Después de unos Carnavales secos, Semana Santa viene aún más seca para Margarita. Los irregulares cortes de agua cada tres o cuatro días serán sustituidos por un racionamiento aún más estricto. Hidrocaribe, la hidrológica a cargo del suministro del servicio en los estados Sucre, Anzoátegui y Nueva Esparta, anunció que este viernes 26 de febrero entrará en vigencia un plan de emergencia, con ciclos de racionamiento entre 10 y 21 días. A menos de un mes, los hoteles y posadas no tienen las reservaciones a tope para el asueto.
“El racionamiento de agua va a afectar a la totalidad de los hoteles de la isla, no es que se va a aplicar en ciertos sectores“, aseguró José Yapur, presidente del Consejo Superior de Turismo (Conseturismo). Al racionamiento, agregó, se suma también la restricción de suministro de agua a través de cisternas, la única solución a la que tienen acceso algunos hoteles y posadas.
“No hay suficientes cisternas para abastecer a todos los hoteles grandes de la isla”, dijo Jesús Robil, dueño de la posada E’Paíto, ubicada en Juan Griego. En los 13 años que tiene administrando el recinto, nunca había pasado por una situación similar a la que se vive en Margarita actualmente. “Antes pasábamos tres o cuatro días sin agua y luego la ponían. Daba chance de llenar los tanques; pero ahora ya tenemos siete que no recibimos“, afirmó.
Los sitios cinco estrella tampoco están exentos de su cuota de racionamiento. De acuerdo con el gerente de uno de estos hospedajes, el servicio a cuentagotas también toca la puerta de sus huéspedes. “Nuestro tanque y sus capacidades de almacenamiento no son suficientes para proveer el servicio de agua durante toda la Semana Santa“, señaló.
Hasta los momentos, no se han visto en la necesidad de comprar cisternas porque tienen un tanque de gran capacidad. Sin embargo, precisó que muchos hoteles no tienen acceso a esta opción porque fueron construidos hace tiempo y no pueden agregar un tanque que almacene grandes cantidades de agua en sus infraestructuras.
La solución de las cisternas también resulta inviable para otros, tanto por la ubicación del hotel o la posada, así como por sus costos. Dependiendo de la duración del viaje y de los litros de agua que transporte, un vehículo de este tipo puede cobrar entre 15 mil y 50 mil bolívares por el servicio.
“Hay hoteles grandes, de más de 200 habitaciones, que efectuaron gastos de cinco millones de bolívares en pago de cisternas para suministrar agua a sus huéspedes. Eso era de cuando tenían suministro de agua cada siete días”, precisó Yapur. Ahora, agregó, los hoteles aumentarán la cuenta cuando reciban agua un día sí y 21 días no.

Los días que llega el agua a E’Paíto, el dueño de la posada deja la llave abierta para los huéspedes. Sin embargo, los días de racionamiento a él también le toca racionar lo que queda en el tanque. “Abro la llave para que tengan agua en unos horarios y se puedan bañar“. No sin agregar los problemas de higiene que puede traer cerrar los baños de piscinas y de centros comerciales.
A la falta de agua, los hoteles y posadas agregan más de un desaparecido a la lista de servicios. Jabones, champú y papel toilette también se vuelven imposibles de conseguir en la isla. Un paquete de cuatro rollos puede salir entre los revendedores a 2 mil bolívares, cuando el precio marcado ronda los Bs 40.
Escasez no solo hay en los productos de higiene, también en la comida. En E’Paíto antes había servicio de restaurante tanto para huéspedes como para visitantes. Sin embargo, llegó un punto en el que los precios se dispararon y dejaron de ser accesibles al público. Después, los ingredientes empezaron a faltar en el plato, hasta el punto en el que tuvieron que cerrar. “Es preferible no tener restaurante. Es un dolor de cabeza menos“, aseguró Robil.
Las sopas y los jugos naturales escasean más en los lugares de comida. La poca agua que hay, en botellones o tanques, es preferible dejarla para otras cosas. El acceso a ríos y manantiales en la isla también quedó restringido, luego de que los residentes intentaran buscar agua para llevarse a casa, aseguró Yendri Castro, quien vive Juan Griego.
“Las playas están solas. Primera vez que voy un fin de semana y veo poca afluencia“, afirmó Madelin Lugo, también residente de la zona de la bahía. “Lo que falta es que nos quiten la luz para que estemos en crisis. Provoca mudarse a Caracas”.
Castro agregó que, a pesar de que los toldos de las playas están más baratos para atraer turistas, la falta de duchas no resulta atractivo para los bañistas luego de nadar en agua salada, especialmente sin agua en casa tampoco.
Con Semana Santa a la vuelta de la esquina, las reservaciones están por el suelo para ser la temporada alta. “De acuerdo con la Cámara de Turismo, hay una baja. Las reservaciones están en 30% cuando para esta fecha ya habían reservado 70% u 80% de las habitaciones de hoteles y posadas“, aseguró el gerente del hotel cinco estrellas.
Conseturismo no ha llegado a un acuerdo con todos los participantes del sector, la premura de la noticia no ha dejado ni siquiera tiempo para plantear un plan de contingencia de cara al asueto. Sin embargo, los lugares de hospedaje ya empezaron a evaluar la situación por su cuenta.
El dueño de la posada E’Paíto está pensando en elaborar un plan en función de cada cuánto tiempo se haga el suministro de agua. Las cuentas también las está sacando para ver si le dan para una cisterna.
“¿Cómo le digo yo a mis clientes fijos que vienen todas las vacaciones que no los puedo atender porque no tengo agua?”, se preguntó Robil. “Yo no sé cómo el Gobierno promueve el turismo para acá cuando no hay ni agua. Si no se puede trabajar, me tocará bajar la santamaría“.
Los hoteleros del alojamiento cinco estrellas también están en las mismas. “Todos toman sus previsiones. Todos tenemos un plan B e, incluso, un plan C”, dijo el gerente. Eso sí, buscar una solución al problema del agua no sale barato y las cuentas se descuadran. “Esto impacta todos los gastos normales del hotel porque son adicionales. Pero el impacto mayor es que la gente deje de venir al ver que los precios están muy altos“, apuntó.
Sin agua, ya sea seis días a la semana o 21 días al mes, todas las partes están de acuerdo en que los que sufren son los que prestan el servicio. “Yo entiendo que hay que hacer sacrificios, pero es que todas las personas que vengan van a ser clientes insatisfechos“, aseguró Yapur. La mala experiencia, dijo, puede hacer que los huéspedes no vuelvan más al hotel ni a la isla y le digan al resto del público el mal rato que pasaron.
“Lo que menos quieren las personas es tener que vivir cortes de luz o de agua cuando están de vacaciones, eso ya lo viven en su día a día“, dijo el gerente, “unas vacaciones de relax ya empezaron a convertirse en una tortura”.