La visita de Bachelet se concretó, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) llega a Venezuela este miércoles 19 de junio. Y aunque las aspiraciones son altas, para la socióloga Ligia Bolívar su visita no debe ser interpretada como “una tabla de salvación” para los venezolanos.
“Hay que tener claro cuál es su mandato: Proteger y promover los derechos humanos. No debería estar en el tablero de expectativas que ella venga a resolver la crisis política del país, la emergencia humanitaria”, opinó la investigadora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH-Ucab).
La profesora resaltó, sin embargo, la importancia de este hecho y recordó que es el resultado de muchos años de trabajo. También recalcó “lo valioso y especial” que será que Bachelet pueda tener contacto directo con más víctimas de la violación de derechos humanos “en el terreno”.
Acuerdos mínimos
Bolívar mencionó que hay que tener presente que “una visita de esta naturaleza implica, en el caso de cualquier país, “el establecimiento de acuerdos mínimos” entre el organismo internacional y el Estado.
Indicó, por ejemplo, que la Oficina de la Alta Comisionada (Odacdh) puede solicitar que el Gobierno firme tratados que tenga pendiente o que acepte la cooperación internacional para tratar temas como la formación de funcionarios policiales para la prevención de la tortura, entre otros: “Quizá no sea todo lo que deseamos pero son algunas cosas en las que va a ceder un poco el Estado… es un toma y dame que se da en estas circunstancias”.
No es Bachelet sino su cargo
La investigadora del CDH-Ucab recordó que en 2011 el fallecido presidente Hugo Chávez invitó al país a la entonces Alta Comisionada, la sudafricana Navanethem Pillay.
“Ella no vino porque la Oficina se percató de que la intención era hacer relaciones públicas y lavarle la cara al Gobierno, estaba recién encarcelada la jueza Afiuni, estaban los comisarios presos, había comenzado el derrumbe de la institucionalidad democrática, el arrase de los poderes públicos con las leyes del poder popular aprobadas por la Asamblea Nacional de mayoría chavista. Además venía la candidatura de Venezuela al Consejo de Derechos Humanos”, dijo.
La investigadora consideró que, en este caso, el Gobierno de Nicolás Maduro podría pensar que Bachelet “es una amiga, viene del socialismo, que con ella no van a tener problemas”. No obstante fue categórica al señalar que:
“A Venezuela no viene Michelle Bachelet viene la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Una cosa es la persona y otra cosa es su cargo, su responsabilidad y ella tiene detrás una sociedad civil venezolana e internacional para recordárselo”.
Sobre su agenda en el país señaló que, de acuerdo a lo publicado con su equipo, no tiene previsto visitar hospitales o cárceles. También, recordó que en su reporte incluirá aquello que pudo, o no ver.
Consejo de Derechos Humanos
La fundadora de la ONG Provea insistió en que como Bachelet cumple un mandato del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, creado en 2006 en la Asamblea General de la ONU, se deberá esperar las consideraciones de este organismo.
Indicó que sus decisiones pueden ir desde solicitar la elaboración de un nuevo informe de seguimiento en un tiempo determinado, a la solicitud de crear una Comisión de Investigación para Venezuela, que debería investigar un tema específico.
Sobre la posible instalación de una oficina en Caracas que represente a la Alta Comisionada, señaló que en los países donde existe una infraestructura similar se comenzó con otro tipo de presencia y se avanzó gradualmente.
“Esto dependerá de la disposición del Gobierno de aceptar que esa presencia tenga la posibilidad de actuar con plena libertad en promoción y protección de Ddhh, así como para realizar investigaciones y publicarlas”, concluyó.