George Floyd_George_Floyd_dio_positivo_por_COVID-19_semanas_antes_de_morir_dice_autopsia
George Floyd, el hombre afromericano cuya muerte a manos de un policía blanco ha sido el detonante de las protestas de la última semana en EE.UU., dio positivo por COVID-19 el 3 de abril, casi dos meses antes de fallecer ya sin síntomas, según nuevos datos de la autopsia difundidos el miércoles 3 de junio.

George Floyd en EE UU; Sarah en Inglaterra, y Victoria Salazar, una salvadoreña que vivía en México, no se murieron, les mataron policías. No fueron asesinatos a causa de protestas políticas o en allanamientos de barrios en busca de delincuentes, no.  A George y Victoria les mató un policía al detenerles por motivos sin mayor importancia. A Sarah la secuestró y violó un policía. Pero esos asesinatos revelan más que violencia policial. 

Los asesinatos de George, Sarah y Victoria tienen en común que los cometió un policía y que, además, estas tres víctimas tenían características físicas que les identificaba con grupos sociales históricamente menospreciados: uno era negro, las otras dos, mujeres.     

Prejuicios y estereotipos pesan más que los derechos humanos                                

Los asesinatos de George, Sarah, Victoria y muchos más, en muchas partes del mundo, expresan exceso de violencia policial, violación de derechos humanos, pero también prejuicios y estereotipos que predominan en algunos sectores sociales.

Ni el racismo, ni el sexismo, ni la violencia policial son exclusivos de EE UU, Inglaterra o México o de los policías. En cualquier país hay grupos sociales que asumen que la vida de un negro o de una mujer, vale menos que la de una persona blanca o un hombre.

Además, de racismo o sexismo la violencia policial puede expresar clasismo, aporofobia, xenofobia o cualquier otra creencia que genere odio hacia quienes son distintos.  Lo malo, malísimo, es que la policía está investida de poder y al ejercer sus funciones puede abusar hasta matar.                                                                                                                 

Los prejuicios de cualquier tipo son irracionales. Se necesita mucha educación para cambiarlos.  Los policías que asesinaron a George, Sarah y Victoria y los que han asesinado a muchos más en cualquier parte del mundo, lo han hecho respondiendo a prejuicios aprendidos antes de llegar a las academias de policías, donde se formaron y esas instituciones no han podido cambiar esos prejuicios y estereotipos; o es terrible pensarlo, pero no es descartable, han podido reforzarlos.                                            

Aparatos represivos del Estado

Los cuerpos policiales, junto a los militares, han sido creados por las sociedades para su defensa. Estos aparatos, cuerpos o instituciones son del Estado y, por tanto, están a cargo del gobierno, cualquiera que este sea, y su misión es mantener el status quo, que las cosas se mantengan como están.

Ocurre que cuando la policía aparece involucrada en delitos, como en estos tres asesinatos y muchos más, la imagen pública del cuerpo policial se deteriora. Cuando un solo policía comete un delito, pone a toda la institución en entredicho. Un hecho muy dañino, peligroso para cualquier sociedad. Pues, se asume que la policía está para proteger a la ciudadanía.                                        

El fin de la violencia policial            

Esta última semana de marzo un tribunal en EE UU ha comenzado el juicio a los policías acusados del crimen de George. En Inglaterra, hasta el primer ministro salió a protestar por el crimen de Sarah y el policía detenido será juzgado. En las calles de México, la madre de Victoria ha marchado junto a centenares de mujeres y hombres reclamando justicia. También lo han hecho los presidentes de México y El Salvador

Aquí, allá y más allá, se clama justicia por los crímenes cometidos por policías. La madre de Victoria dice: no me devolverán a mi hija, pero yo me sentiría mejor moral y emocionalmente si esos señores pagaran por su asesinato.

Además de justicia, hay que aspirar a que la policía se libre de prejuicios o estereotipos a la hora de actuar, que sus funcionarios no comentan delitos y mucho menos que asesinen a quien detenga, cualquiera que sea el motivo de la detención.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: La vida de la gente es la prioridad

Leoncio Barrios, psicólogo y analista social. Escribidor de crónicas, memorias, mini ensayos, historias de sufrimiento e infantiles. Cinéfilo y bailarín aficionado. Reside en Caracas.