Por séptima vez consecutiva la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) abrió sus puertas para el diálogo y la reflexión de los caminos a tomar para alcanzar una Venezuela mejor. El rector de la casa de estudios José Virtuoso abrió el evento “Constructores de Paz” con un discurso que puso en contexto la necesidad de estos encuentros:

“Venezuela ha entrado en proceso de guerra, estamos en una situación de guerra. Por eso debemos evaluar cómo transitamos hacia el encuentro, la democracia y la paz; debemos ver cómo construimos individuos que quieran echarse el país al hombro para sacarlo del pozo en el que está”, manifestó el padre Virtuoso.

El rector de la Ucab pintó la situación venezolana que ha caracterizado este 2016 y refirió que la “guerra” comenzó después de las elecciones del 6 de diciembre: “Ese día el Gobierno le declaró la guerra al pueblo por haber tenido un acto de rebeldía pacífica con el voto. Ese día la gente le dijo al Gobierno que no estaba de acuerdo con sus políticas públicas”.

En consecuencia, según Virtuoso, la sociedad está en un estado de sobrevivencia al caos que genera la negativa de las autoridades a recibir apoyo económico del extranjero para mejorar el sistema de salud y  el abastecimiento de alimentos; así como el derroche del dinero venezolano en prácticas militares.

“Hoy también hay una crisis de pueblo sobre la que se sostiene el régimen, porque este tipo de tiranías también cuenta con apoyo popular, directo o hasta pusilánime, o el que decide callar o ser cómplice interesado. Hoy somos un puñado de gente viviendo en un territorio, como decía Manuel Caballero”, expresó.

Ante esta situación, el padre jesuita recalcó la importancia de recuperar la dignidad, los valores venezolanos y la espiritualidad; convertirse en catalizadores de la crisis y fortalecer el tejido social.

Atención a la víctima de violencia

Secuestros, violaciones, robos, tiroteos, amenazas, señalamientos. Estos son algunos de las situaciones violentas a las que están sometidos los venezolanos actualmente. Por eso, Médicos Sin Fronteras tiene un año y medio en el país promoviendo la atención primaria psicológica de víctimas de la violencia.

La salud mental es parte de la salud integral, pues tiene vinculación con la parte física”, explicó Corina Plata, psicólogo clínico de la institución que trabaja de forma independiente en más de 70 países en situaciones de catástrofe o conflicto. Dijo que un padecimiento mental puede somatizarse y crear una enfermedad física.

La violencia tiene heridas invisibles. Cuando los malestares emocionales perduran en el tiempo, se presentan quejas físicas, intentos o ideas suicidas, trastornos mentales o distanciamiento de la realidad”, recordó la especialista.

Aseveró que así como existen equipos médicos de primeros auxilios, también deben incluirse en esos grupos a psicólogos; así como existen talleres sobre cómo ofrecer atención primaria de salud, también se debe educar a las comunidades sobre los primeros auxilios psicológicos: “En las comunidades deben existir personas con entrenamiento de este tipo, pues son ellas las primeras personas que pueden atender a una víctima. Se trata de una ayuda inmediata para equilibrar y adaptar al afectado a su entorno social”.

Educar para la paz

Si bien Médicos sin Fronteras apoyan a las víctimas después de un episodio violento, la propuesta que presentó Fe y Alegría en el evento “Constructores de Paz” fue la de minimizar la posibilidad de que se originen esas situaciones.

“Nosotros apostamos a erradicar, reducir y prevenir hechos violentos”, manifestó Luisa Pernalete, investigadora y coordinadora de Educación para la Paz.  Señaló que los docentes pueden encontrar actividades que propicien la resolución pacífica del conflicto, el respeto y la reconciliación.

Narró una experiencia que tuvo en una escuela de Petare, en la que pidió a los alumnos que no se llamaran por apodos, al estilo delictivo. “Los empoderé de su nombre, les hice que consiguieran la historia de su nombre y con carteles sobre su pecho donde lucían su nombre de pila, les pedí que no respondieran a otro más que al suyo”, expuso Pernalete.

Otra de las dinámicas propuestas por los docentes de Fe y Alegría es el uso de las mandalas para buscar la concentración del alumno, la exteriorización de emociones y la creatividad. “Un salón ocupado tiene menos probabilidades de generar un conflicto”, apuntó  Pernalete.

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