El inmediatismo entendiéndose como ese «modo de pensar y de actuar, irreflexivo y rápido, que solo toma en cuenta los hechos más próximos», se ha convertido en un problema para el desarrollo. La inmediatez ha dado lugar a ralentizar la dinámica social provocada por múltiples razones que, en su aglutinación, inducen serias consecuencias. Muchas, relacionadas con la resistencia al cambio, la brevedad asumida desde la irreflexión, la negación al pensamiento crítico.
Bajo esta acción se intentan poner en marcha ideas, proyectos y planes en medio de complicadas y han originado desviaciones conceptuales y metodológicas. Todas, con la fuerza necesaria para provocar enfermizas conductas humanas que asoman un impúdico estado de desorganización social. Incluso de aislamiento del individuo de la sociedad a la cual suscribió sus esquemas de vida.
Se ha producido una veloz conectividad tecnológica que ha impactado en la creatividad, así como la pérdida del análisis crítico de la realidad. El mundo virtual causa una excitación por encima de inminentes necesidades reales. Todo esto incitado por el inmediatismo.
La realidad es compleja
El inmediatismo pretende dar soluciones a problemas coyunturales de la sociedad.
Refería Juan Felipe Manzanares, en su libro: “El episteme de una civilización inteligente” (Universidad de Los Andes, 2004) que “la realidad es un proceso de cambio continuo con velocidad y aceleración variables de todos los flujos infinitos de energía e información que ocurren en todos los lugares donde se relacionan, en el instante en que la propia fuente los produce con sus causas y efectos continuos”.
Finalmente, vale agregar que esta disertación ha perseguido dar cuenta de los problemas que enfrenta cualquier análisis de contexto de caer en las tentaciones del inmediatismo”. Especialmente cuando obliga a la creatividad y al pensamiento crítico a someterse al imperio del reduccionismo o del negacionismo. Al yugo de sistemas de análisis fragmentados toda vez que dejan atraparse por realidades constreñidas. O que dejan engullirse por los serios problema que provoca el inmediatismo. Especialmente cuando se debate el inmediatismo entre la desesperanza y el desespero.
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