Las crudas y duras circunstancias que vive América Latina, se veían venir. Sus causas son múltiples. Aunque es necesario desenredar algunas. Podría considerarse la falta de educación política como foco del problema que mantiene enganchada a América Latina al subdesarrollo. Esta deplorable situación ha transitado por diferentes caminos. Sin embargo, se hace necesario una definición de “desarrollo” que se ajuste a la realidad, como: la combinación funcional de actores y agentes locales con el acervo científico, tecnológico, social, político, cultural, económico y ambiental existente, cuya conjunción incita a la movilidad de una comunidad de intereses diversos que impulse transformaciones de manera continua.
Hay una carencia de educación política en la sociedad en general. De allí que surjan múltiples afectaciones que tienden a causar una perversa disfuncionalidad en los sistemas políticos, sociales y económicos. Y al mismo tiempo, creando gruesos daños a la cultura y a la idiosincrasia de la población, forjando profundos desgastes a la democracia. Esta situación induce serios perjuicios al ejercicio de los derechos sociales, culturales, educativos, económicos y ambientales.
Además, la confianza sobre la cual se erigen los patrones metodológicos y conceptuales que dan forma y sentido al proceso de desarrollo, se viste de peligrosas dudas. En el fragor de las crisis que se dan, luce la ignorancia acompañada de la intolerancia, el hambre, la escasez de valores y el desconocimiento sembrado por promesas fatuas. Estas incidencias, dan pie para forjar dictámenes gubernamentales que suelen confundir a la población lo cual es el escenario perfecto para ordenar represión, control social y opresión. De esa forma, termina resquebrajándose la poca credibilidad que podría haberse tenido para revertir algunos de los problemas más insidiosos.
En consecuencia, el subdesarrollo en Latinoamérica es un problema que sólo podría evitarse si se contara con una población educada políticamente. Este problema, se nota cada vez que las realidades políticas precisan la necesidad de darle forma a procesos electorales para los cuales se busca la participación y protagonismo de “presuntos ciudadanos”, que no tengan la menor cuota de educación política. Así le resulta fácil al poder político, continuar manteniendo una población idiotizada, pues de ella seguirá dependiendo el hecho de seguir manteniendo comunidades, sociedades y países enteros atrapados en el subdesarrollo.
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