Apenas acababa de publicar mi articulo de la semana pasada sobre el abuso sexual a niños, niñas y adolescentes donde destaco el papel de personeros de la iglesia católica y la complicidad de superiores que llega hasta los Santos Padres y aparecen otras noticias relacionadas con el tema.

Otro Santo Padre, el de la religión más alejada de la carne, la budista, por demás Premio Nobel de la Paz, se confiesa públicamente reconociendo, con su cara bien lavada, que él sabía desde hace más de treinta años que algunos monjes budistas se metían sexualmente con los jóvenes aprendices.

La complicidad es delito pero la inmensa mayoría de la gente los admira, respeta, no se atreve a un mal pensamiento, como que si nada pasara.

También decía en ese articulo que el abuso sexual no es asunto del pasado, hechos ocurridos hace treinta, cincuenta, cien años. No, ocurre, está ocurriendo ahorita, hasta cerca de nosotros y nos hacemos los locos -algo así escribí- y como si necesitara corroborar lo aseverado aparece la noticia de cuatro niños muertos por abuso sexual en la misma ciudad y quizás en los momentos que escribía el artículo.

Y el asesino, el sádico, fue un vecino, que “no parecía tener la maldad que tuvo”, por el contrario, era cariñoso, generoso ¨como un cristiano” con los niños del vecindario, como suele ser en los casos de abuso sexual, y nadie sospechó. A lo mejor hubo señas, actos, antecedentes que nadie captó, que nadie quiso ver, como suele ver en los casos de abuso sexual, en general, pero más si es infantil.

Inclusive la cobertura mediática del crimen fue discreta desde titulares hasta el fondo del asunto, como suele ser en las noticias sobre abuso sexual.  “4 niños  asesinados” no ha debido ser el titular de esa noticia sino 4 niños abusados sexualmente y asesinados.  Había que decirlo de entradita, destacando el motivo.  4 niños asesinados ya es conmovedor pero el que fueran objeto de abuso sexual es enardecedor y se trata de enardecer, de movilizar a la sociedad, ante un caso como ese.

La gravedad del hecho requería de una cobertura periodística más allá del estilo Twitter.  La noticia fue tratada con muy pocos antecedentes, casi sin contexto del asesino, en frases cortas, regodeándose en lo morboso del cómo y dónde, en la tragedia de las  víctimas y, deteniéndose, muy poco, en el por qué, las características del asesino más allá de lo que los vecinos dijeran.

Lo importante, lo grave de ese crimen y semejantes, además de las consecuencias, por supuesto, está en el por qué: porque fueron objeto de un crimen sexual perpetrado por un abusador sexual, un violador.  Así, en este caso, no todos los niños y niñas hayan sido violados sexualmente, todos fueron conducidos a la muerte por el apetito sexual del sádico, el buen vecino, el supuesto amigo.

En los casos de crímenes sexuales, policía, medios, familias, instituciones, tratan de encubrir lo ocurrido, recurren a eufemismos, a expresarse con cuidado, a proteger la buena imagen de los involucrados aún cuando esto sea en contra de las víctimas.  Esas reacciones se dan en todos los contextos sociales, entre gente con poca y con mucha educación, con poco y con mucho dinero y en los medios, por supuesto.

¿Se acuerdan del caso del abuso sexual a varios niños por parte de un profesor de natación en las instalaciones de un prestigioso colegio de Caracas, que, en las primeras coberturas los medios no identificaban al Colegio? ¿Se acuerdan que la Dirección del colegio y un grupo de padres y representantes salieron, de inmediato, en defensa del acusado y trataron de descalificar a la familia denunciante? ¿Se acuerdan de la campaña con miras a presentar al acusado como un profesor ejemplar, un padre de familia, un incapaz de “hacer eso”? ¿Se acuerdan de que lo  apresaron y así sigue, no precisamente por ser inocente?

Lo que no se sabrá nunca y no podemos acordarnos es cuánto pavor habrá habido en otras familias, profesores y directiva del colegio, de que se supiera que otros hijos/alumnos también fueron abusados sexualmente o cuántos lo supieron o lo intuyeron y prefirieron callar.

Y es que en el abuso sexual  suele haber muchos cómplices pasivos.

Lee también:

http://cocuyo.1eye.us/opinion/acuso-abuso/

http://www.elmundo.es/internacional/2018/09/15/5b9d62c8e5fdea0d198b4595.html

http://www.ntn24america.com/america-latina/venezuela/cuatro-ninos-fueron-asesinados-con-un-martillo-en-una-barriada-de-caracas

http://www.el-nacional.com/videos/nacional–canales/madre-ninos-asesinados-valle-aparentaba-maldad-que-tenia_100571

http://cocuyo.1eye.us/sucesos/globos-y-canciones-infantiles-despiden-ninos-asesinados-en-el-valle/

http://cocuyo.1eye.us/sucesos/padre-de-uno-de-los-ninos-asesinados-en-el-valle-narra-como-los-encontro-sin-vida/

http://www.el-nacional.com/noticias/sucesos/por-que-mataron-merecia-sufrir_252117

http://cocuyo.1eye.us/opinion/gritos-ignorados-en-el-valle/

https://elpais.com/sociedad/2018/09/14/actualidad/1536946326_266237.html

http://la-tabla.blogspot.com/2016/07/examen-medico-revelo-abuso-sexual-nino.html

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Leoncio Barrios, psicólogo y analista social. Escribidor de crónicas, memorias, mini ensayos, historias de sufrimiento e infantiles. Cinéfilo y bailarín aficionado. Reside en Caracas.