¿Alguna vez han notado cómo intentamos resolver problemas agregando algo más, en lugar de quitar? Más reuniones, más formularios, más botones, más estantes, más burocracia, más código, etc. Ahora los científicos creen que podrían saber la razón de esto. Es así que un equipo de investigadores decidió analizar este comportamiento en un nuevo artículo publicado en la revista Nature, descubriendo que las soluciones aditivas (que suman) eran mucho más comunes que las sustractivas (que restan). Los investigadores sugieren que este proceso de pensamiento puede ser la base de la creciente complejidad del mundo moderno, hogares atiborrados de peroles, trámites gubernamentales excesivamente burocráticos e incluso, un planeta sobrecargado.

Como sociedad parece que tenemos sentimientos encontrados sobre si es mejor sumar o restar acciones, escuchamos a diario expresiones como: “menos es más” y “más grande es mejor”. Estas opiniones contradictorias se manifiestan, por ejemplo, en industrias multimillonarias de computación, donde las personas se emocionan con las últimas novedades en su hardware y software, para luego quejarse de que las funciones añadidas hacen que el producto sea difícil de usar.

El estudio fue realizado en un grupo de 1585 personas repartidas en ocho experimentos diferentes, mostrando que nuestros cerebros tienden a sumar en lugar de restar cuando se trata de encontrar soluciones. En muchos casos, parece que simplemente no consideramos la estrategia de quitar algo. Los investigadores encontraron que esta preferencia por sumar se notaba en tres escenarios en particular: cuando las personas realizaban actividades cognitivas simultáneas, había menos tiempo para considerar las otras opciones o cuando los voluntarios no recibían una instrucción específica de que restar era una opción.

Tanto es así, que sucede en los diseños de ingeniería, en la escritura, la cocina y todo lo demás. Ahora reflexionemos sobre nuestra resolución de problemas en el trabajo. Lo primero que nos viene a la mente es, ¿qué podemos agregar para mejorarlo? Por ejemplo, siempre recuerdo la vez que un vicerrector de la universidad donde laboro, abrió el debate de ideas para mejorar a la institución. Solo el 11% de las propuestas implicaba deshacerse de algo. Fue más sencillo crear nuevas gerencias que simplificar los procedimientos. ¡No pensamos en quitar!

Volviendo a la investigación, en uno de los experimentos se pidió a los participantes que mejoraran una estructura de Lego, para que pudiera soportar más peso. A la mitad de los voluntarios se les indicó que podían quitar ladrillos y agregarlos, y a la otra mitad no. En el grupo que recibió la instrucción, el 61% resolvió el problema quitando un bloque de plástico, que era una forma mucho más rápida y eficiente de estabilizar la estructura. Pero en el otro grupo, solo el 20% eligió el enfoque de remoción de bloques.

En otra prueba, se pidió a las personas que hicieran una cuadrícula de cuadritos de colores en una pantalla de computadora con la menor cantidad de “clics” posible, mientras simultáneamente tomaban nota de cualquier número cinco que apareciera encima de la cuadrícula, un escenario multitarea diseñado para agregar una carga cognitiva adicional. Aunque quitar algunos de los cuadrados era la forma más rápida de alcanzar la meta, cuando estaban bajo esta carga cognitiva, era más probable que los participantes comenzaran a agregar nuevos cuadritos de colores. En una prueba adicional se les pidió que mejoraran un itinerario de viaje, solo el 28% de los participantes lo hizo eliminando destinos.

La pregunta obvia es ¿por qué? Las ideas aditivas vienen a la mente rápida y fácilmente, pero las ideas sustractivas requieren más esfuerzo cognitivo. Debido a que las personas a menudo se mueven rápido y trabajan con las primeras ideas que les vienen a la mente, terminan aceptando soluciones aditivas sin considerar la resta.

Los investigadores tienen algunas ideas sobre lo que podría estar pasando. Quizás nuestros cerebros encuentran más fácil procesar los cambios aditivos o podríamos asociar la adición con ideas de algo que es más grande y, por lo tanto, mejor en nuestro subconsciente. También, puede haber asociaciones en nuestras mentes con el status quo, como algo que debe mantenerse tanto como sea posible y quitar algo es probablemente más destructivo para ese status quo que agregar algo nuevo. Ya lo decía Einstein: “es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”. Aunque no todos los casos son inconscientes, suele ocurrir que los líderes organizativos y políticos, evitan restar. Si agregas más personas y más recursos (dinero), no te harás enemigos, solo harás amigos. La resta tiene serios inconvenientes en estas actividades.

Más allá de los pequeños bloques de Lego y los acertijos, los investigadores indican que su trabajo es importante en un sentido mucho más amplio: para las instituciones que buscan optimizar procesos y recursos, e incluso para la raza humana que busca formas de administrar mejor los exiguos recursos del planeta; vale tomar en cuenta estas consideraciones. A la larga, podemos terminar ganando muchas oportunidades para mejorar el mundo mediante “la resta”.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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Profesor-Investigador Universidad Central de Venezuela • Miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat • Editor de la Revista Catálisis • Presidente (H) de la Sociedad Venezolana de...