Más que hablar de escasez, ahora se habla de una crisis por la falta de medicamentos en Venezuela. De hecho, el 26 de enero la Asamblea Nacional decretó la crisis humanitaria de salud. Ante este panorama, distintas voces del gremio farmacéutico se pronunciaron en un foro organizado por la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela en el que además de revelar datos formularon propuestas para bandear la situación. La conclusión es que el Ejecutivo debe actuar de manera inmediata.
Sobre la escasez de 90% de productos en las droguerías (que distribuyen a farmacias) y 80% de principios activos, advirtió Rómulo Pisani, presidente de la Cámara Venezolana de Droguerías (Cavedro). “Los inventarios no llegan ni a cinco días”, alertó.
Dijo que están en riesgo de desaparecer cerca de 2.500 farmacias privadas. Según sus cifras, los establecimientos pequeños reciben 10 veces menos que las grandes cadenas, lo que les perjudica enormemente.
El aspecto humano lo aportó el testimonio de Francisco Valencia, presidente de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida y, además, paciente trasplantado desde el año 2000. “Las personas no están muriendo por sus condiciones de salud, sino por falta de medicamentos”, insistió. Él aseguró que realmente se puede hablar de una crisis humanitaria de salud porque existe un déficit de 70% de los 150 medicamentos principales según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sobre ese porcentaje se pronunció el Poder Legislativo cuando declaró la crisis. En esa oportunidad acordaron establecer gestiones para que se pueda disponer lo más pronto posible de esos fármacos esenciales y pidieron también la publicación del boletín epidemiológico nacional. Exhortaron al Ejecutivo a permitir la transacción de medicamentos desde el extranjero sin fines comerciales, como último punto.
El diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Ricardo Molina, en esa misma sesión parlamentaria, instó a las universidades nacionales a presentar un plan para producir medicamentos en el país y recibió apoyo de manera unánime. De hecho ese fue uno de los motores del encuentro en la Facultad de Farmacia.
La Decana Margarita Salazar-Bookaman informó que desde la Facultad se declararon en alerta farmacéutica y exhortaron a la Comunidad Académica a constituirse en grupos de trabajo que contribuyan con ideas y acciones concretas para enfrentar la actual situación. Otros acuerdos son poner a la disposición del Estado el potencial técnico, científico y profesional de la Facultad de Farmacia de la UCV para contribuir en lo que considere necesario y finalmente proponerle al Ministerio de Salud un plan de acción para enfrentar la crisis.
Salazar- Bookaman insistió en que para poder producir fármacos dentro del recinto es fundamental tener financiamiento. Mensualmente la Facultad recibe 122 mil bolívares, según informó la Decana, y allí se producen sueros antiofídicos y sueros antiescorpiónico.
Otros aspectos de la crisis
El exdecano de la Facultad y profesor, Orlando Vizcarrondo, dijo que todo este proceso fomenta a los ilícitos farmacéuticos. Por ejemplo, la desesperación de quien busca medicamentos puede ser aprovechada por otros que les venden genéricos o copiados por originales, o vencidos como si no lo estuvieran. Asimismo, esto impulsa la importación ilegal o irregular de fármacos. Alerta que es menester que las donaciones de medicamentos sean reguladas y supervisadas, porque todo esto puede perjudicar la efectividad de las fórmulas.
Carlos Walter, exministro de Salud y director del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes), alertó sobre las compras de medicamentos que hace el Estado últimamente. “Eso no tiene ningún tipo de control”, insistió y recordó que la única fábrica que producía inmunoglobulina era del Estado (Quimbiotec) cerró por corrupción. Agregó que no puede verse esta crisis alejada de la situación económica. “Lo cierto es que necesitamos divisas para importar materia prima”, indicó.
Tito López, presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica, aseguró que las empresas están trabajando al 50% de su capacidad.
Luis Lippa, diputado de la fracción opositora de la Asamblea Nacional, refirió que es necesario sincerar los precios de los medicamentos. “¿Qué hacemos con que los productos estén baratos si no se consiguen?”, preguntó. Dijo que tener un enfermo en la casa significa enfermar a toda la familia porque el estrés de conseguir los medicamentos los afecta a todos. “Hay licor y cigarrillos, pero no hay vitaminas o medicamentos”, apuntó.
Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela, explicó que de 45 millones de unidades que se necesitaban, en enero apenas contaron con 7 millones. “La situación es sumamente grave. Se están muriendo los pacientes por falta de medicamentos, por lo que nosotros le pedimos al Presidente de la República establezca un compromiso de pago”, dijo.
Los ponentes coincidieron en que es necesario que desde el Ejecutivo se reconozca la deuda con los proveedores, así no puedan saldarla. Eso es fundamental para que puedan empezar a producir.