Vasco Da Costa ha estado sometido a detenciones y torturas en los últimos 17 años. Han sido ocho capturas y tres allanamientos a su residencia, acompañados de golpes, patadas y robos. Su hermana Ana María Da Costa, le exige a la Alta Comisionada, Michelle Bachelet que asista los casos de los presos políticos en el país.

“Queremos que la doctora Bachelet hable con nosotros, que vea la realidad de la Venezuela torturada que ha luchado siempre por su libertad. Nosotros existimos y tenemos que ser tomados en cuenta”, expresó Da Costa.

Ana María, como otros familiares de presos políticos de Venezuela, reclaman que como resultado de la visita de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), se realice un informe técnico que describa la situación que viven las víctimas.

“Si (Michelle Bachelet) hace un informe en el cual se describa realmente lo que pasa en Venezuela, nosotros habremos conseguido algo importante para nuestro país, para ahora y el futuro, porque va a quedar registrado lo que ha pasado en estos 20 años de oscura historia“, dijo.

La Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), tiene planificada una visita a Venezuela desde el 19 de junio hasta el 21 de ese mes. El objetivo es visualizar las violaciones de los derechos humanos, que su oficina constató en marzo.

A Vasco, politólogo, lo detuvieron y torturaron por primera vez en 2004. Luego fue víctima de múltiples capturas breves. En 2014 a raíz del movimiento político para derrocar a Nicolás Maduro, fue detenido de nuevo. Vasco, además, líder de la agrupación política Movimiento Nacionalista, promovía la abstención electoral al señalar de irregular al sistema de votación venezolano.

“Promovió la abstención en un sistema caduco porque lo han violentado demasiado. La Operación Reconquista del Movimiento Nacionalista, es cuando Vasco y muchos nacionalistas fueron presos”, expresó.

Sin embargo, aunque lo excarcelaron en octubre de 2017, en menos de un año, en abril de 2018 lo volvieron a detener. Le acusaron de los delitos de asociación para delinquir, agavillamiento e instigación a la violencia, aunque, después de más de un año no ha sido juzgado.

Pero Ana María no tiene esperanza de que Vasco sea liberado con la visita de Bachelet. Tampoco se preocupa por ello, porque asegura que él seguirá firme en su posición política y sería arrestado nuevamente.

“Yo no me preocupo ya por la libertad de Vasco. Yo estoy preocupada por la nueva captura, porque mi hermano no se va a ir del país y va a seguir diciendo lo que ha dicho durante 20 años”, afirmó.

Además, el cuerpo de Vasco no es el mismo. Tiene 60 años, a diferencia de los 43 de cuando lo torturaron por primera vez. Cuando le colocan los grilletes, no puede seguir el paso de los reclusos más jóvenes. A su hermana le preocupa que empeore su salud.

“¿Será que nosotros vamos a aguantar la próxima captura?¿Será que mis hermanos y yo vamos a aguantar que nos torturen y nos hagan daño otra vez? no lo se”, expresó.

En exigencia de la libertad de su hermano, ha avocado su vida a esta lucha. Sacrificó aspiraciones personales al mantenerse en esta causa por casi dos décadas. Y después de ese tiempo, más que justicia por su hermano, lo hace por Venezuela.

“Nosotros perdimos nuestros sueños personales, porque los perdimos. Tenemos 20 años en esto, los más viejos. Yo hice de Venezuela mi sueño. Mi sueño ahora es ver a Venezuela en libertad”, expresó con ánimo en su tono de voz.

Detenciones

Ha sido una lucha dura, comenta Ana María. Una lucha que, sin embargo, no la logra derrotar; se mantiene firme como los pensamientos de su hermano, recluido en la cárcel militar de Ramo Verde. Ha visto cómo el politólogo ha contrariado a los Gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro y cómo ha sido reprimido.

La última detención de Vasco su hermana la describe como horrorosa. Fue brutalmente golpeado junto a su hermano Thiago Da Costa, en su casa en Caracas. Ana María corrió a esconderse en el baño, donde permaneció por más de tres horas. Desde ahí escuchaba los gritos de dolor y los destrozos a manos de los funcionarios del Sebin y Dgcim.

“La última captura fue brutal. Tumbaron la puerta de mi casa y mis hermanos me escondieron, me dijeron ‘quédate aquí adentro’ y me escondí en un baño. ‘Oigas lo que oigas, pase lo que pase, así nos maten no salgas, porque puede ser peor’”, relató.

Da Costa aseguró que durante el procedimiento los funcionarios también robaron la vivienda, le pegaron a ambos con un cable de televisor como si fuera un látigo y producto de los golpes, su hermano mayor, Thiago, aún presenta problemas para caminar.

“Mi casa la destruyeron. Se robaron todo lo que pudieron. Fue horrible. Cuando salí lo que encuentro es a mi hermano golpeado, que me estaba buscando porque el creía que me habían llevado”, contó.

En ese momento Vasco permaneció desaparecido durante los tres días posteriores al hecho, cuando el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, aseguró en televisión nacional que la detención era resultado de “desmantelar una célula terrorista que pretendía atentar contra la paz de la República”.

La tortura

Reciben golpes hasta que se su organismo cede y se defecan encima. Los excrementos se los untan en la cara. Les colocan máscaras, de las cuales los cuelgan hasta que se desmayan del cansancio. Luego los despiertas para empezar de nuevo el ciclo de tortura.

Así describió Ana María las palizas “escalofriantes” a las que ha sido sometido Vasco por parte de los cuerpos de seguridad del Estado. Estas prácticas le ha generado un tumor en el ojo izquierdo, según Da Costa, quien denunció que tampoco ha recibido los tratamientos médicos.

“En mayo lo llevaron al hospital militar y dijeron que no, que no era nada, que era un pterigion (inflamación en el tejido de los ojos). Pero comenzó a crecer alarmantemente.  La semana pasada lo llevan al hospital militar y resulta que tienen un tumor”, contó.

En el hospital le pidieron realizar una citología de impresión conjuntival (técnica para evaluar la superficie ocular), pero no ha podido conseguirlo porque ya no se realiza en el país, aseguró.

“Necesito que mi hermano sea trasladado urgentemente al Hospital Militar. Si el tumor es maligno y explota, se le va esparcir el cáncer por todo el organismo. Vasco no tiene en riesgo solo su ojo izquierdo, tiene en riesgo su propia vida”, expresó.

A pesar de todo lo que ha vivido Vasco, no ha recibido sentencia por los crímenes que se le acusa. Le han diferido las audiencias en diferentes oportunidades y no terminan de juzgarlo. Se mantiene en un limbo jurídico.

“En todos estos años nunca le han abierto un juicio. Vasco nunca ha sido juzgado ni sentenciado. No ha tenido la oportunidad de defenderse”, dijo.

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Fotos: Cristofer García y Miguel Rodríguez.