Antes de la cuarentena por el COVID-19 en el país, Patricia solía esperar unos cinco minutos por un autobús que la llevaba directo de La Bandera a Chacaíto. Ahora la ruta no está disponible y debe aguardar entre 15 y 20 minutos en la parada de Plaza Tiuna por camioneticas que suelen venir “full de gente de El Cementerio” y la dejan en Plaza Venezuela.
Para continuar el trayecto, la joven se monta en el Metro de Caracas, se baja en Chacaíto y, por falta de transporte público, camina hasta Las Mercedes, donde trabaja en un centro médico privado. De regreso a su hogar repite el procedimiento al contrario y viaja en autobuses donde no hay lugar para el distanciamiento físico.
Este domingo 24 de mayo, la vicepresidenta Delcy Rodríguez aseguró que la administración de Nicolás Maduro elaboró un “manual especial para el uso del transporte público”, que afianza las medidas de protección y prevención ante la pandemia del nuevo coronavirus, según reseñó el sitio web del canal VTV.
“Todas las ventanillas de cada uno de los transportes públicos tienen que estar abiertas para que el aire circule. No se pueden ocupar todos los puestos de unidades de transporte”, expresó.
Sin embargo, a juicio de usuarios y transportistas, esta medida es inviable. “Eso es mentira. Quizá no tanto por el pasajero, sino por el dueño de la unidad que no va hacer un viaje con la mitad de los puestos vacíos“, opinó la señora Jenny, residente de Guarenas, en el estado Miranda.
Pocas unidades para tanta gente
El presidente del Bloque Sur-Oeste de Transportistas de Caracas, Pedro Jiménez, declaró a Efecto Cocuyo que la restricción podría generar un colapso en el sector. Recalcó que en la actualidad hay una cantidad insuficiente de vehículos para atender la demanda de pasajeros, en especial por las dificultades para abastecerse de combustible. En la línea de la que es socio, al menos 25% de las unidades están paralizadas.
Detalló que las autoridades solo están surtiendo 60 litros de combustible o menos a los choferes y que esa cantidad apenas “cubre dos o tres vueltas de la guardia, es decir, solo permiten trabajar hasta el mediodía”. Luego, los conductores deben esperar entre cinco o seis días para que les vuelvan a surtir. “Esa unidad sale de circulación obligatoria involuntaria y se genera un déficit en la prestación del servicio”.
Jiménez agregó que la medida de “no ocupar todos los puestos” dejaría varadas a las personas que se aglomeran en las paradas de la ciudad. “Los pasajeros se van a alborotar y no va a haber conductor que pueda detener eso”, dijo y aseguró que la única forma es que ese plan implique el acompañamiento de un policía por cada unidad, “lo cuál se sabe que es imposible”.
Un chofer de transporte público que trabaja en Petare, Reymundo Carrillo, describió que de las 120 unidades de su línea solo está trabajando 58. En su mayoría porque son unidades que usan gasolina, que es más difícil de surtir, y otras que ya estaba paradas diferentes fallas por escasez de repuestos e insumos. Agregó que las camionetas que usan gasoil deben pagar entre 300 y 500 mil bolívares por 80 litros, que solo alcanzan para media jornada.
El transportista también agregó que cuando hay retrasos para abastecerse esto se traduce en que la gente se aglomera en las paradas. Pidió a las autoridades de seguridad apoyo para evitar que se suban vendedores ambulantes, porque a su juicio, pueden ser también un foco de contagio ya que se montan en distintas unidades. Exigió poner reparo a los llamados “piratas”, que no cumplen rutas completas.