Pocos conocen lo que pasó el día que se suponía sería la última audiencia de Leopoldo López. La razón principal es que al Palacio de Justicia está prohibida la entrada de los medios de comunicación cuando el líder de Voluntad Popular (VP) asiste a alguna sesión de juicio y todos los accesos al edificio de tribunales quedan fuertemente custodiados por un batallón de militares.

Dos periodistas del diario El Nacional que pudieron entrar ese día, encubiertos bajo alguna excusa, fueron expulsados minutos antes de que la audiencia comenzara, a las 4:00 pm. Sin embargo, allegados a la familia de López, que compartieron momentos con su esposa y su madre durante la espera en el pasillo del piso 2, contaron a Efecto Cocuyo algunos detalles, incluso escenas que pasaron puertas adentro en la sala de juicio, como el regaño que la jueza Susana Barreiros le dio a López en un pequeño instante de euforia del preso.

  • Leopoldo López estuvo ocho horas en el sótano del Palacio de Justicia, sin comer. Es allí donde usualmente espera cada vez que asiste a una comparecencia ante la juez. Llegó a las 6:00 am del viernes 3 de septiembre y no fue hasta pasadas las 4:00 pm cuando supo que el retraso de la sesión se debía a la ausencia de Marco Coello, uno de los cuatro jóvenes con los que comparte causa procesal.
  • Cuando la jueza decidió separar los expedientes y comenzar la audiencia, a López le permitieron comer. Le entregaron un shawarma de vegetales que Lilian Tintori, su esposa, le había traído para almorzar. Ella también le llevó una bolsa de chocolates, como regalo de su viaje a Estados Unidos, donde dos días antes se había reunido con Jhon Kerry, el Secretario de Estado, para exponer el caso de su esposo y abogar por la liberación de todos los presos políticos.
  • Marco Coello no aparecía y a mediodía los rumores corrían por el pasillo del piso 2. Su madre y abogado, Dorys de Coello, rezaba y sostenía un rosario. Empezó a llorar cuando Antonieta Mendoza, madre del líder de VP, se le acercó para conversar y la abrazó. Los allegados a López y a los estudiantes ya comentaban sobre la posible fuga del joven de 19 años antes de que el Ministerio Público emitiera el boletín de prensa en el que anunció que se había ido a Miami, el día anterior. Fue a las 3:00 pm cuando el auxiliar de la jueza llamó a los abogados para informar que la audiencia sí se daría. Parte de la defensa de Coello pudo entrar en calidad de observadores, pero su madre se marchó.
  • “Familiares directos y abogados de los acusados”, fue el llamado a las 4:00 pm. Tintori había preparado una lista de 30 observadores, entre allegados y familiares, para que entraran a la audiencia. El alguacil permitió la entrada sólo a 12 de ellos, con el argumento de que la sala estaba llena. Para sorpresa de quienes sí pasaron, la mitad de los asientos estaba ocupada por funcionarios, identificados con carnets.
  • Minutos después de que la audiencia de López iniciara, los militantes de VP que se concentraban frente a la iglesia Santa Teresa decidieron retirarse para esperar, en vigilia desde la plaza Bolívar de Chacao, una sentencia que no llegaría ese día. Antes de continuar el camino, bordearon todos los costados del Palacio de Justicia que custodiaba la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Empezaron a aplaudir, a gritar consignas, frases de apoyo, “fuerza y fe”, “liberen a Leopoldo”, y remataron con el Himno Nacional. Todo eso se escuchó en la sala de juicio. El bullicio opacaba el discurso de la defensa de Christian Holdack, que se disculpaba con los presentes: “Perdonen si no me hago escuchar, pero es que la bulla es muy fuerte”, dijo su abogado, sonriendo. Detuvo su intervención por unos minutos y entonces López respondió con aplausos, sonrisas y miradas sugerentes a la jueza, quien le ordenó “compostura”, con el rostro desencajado. “¿Está viendo?”, le decía López sin que se escuchara su voz. La frase se la leyeron en los labios. “Fue un momento muy emocionante”, dijo un testigo que estuvo en la sala hasta el final.
  • Mientras la bulla de los militantes de VP retumbaba en todos los pisos del Palacio de Justicia, trabajadores se asomaban a las ventanas para ver qué pasaba. Fue allí cuando funcionarios de la GNB ingresaron al recinto e hicieron un recorrido por todos los pisos para ordenar a los empleados que volvieran a sus puestos de trabajo, que no tomaran fotos, que no llamaran a nadie y que ignoraran lo que allí pasaba. La amenaza de uno de los uniformados fue clara: “Estamos desde abajo viéndolos y les vamos a tomar fotos a ustedes si se vuelven a asomar”.
  • El primer receso de la audiencia ocurrió a las 6:00 pm, cuando ya todos los presentes estaban convencidos de que más tarde tendrían la sentencia. La madre de López aprovechó para ir al baño, pero antes le dijo a una persona que esperaba afuera: “Sí, está listo, hoy sí van a sentenciar”. Todos volvieron a entrar a la sala una hora después. Desde afuera, en la calle, se veía que todas las luces de las oficinas del recinto aún estaban encendidas, incluso cuando la mitad de los trabajadores se retiró antes de culminar la jornada laboral “para contribuir con el ahorro energético”.
  • El segundo receso fue a las 11:00 pm. Cuarenta minutos después fueron llamados a la sala nuevamente para que la jueza anunciara que “por la hora”, la audiencia quedaba diferida para el jueves 10 de septiembre. Cuando el abogado de López, Juan Carlos Gutiérrez, se quitó la toga, el sudor que lo empapaba fue evidente para todos. Estaba muy cansado y se lo hizo saber a los familiares de López. Por esa razón se marchó sin ofrecer declaraciones a los medios, que esperaban abajo, a tres cuadras del Palacio.

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