No hay silencio que no termine. Ingrid Betancourt—El epígrafe de estas líneas es parte de las vivencias que tuvo que confrontar su autora durante seis años y medio (2002–2008) que estuvo secuestrada por las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Sin duda, tales palabras revelan la cotidianidad de la pobreza y una forma de vida ataviada no sólo por la dominación ideológica y educativa, sino por bemoles de una guerra que han traspasado más de medio siglo en el país neogranadino.En efecto, los recientes resultados que dieron el triunfo al NO en un referendo para legitimar, por ahora, un fallido acuerdo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, no sólo dejan en evidencia una excesiva polarización, sino que la distribución de los votos origina dos lecturas políticas.Una primera lectura, relacionada con personas, quienes a pesar de haber sido víctimas de la guerra, como la propia Ingrid Betancourt, así como los familiares de miles y miles de asesinados, millones de desplazados y con una población importante sumida en una profunda miseria, prefirieron votar por el SI, es decir, fueron ellos, asentados en las zonas periféricas, selvátivas y alejadas fronteras de Colombia, donde se concentra la población que de manera directa ha vivido los horrores de la guerra, tal vez, con el menor sentido de comprensión por el hecho político, pero con mayor racionalidad sobre lo destructivo de la barbarie que significa la lucha con las armas. Ese fue el pueblo que cifró sus esperanzas en esta propuesta por la paz.La segunda lectura este relacionada como el NO, con la excepción de Bogotá y Boyacá (espacios principales del poder político), se apoderó de la zona central del país y principales departamentos (como llaman a los estados),   incluyendo algunos límitrofes de amplio tránsito comercial, como regiones del Norte de Santander y Arauca, los cuales sumados con las importantes poblaciones de Antioquia, Cundinamarca, Casanare, Meta, Caquetá, Tolima y otras cercanas, generaron un elemento fundamental para derrotar por muy pocos votos al SI.¿Y por qué ocurre este hecho? ¿Acaso están en contra de la paz? ¡No lo creo! Pero es evidente que ese resultado, también se origina por dos causas, una interna y otra externa. La interna, porque tal y como ha sido expresado por muchos analistas de ese país, entre ellos ex–presidentes de Colombia, consideran que ese acuerdo de “paz”, tiene un grave manto de impunidad en sus cúpulas, lo cual no deja de ser cierto. De hecho, en Venezuela, por establecer una analogía, los voceros del gobierno dicen que no puede haber “paz” con impunidad, ello como forma de justificar el encarcelamiento de “políticos presos” o “presos políticos”, según sea vista la óptica de los grupos que están a favor y en contra del poder, o en visiones poliédricas sobre estos hechos jurídicos.El elemento externo, tiene que ver con la intervención de Venezuela en la política de otros países. ¿Qué fue a hacer Maduro a Cartagena? ¿Acaso estaba buscando ante un hipótetico triunfo político del SI, endosarse una figuración internacional, por los inicios que tuvo Chávez con la búsqueda de la paz en Colombia? Sí ese era el objetivo, lamentablemente, salió derrotado. Pero no sólo fue esa torpeza política. Queda claro que la presencia de Maduro en un país que ha demostrado hasta la saciedad estar en contra de todo lo que éste vinculado con su gobierno, que no tengo dudas, el voto indeciso cedió ante la guerra mediática de Uribe y Pastrana, así como los grandes medios de comunicación,  bajo el mensaje de cómo el lider de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”, tenía la posibilidad de llegar a ser presidente de la República.¿Y por qué Maduro influyó en el triunfo del NO? Fortaleció el NO al mostrarse en vallas e imágenes las colas, la pobreza, la quiebra económica en que está sumida Venezuela, para generar el rechazo de aquellos quienes, sin haber sido víctimas directas de la guerra, votaron NO. Quien no quiera aceptar esa realidad, regrese su mirada hacia las elecciones presidenciales de Argentina y Perú, el referendo que perdió Evo Morales en Bolivia, y hasta la debacle que tuvo el Partido de los Trabajadores de Lula Da Silva en las elecciones municipales, también celebradas el mismo día del referendo por la paz en Colombia. El espejo del madurismo ha destruido a la izquierda en América Latina.Ante la derrota del SI por la paz en Colombia, hay que encontrar alternativas que garanticen el final de la guerra. Es posible que entre los antecedentes de paz en Suráfrica, El Salvador o Guatemala, así como escuchar a los factores que dijeron NO sobre la propuesta presentada en esta oportunidad, se puedan alcanzar los puntos indispensables para concretar la tan ansiada y necesaria paz.En este capítulo de la historia colombiana, el NO derrotó a Santos, cúpulas de las FARC y el espejo madurista. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.@jvivassantanaDr. en EducaciónAutor de la Teoría de la Regeneración del Pensar ]]>

Doctor en Educación. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar.

Deja un comentario