Con mucho dolor, la voz temblorosa y las manos inquietas, que se asomaban por la reja cerrada de su casa, la señora Elena le decía a su vecina: “Mija, llama a la policía que me lo mataron. Me mataron a mi hijo”. Los residentes del edificio buscaron martillos y destornilladores para sacarla a ella y al resto de la familia que seguían encerrados dentro de la casa, donde permanecieron cerca de dos horas secuestrados la noche de ese lunes 19 de octubre. Pero no hizo falta porque en la planta baja del edificio, como dejada por accidente, estaba la llave.
La policía no atendió a las llamadas, y del 171 hacían demasiadas preguntas: “Es urgente, acaban de asesinar a alguien”, repetía la persona. Fue necesario que uno de los residentes del edificio los buscara. Mientras tanto los vecinos le daban fortaleza a la señora Elena, quien poco después señaló: “También secuestraron a María Elena”. La hija menor de la familia Eiriz Ortiz, de 21 años de edad.
Ya Jorge estaba muerto cuando un médico que habita en el edificio entró a la habitación para comprobar sus signos vitales. Los vecinos que vieron el cuerpo dicen que tenía múltiples puñaladas.
Al padre de la familia, enfermo de Alzheimer, y al otro hijo, que padece esquizofrenia, los mismos vecinos los llevaron a otro apartamento luego de abrir la reja. Una persona contó que las muñecas del anciano estaban muy marcadas y su rostro tenía un tono púrpura, como el de una persona asfixiada. Al parecer, lo habían sofocado para que no gritara.
Cuando llegó la furgoneta de la morgue, el conductor y su acompañante se bajaron y con una actitud desganada le pidieron a los vecinos que bajaran al cadáver. “No tenían ni una camilla, ni una bolsa. Dos de aquí lo agarraron con sus sábanas, lo bajaron por el ascensor y lo metieron en el vehículo”, informó una testigo.
Cada detalle hacía del crimen un caso atípico. Los delincuentes se habían llevado las joyas y otros objetos de valor del apartamento. Se habían fugado en el carro de Jorge, un Chevrolet Optra del 2012, y María Elena se había ido con ellos.
Este viernes 23 de octubre las autoridades informaron que ella está siendo investigada por su complicidad con los delincuentes. Dice la nota de prensa del Ministerio Público que Eiriz Ortiz y su novio Ervin Jordán Galué Billa, con quien tiene un hijo, fueron aprehendidos en un hotel ubicado en el centro de Caracas, donde se alojaron luego de vender el vehículo, pero una fuente afirma que desde el miércoles la joven estaba siendo interrogada por funcionarios del Cicpc y que permaneció con ellos hasta que confesó. No asistió al velorio de su hermano, ni tampoco al entierro.
El día después del suceso, María Elena fue al edificio y cuenta una de las vecinas que lo primero que dijo fue: “Perdón, mamá”. Posteriormente echó el cuento del supuesto secuestro y afirmó que la habían soltado en La Bandera. Ella se comunicó con unos efectivos de la Guardia Nacional que finalmente la dejaron de nuevo en su casa. No tenía ni un rasguño.
Además de la hermana de la víctima, hasta los momentos han detenido a tres personas, entre ellas a Winston Delgado Herrera y un menor de edad.
Jorge Eiriz era padre de una hija de 6 años y cuentan los testigos que era un hombre ejemplar, trabajador y padre insigne. Era quien mantenía a la familia Eiriz Ortiz, inclusive a María Elena. Se espera que la audiencia se realice los próximos días.