Es el primer Más Valioso de una Serie Mundial en nacer en la década de los 90, el 10 de mayo de 1990. Salvador Pérez, o “Salvi”, como le dicen en el vestuario de los Royals, guio a un equipo por el que hace cinco años nadie daba absolutamente nada.
En la temporada 2012/2013, el venezolano fue acreedor del premio Novato del Año en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP) con los Tiburones de La Guaira y ya en 2011 había debutado con los Reales de Kansas City, siendo uno de los casos en los que un jugador debuta primero en la pelota profesional de Estados Unidos y no en Venezuela.
Los que conocen a Salvador lo describen como un líder en el vestuario de los Reales, una persona que ofrece seguridad y que, a la hora de entrenar e ir detrás del plato para recibir los lanzamientos, hace que los pitchers de su equipo se sientan en confianza.
Justamente sobre su cuerpo de lanzadores abridores, Pérez dijo lo siguiente: Me gusta jugar con ellos y lo mejor es que se habla en español. Salvador hace referencia a que los 3 de los 5 abridores de los Reales de Kansas City son nacidos en República Dominicana y eso ha derivado en que la relación sea más cálida y divertida, digna de latinoamericanos.
Ver a Salvador Pérez jugar con los Tiburones de La Guaira en el futuro inmediato parece algo imposible. No solo porque haya salido campeón, sino porque el valenciano jugó 142 partidos en la temporada regular y tomó 531 turnos al bate. Además el recelo que tienen los grandes equipos de Estados Unidos sobre sus jugadores es cada vez mayor, por ello resulta cada año un poco más complicado ver a jugadores de la talla de Salvador Pérez en la pelota venezolana, de la que comentan es la más competitiva del caribe, quizás muy cerca de la cubana.
Salvador ha estado en tres ediciones del Juego de las Estrellas de la MLB. En 2013 tomó un turno al bate, dio hit y anotó en carrera y en las ediciones de 2014 y 2015 se fue en blanco. En las dos postemporadas que ha disputado Pérez (2014 y 2015) bateó por encima de .200, sin embargo, fue en la de este año donde explotó gran parte del potencial del joven venezolano. “Salvi” tomó 58 turnos, bateó 15 hits, 4 jonrones, empujó 8 carreras y anotó 10 veces.
El de los Tiburones de La Guaira fue, sin duda alguna, un baluarte para que los Reales de Kansas City consiguieran, finalmente, su segunda Serie Mundial. Pérez detuvo todos los piconazos, habló con sus lanzadores, bateó cuando tenía que hacerlo y siempre fue un motor en el dogout. En sus primeras declaraciones Pérez aseguró que el haber perdido la Serie Mundial el año pasado ante San Francisco le dio fuerza a un equipo que ya estaba suficientemente cohesionado y que solo necesitaba un pequeño empujón para hacer todo lo que hizo en esta temporada.
Salvador se convirtió en el segundo venezolano en la historia de Series Mundiales en ser nombrado “Más Valioso”, algo que ya había hecho otro nacido en el estado Carabobo: Pablo Sandoval, quien, con 26 años de edad, logró ser el mejor de la serie en 2012 con los Gigantes de San Francisco. Sin embargo, Pérez lo hizo con 25 años de edad y, además, es el primer nacido en la década de los 90 en recibir tal reconocimiento. Además, el criollo es el primer receptor en recibir este premio luego de 23 años. Pat Borders, cátcher de los Azulejos de Toronto, fue acreedor del premio en 1992, cuando los canadienses vencieron a los Bravos de Atlanta por el título mundial. En la historia de Serie Mundiales solo seis receptores han recibido este premio.
“Es algo increíble (…) no siento nada, estoy como en una nube”, dijo Salvador Pérez al terminar el juego 5 de la Serie Mundial y al saber que él era el Más Valioso de la serie. La felicidad del valenciano quedó plasmada en varias imágenes, pero pocas como está, donde aparece abrazando a su madre.
Con sus 8 regresos en los 5 juegos y la capacidad de sobreponerse ante los resultados adversos y los errores en juego, Salvador Pérez y los Reales de Kansas City le hicieron el mejor homenaje posible a una de las frases más confusas pero más recitadas del beisbol y del deporte en general. Una frase dicha por Lawrence Peter “Yogi” Berra, histórico receptor de los Yankees de Nueva York que murió el 22 de septiembre de este 2015.
“Esto no acaba hasta que se termina”, Yogi Berra.