Dictar cátedra siempre fue la pasión de Nelson Dordelly-Rosales. Su primer recinto estudiantil fue la Universidad Católica Andrés Bello, donde estudió Derecho y Educación, con mención en Ciencias Pedagógicas. Sin embargo, tras más de 10 años de formación y de trayectoria, en 2016 voló 7.800 kilómetros al sureste, hasta la Universidad de Amberes en Bélgica, para estar al frente de la apertura de la casa de estudios a un programa de habla inglesa. “Soy el único venezolano en la facultad”, contó Dordelly-Rosales a Efecto Cocuyo vía Skype.

Como director del Posgrado de Derecho de Desarrollo Sostenible y Derechos Humanos, el venezolano tiene un gran reto adelante. El programa busca atraer a estudiantes provenientes de África, Asia y América. “Me dijeron que soy la cara del programa”, contó el hatillano, quien estará a cargo de manejar el presupuesto, traer profesores internacionales, potenciar las redes sociales y la página web y captar alumnos que cumplan con el perfil.

“Antes el programa era en holandés. La universidad se está internacionalizando y pasó al inglés para atraer a profesores y diversos estudiantes de todo el mundo”, dijo. Sin embargo, Dordelly-Rosales no solo tiene en la mira lograr todos los objetivos que le trazaron para el programa, sino también alcanzar una meta personal. “Quiero llevar el nombre de Venezuela en alto con este proyecto. No solo está mi nombre en juego, sino también el del país”, aseguró.

Al igual que muchos otros venezolanos, Dordelly-Rosales partió de Maiquetía en 2006. En ese momento, tenía planteado hacer su maestría y su posgrado en el exterior. Con Ottawa, la capital de Canadá como destino, logró sus próximas especializaciones en derecho. También alcanzó a dictar su primera clase fuera del país.

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“En la universidad tenían la posibilidad de que los estudiantes de doctorado presentaran una propuesta de curso. Yo propuse uno llamado El Estado de derecho y el desarrollo en América Latina y me dieron la oportunidad de dar esa primera materia”, contó. Justo en noviembre de 2013 había culminado el doctorado y dos meses después, en enero de 2014, se convirtió en profesor.

En una de las capitales más frías del mundo, a Dordelly-Rosales le costó adaptarse al clima. Sin embargo, se llevó consigo un par de tradiciones criollas, como el hábito de preparar a sus amigos platos venezolanos como el pabellón o las empanadas. También su calidez fue su tarjeta de presentación desde el primer día.

“Me gusta mucho bailar y en Venezuela uno baila pegao. A mi primera fiesta me llevé un CD con música de Chino y Nacho. Nosotros, los venezolanos, somos más bochincheros. Nos gusta la fiesta y hacer que la gente se divierta. Esa tradición también me la traje”, relató.

Su contacto con la Universidad de Amberes fue a través de un decano, quien le tendió la mano para participar como profesor invitado durante un semestre. Tras ver su desempeño, le ofrecieron estar a cargo del programa que actualmente dirige en Bélgica. “¡Fue una alegría muy grande!”, expresó, pues no solo significó retomar su pasión por la docencia, sino también mudarse al país en donde está su pareja, con quien mantuvo una relación a distancia.

“Una de las grandes alegrías de este programa es que puedo hacer muchas cosas que beneficien no solo a muchas personas, sino también a venezolanos”, afirmó. “Quisiera influenciar a las personas y organizaciones que dan becas y otros tipos de ayuda para que muchos venezolanos puedan venir acá a estudiar. Esa es una de las metas que tengo a largo plazo”.

Con un dejo de nostalgia recuerda lo fácil que era cuadrar un viaje a la playa viviendo en Caracas. También confesó que trata de fijar sus vacaciones en diciembre para huir de los fríos inviernos y cambiar la nieve por un paseo en el pueblo de El Hatillo. “Es tan chévere sentarse en la plaza y ver a la gente pasar”, recordó. Mientras tanto, en Bruselas sigue en búsqueda de un comercio en donde vendan caraotas negras para no quedarse sin el sabor del pabellón.

Aún en Bélgica, y con todo el éxito que ha alcanzado, Dordelly-Rosales imagina un futuro ligado a Venezuela. “Los venezolanos hemos aprendido en estos últimos 17 años a valorar la meritocracia. Al salir de esta crisis, mucha gente que está capacitada y que vive en el exterior va a formar parte de ese grupo de personas que va a reconstruir el país”, dijo.

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2 Comentarios

  1. Si quiere ir a la paya mejor que se vaya a una en Costa Rica o en RP Dominicana. es mi consejo.. por lo demas … felicitaciones y no puedo dejar de sentir una terrible tristeza. En venezuela hay talento, gente inteligente y estamos sometidos a esta desgracia de malandros rojos que nos tienen secuestrados.

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