Ser profesor universitario en Venezuela hoy, más que nunca, requiere de resiliencia. Así lo percibe Alicia Villamizar, docente de la Universidad Simón Bolívar (USB) desde hace 25 años y actual jefa del Departamento de Estudios Ambientales.

Como bióloga, con estudios de maestría y doctorado, ha sido testigo de la crisis que atraviesa la academia, a la par del país, y su peso en la capacidad de hacer investigación. Explica que, para un científico “ir al campo es vida”, porque es donde accede a los ecosistemas y organismos que va a estudiar.

Añora la época en la se hacían trabajos de campo hasta seis veces al año, porque “ahora si se puede hacer una vez es un milagro”. Actualmente hay pocos vehículos para estas salidas, también menos recursos. Las limitaciones incluyen equipos obsoletos en los laboratorios, que ponen en desventaja los resultados respecto a quienes tienen mayor tecnología.

“Por mucha buena voluntad, hay cosas que ya no se pueden hacer, lo que también se traduce en menos publicaciones en revistas arbitradas“, confiesa.

Pero Villamizar, que asiste a diario a la universidad, no cree en “tirar la toalla”. Bromea contando que cuando alguien le pregunta dónde está el departamento que dirige, se señala así misma. En 2015 robaron de su oficina las computadoras, el aire acondicionado, el filtro de agua. Como no había dinero para reparar el techo por donde entraron los delincuentes, ahora ella trabaja en su laboratorio.

“Ha sido duro, pero no nos amilana. Cuando nos reunimos la gente hablando de sus proyectos, de oportunidades, de alianzas otros colegas para apoyarse en las investigaciones”, relata. Siguen organizando actividades académicas, como cursos internacionales en las distintas especialidades.

Villamizar advierte que en las áreas científicas “no se puede relajar la exigencia“, igualmente que su motivación para seguir adelante son los estudiantes: “¿Cómo vamos a abandonarlos? Ellos son esponjas, pero también aprendemos de ellos, de sus trabajos extraordinarios”.

Cuando se habla de la migración, la coganadora del Premio Nobel de la Paz en el año 2007 como integrante del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático no conjuga con la afirmación de que “se ha ido lo mejor de Venezuela”, porque considera que en contraposición eso significa que en le país “se ha quedado lo peor”.

“Y no es así. Muchos se han ido y más se van a ir, eso no significa que estamos detenidos. También hay mucha gente que está y va a seguir estando. Los países siguen su curso, siguen porque hay quienes lo mueven aún en las peores condiciones”, sentencia.

Crecer en la universidad

Carlos Castañeda, de 32 años de edad, es abogado egresado de la Universidad de Carabobo (UC) y magíster en Ciencias Políticas de la USB. En 2010 comenzó a dar clases en esa casa de estudios como profesor contratado por trimestres y posteriormente pasó a ser ayudante de docencia, cuando cursaba la maestría.

En julio de 2017 ganó el concurso para convertirse en profesor asistente (tipo II), También ese año pasó a ocupar un cargo administrativo como coordinador del Ciclo Profesional.

Aún con todas las dificultades que atraviesa la universidad, quiere continuar su carrera docente. “Este año me toca hacer solicitud de pase de escalafón para quedar de forma definitiva en la USB, pienso hacerlo. Aspiro a ser un profesor propiamente de planta”, dice.

Al dar clases en el ciclo común de asignaturas del departamento de Ciencias Sociales percibe el esfuerzo cada vez mayor que deben hacer los estudiantes para continuar sus estudios, incluyendo sobrellevar la “involución” de los servicios de comedor y transporte.

“A lo interno nos quedamos sin tinta dentro de las impresoras y sin papel. Para reproducir exámenes nos dicen a los profesores que llevemos las hojas”, relata. La actividad de investigación, a su juicio, también resulta “entorpecida” y una de las razones incluye las fallas del servicio de Internet. Considera que hace falta reponer equipos como computadoras o proyectores para hacer presentaciones.

Castañeda cree que se han ido “profesores muy buenos”, pero que quedan en la universidad y el país personal académico “muy valioso”. Revela su profunda vocación por el aprendizaje y la enseñanza: “No me veo haciendo otra cosa”. De irse del país, sería para continuar su formación y luego volver.

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Periodista egresada de la UCV. Estudiante del posgrado de periodismo de investigación del grupo editorial Perfil y la Universidad del Salvador en Argentina.

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