El esposo y su hija ayudaban a Vicenta Cedeño a preparar su maleta para salir, este martes 1 de septiembre, del Hospital Clínico Universitario (HCU) y regresar a su natal isla de Margarita, luego de esperar cuatro meses para ser operada del corazón. Es uno los 11 pacientes que fueron programados para ser operados en el servicio de cirugía cardiovascular durante los meses de agosto y septiembre de este año, de acuerdo con el cardiólogo del HCU, Jesús Velásquez.
Según Velásquez, un aproximado de 400 pacientes aún siguen en lista de espera, cuatro de ellos ya hospitalizados; pero no hay insumos para operarlos. Recientemente la directora del hospital, Antonieta Caporales, declaraba a Ciudad CCS que ese centro estaba en capacidad “para efectuar alrededor de 400 operaciones cardiovasculares por año”, pero Velásquez asegura que con estos 11 pacientes apenas van 40 intervenidos en estos ocho meses de 2015. “El año pasado se hicieron 90 y el antepasado cerca de 150. Hace ya varios años se hacían más de 200”, especificó.
“Es indignante que digan que se reactivó el servicio de cirugía cardiovascular, porque nosotros tenemos pacientes que tienen mucho tiempo esperando y si se reactivaron realmente ¿por qué no los han operado a ellos?”, pregunta el galeno.
Uno de esos pacientes es Ricardo Torres, un albañil de 61 años; tiene marcapasos y espera desde el 16 de junio una intervención tras una infección producto de su última operación de cambio de aparato.
Torres no dispone de ingresos y no puede costearse los exámenes que debe hacerse fuera del HCU, donde no hay equipos para practicarlos. Tampoco puede adquirir los insumos que necesita para la operación. “Yo soy realmente pobre, viví 6 años en un refugio luego de que mi rancho se cayó; y el Gobierno me dio un apartamento de la Misión Vivienda en la Avenida Bolívar que le agradezco. Pero la verdad es que yo no tengo para pagar nada, ni un adhesivo”, dice con los ojos llorosos sentado en su habitación.
Lamenta cómo el Clínico “se ha venido abajo, se ha desplomado” y que ha visto, dice, con sus propios ojos a lo largo de 40 años que tiene como paciente del hospital. Los seis cambios de marcapasos se lo hicieron en el centro y nunca había pasado por una situación parecida. “Aquí solo hacen el perfil 20 y la hematología. El resto de los éxamenes debo hacerlos por fuera, y son costosos. La comida es mala, pero me la como porque es lo que hay y de los medicamentos, algunos que tengo son donados, porque yo no tengo para pagarlos”, insiste.
Según el doctor Velásquez, desde la dirección no le han ofrecido un comunicado oficial a los médicos de cardiología de la restitución del servicio. Es pesimista: “Solo quedan tres casos para operar y ya no hay más material. Esos insumos que hay tienen nombre y apellido”.
Pacientes adquieren los insumos por fuera
Erick Colmenares, de 30 años, y oriundo de Apure, fue operado de un soplo en el corazón este 7 de agosto, tras más de cuatro meses en espera. Para lograr la intervensión, su familia debió adquirir por su cuenta las dos válvulas que necesitaba el joven: Bs. 20 mil cada una. Eso sumado a los Bs. 1.500 en medicamentos cada mes y un monto “incalculable” en exámenes pre y post operatorios es lo que su familia, dedicada a la agricultura, ha invertido en su salud.
El abogado Reyes Sanabria, de 75 años, pudo adquirir todos los insumos e implementos para la operación que debe realizarse, también producto de una infección del último de los marcapasos que se colocó. “Soy padre de seis hijos profesionales y recibo dos pensiones. He podido conseguir de a poco toda la lista que me pidieron y ya solo me faltan dos cables que estoy tramitando en estos días”, menciona cuando muestra el papel con los materiales que le solicitaron. Estos últimos cuestan Bs. 25 mil cada uno. Este martes esperaba que le llegaran los resultados de los exámenes que se realizó fuera del centro para así empezar a tramitar su operación. Él es uno de los 11 afortunados.
Sanabria, que fue remitido del Hospital de Carabobo, no duda que en el HCU los médicos están dispuestos a realizar las operaciones si se les traen los insumos. Esto lo confirma Velásquez, pero recuerda que no todos tienen capacidad para costearlos. “Y aunque los traigan, no hay sangre en el Banco de Sangre, ni serologías para examinarlas, no hay gases arteriales para tomar las muestras que se necesitan para ver si la persona es apta para la operación”, fulmina el médico.
Vicenta Cedeño está contenta con su corazón; pero ahora se preocupa por el regreso a su isla y la lista de medicamentos para complementar su tratamiento. “Hay que pasear por varias farmacias para conseguirlos y la verdad es que se me fue toda la pensión y tuve que dar algo más para comprarlos. También la comida, carísima”, comenta su esposo Glen Velásquez.