagua, a las 3:35 de la tarde. El 13 de marzo, justo el día en que cumplían 3 meses de casados, Yendri volvió a ver a su esposo dentro de un ataúd bañado en formol.
–Olía a formol horrible, horrible, horrible que apenas entré a la habitación me salí a vomitar porque me ahogó el olor. Ahí lo consigo desnudo, frío y tenía marcado los números del expediente en la pierna… Eso me dio mucha rabia y mandé a buscar jabón y lo bañe. Pedí que me dieran unos minutos a solas con él y empecé a pelear y le pregunté que cómo se había dejado matar si su vida no era de él sino mía . “Cómo se te ocurre dejarte matar, no te acordaste que yo estaba aquí, que yo dependo tanto de ti”, dice mientras solloza.
El capitán se habría salido del vehículo en el que hacía un operativo de la Guardia Nacional, que intentaba dispersar una manifestación violenta, cuando vio que un joven guardia, de 21 años de edad, se desangraba en el Distribuidor Mañongo y, sin pensarlo, salió a ayudarlo. Mientras lo levantaba del suelo fue atravesado por la bala. Murió el mismo día y en el mismo estado donde asesinaron al estudiante opositor Jesús Acosta . El caso se mantiene en fase de investigación y se presume que el autor intelectual está fuera del país.
El presidente de la República, Nicolás Maduro, asistió a la capilla ardiente donde velaron el cuerpo de Ramzor y le entregó a sus familiares las presillas con las que ascendió al capitán al grado de Mayor y la Orden Libertador.
Yendri conserva de él su bicicleta y sus tenis (a Bracho le encantaba entrenar para participar en competencias en su tiempo libre); también conserva sus botas militares, bien lustradas, algunos uniformes, los cubiertos que utilizaba para comer, su plato y su vaso (identificados con su nombre), sus películas y sus libros; todo, absolutamente todo y en el mismo lugar porque dice que es muy doloroso guardarlo. Alcanzaron a casarse sólo por civil el 13 de diciembre de 2013 y tenían pensado unirse en matrimonio por la iglesia en julio de 2014.
A once meses de su muerte, Yendri le compra rosas blancas a su esposo. Una flor de ese color fue la que le regaló a Ramzor en su último cumpleaños.
–Ramzor era el angelito mandado por Dios para mí –Yendri sonríe.
Como dice el dicho, él que a hierro mata a hierro muere. Que ironía fue un ángel para Yendri y el 5 de marzo de 2004 fue el verdugo de la Sra Evangelina Carrizo, destruyendo a un hogar. Espero que Dios lo perdone.