Herodes, antes y ahora
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La Biblia, aunque sea un texto de doctrina religiosa e historia antigua, también pudiera servir como oráculo contemporáneo. En ese texto hay episodios que, muchos siglos después, se repiten como es el caso del infanticidio ordenado por Herodes ante el nacimiento de Jesús en Belén y el que en estos meses ha cometido el ejército israelí en Gaza.

La leyenda del asesinato de los santos inocentes, como toda leyenda, tiene varias versiones. Una de ellas, dice que Herodes, el entonces rey de Judea, hombre soberbio, autoritario y apoyado por el imperio de entonces, aniquilaba a todo aquel que se le resistiera o considerara una amenaza para su trono, por lo que mandó a asesinar a todos los niños recién nacidos en la comarca con miras a eliminar a su futuro enemigo.

A la leyenda de la matanza de inocentes precede la de los magos del Oriente quienes, cual agentes del servicio secreto de los Estados modernos, reportaron a Herodes el nacimiento del ungido por Dios para que gobernara esas tierras por los siglos de los siglos. Herodes, presa de la soberbia y la rabia, encomendó a esos magos, hoy conocidos como unos graciosos y bondadosos reyes, a ubicar al niño dios para darle muerte.

Los magos emprendieron la búsqueda encomendada por Herodes y se guiaron por una estrella, cual dron de nuestros tiempos, que los llevaría al lugar donde el niño Dios había nacido. Parece ser que en el camino o al llegar al pesebre en Belén donde encontraron al niño, los magos cambiaron de idea y de espías y delatores se transformaron en adoratrices de aquel niño.  Quizás por eso la iglesia católica, siglos después, les concedió el título de reyes sin que ninguno de ellos perteneciera a alguna casta noble.

Al conocer el cambio de proceder de los magos, Herodes se consideró traicionado y en venganza no se sabe si mandó a matar al trío de sabios señores, pero sí que ordenó asesinar a todos los varones nacidos en aquellas tierras en tiempos recientes, con miras que entre ellos, muriera su futuro enemigo.

Este hecho, sin comprobación histórica alguna, lo  refiere la iglesia católica como la matanza de los santos inocentes. De ser así,  Herodes fue uno de los primeros asesinos en serie e infanticidas que reporta la historia, un genocida que quiso exterminar a todas las nuevas generaciones que consideraba una amenaza a su trono y su entorno.

La matanza de los santos inocentes, supuestamente, ocurrió en Cisjordania, la actual Palestina,  al lado de Gaza, hoy tierra arrasada por los bombardeos que el ejército israelí realiza día y noche, matando a miles de niños y niñas mientras  persigue a guerrilleros de Hamás.

Belén 2023

En Belén, el lugar donde según las sagradas escrituras nació el hijo del Dios de los cristianos: Jesús, en el 2023 no se celebró su cumpleaños. La tradición cristiana de peregrinar hasta allí a ofrecerle sus plegarias al niño Dios tuvo que suspenderse por miedo a que las bombas israelíes aplastaran a centenares de peregrinos.

Ni peregrinos ni luces hubo estas navidades en Belén, solo un pesebre cubierto de escombros producto de los bombardeos. Debajo, niños y niñas muertos junto a sagradas familias completas.  La guerra ha terminado con los sueños de miles de niños y niñas en Gaza. Los bombardeos han quitado la vida de miles, a otros muchos los ha dejado sin piernas, sin brazos, con cicatrices en su cuerpo y en sus cabezas. No habrá cirugía ni terapia que les permita recuperar lo perdido.

Las calles de Gaza y Cisjordania están sembradas de muertos en estas recientes navidades. La muerte viene como una estrella desde el cielo en forma de dron.  En las aceras o sobre escombros los sobrevivientes lloran por sus seres queridos, sus casas, su futuro, su pasado. Todo perdido.

Funcionarios de agencias internacionales, de ONGs y periodistas ubicados en Gaza, reportan estar en una tierra arrasada donde cunde el miedo y la desesperanza. La rabia cabe, pero prepondera el dolor, el hambre, la sed, el desaliento.

Cuenta otra leyenda bíblica que recién nacido Jesús, José, su padre adoptivo, tuvo un sueño en el cual un ángel le dijo: “Huye de Palestina, te van a matar a tu hijo”. Tan pronto como pudieron, José y María huyeron a Egipto y salvaron a Jesús de la barbarie que les perseguía. Esa no ha sido la suerte de millares de madres y padres en la Palestina de hoy, que han tratado de huir para salvar sus vidas, la de sus hijos e hijas. 

Las bombas israelíes caen por doquier matando indiscriminadamente a la población palestina que huye, a la que permanece en su casa, paralizada por el miedo, y la que se refugia en los lugares supuestamente seguros.  En Gaza y Cisjordania no hay lugar donde guarecerse de los bombardeos.

En tres meses, el bombardeo y ataque terrestre israelí a Gaza y Cisjordania ha matado cerca de 25.000 personas, la mitad de ellas niños, niñas y adolescentes. El número de heridos y desaparecidos es indeterminado debido a la magnitud de los ataques.  Las noticias reportan pocos miembros de Hamás entre los muertos. 

En las calles de Tel Aviv, los familiares de los secuestrados por Hamas claman por su regreso, “Los queremos vivos, no en bolsas plásticas”, reza una pancarta.  El gobierno israelí hace caso omiso a sus demandas. La soberbia, la xenofobia y los intereses políticos, militares y económicos del gobierno, predominan ante las plegarias humanitarias.

Cuenta un pasaje evangélico de Mateo que en Palestina se cumple el oráculo del profeta Jeremías: “… Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen”. Raquel es cualquier madre palestina de nuestros días.

La prioridad del mundo en este año 2024 tiene que ser detener la matanza de niños, niñas y adolescentes de Palestina por la creencia del Herodes contemporáneo de que podrán ser futuros guerrilleros y enemigos.

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Leoncio Barrios, psicólogo y analista social. Escribidor de crónicas, memorias, mini ensayos, historias de sufrimiento e infantiles. Cinéfilo y bailarín aficionado. Reside en Caracas.