Protesta diálisis

“No nos están dando nuestro tratamiento, no se está cumpliendo”, decían pacientes con insuficiencia renal de Unidad de Diálisis Juan Pablo II en Caracas. Tras 24 horas sin que ningún paciente se dializara, trancaron la avenida Nueva Granada a modo de protesta.

Por un bajón eléctrico en la noche de este martes 17 de mayo, la tarjeta madre de las máquinas de hemodiálisis se dañó, por lo que al día siguiente no habían atendido a ningún paciente. Las autoridades aseguraron que a las 7:00 am, el repuesto saldría desde Valencia hasta Caracas para resolverlo lo más pronto posible, pero pasado el mediodía las máquinas seguían paradas. “Ellos resuelven siempre tarde”, dijo Alexander Casanova, uno de los pacientes.

La máquina sustituye las funciones principales del riñón, hace pasar la sangre  a través de un filtro (operando como riñón artificial) donde se realiza su depuración y retorna nuevamente al paciente libre de impurezas.

A esto se le sumó la inasistencia del personal médico. Si bien esperaban a la doctora Alicia Hernández, directora de la institución, ninguna de las enfermeras acudió a trabajar esta mañana. Fue una medida de presión para exigir mejores sueldos. “Ganan menos de sueldo mínimo”, decían los pacientes.

Cerca de 400 pacientes reciben su tratamiento en esta Unidad, divididos en tres turnos, por lo que la institución necesita, mínimo, 10 enfermeras por turno. Los manifestantes esgrimían el argumento de que, así se restableciera el sistema el día de hoy, quedarían sin realizarse uno de los tratamiento.

Los pacientes con insuficiencia renal necesitan dializarse cuatro horas al día tres veces por semana, para poder mantenerse saludables. “Cuando la gente no se somete al tratamiento, empiezan a acumularse todos los productos tóxicos del metabolismo; eso es muy nocivo, se acumulan los electrolitos, el potasio, el sodio y eso pone en peligro la vida de la gente”, explicó el doctor Gregorio Riera.

En la Unidad de Diálisis, los pacientes reciben sólo tres de las cuatro horas estipuladas de tratamiento, desde hace un par de semanas. Para Riera, esto es muy grave porque las sustancias de desechos se acumulen en su organismo. “Pueden seguir viviendo, pero con peores condiciones de vida”.

“Somos pacientes discapacitados y necesitamos ayuda. No hay apoyo”, dijo Lineth Márquez. “La institución está por el piso, administrativamente y con nosotros, de salud”.

Luego de mantener la protesta durante más de una hora, los pacientes y sus familiares llegaron a un acuerdo. Si en el transcurso de la tarde no se restablecían los tratamientos, volverían a la calle.

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