Se cumplió un año de las elecciones presidenciales del 2018, las cuales han sido fuertemente cuestionadas y cerca de 60 países no reconocen al ganador de dicha elección por no haber sido libres, competitivas ni mucho menos transparentes.
A pesar de todos los vicios, ilegalidades y prácticas no democráticas, esto no ha sido impedimento para que Nicolás Maduro fuera juramentado para el período presidencial 2019-2025. Aunque no goza de niveles mínimos de gobernabilidad, sí representa el poder efectivo del Ejecutivo. Pero, ¿de qué sirve sentarse en Miraflores si pocos te respetan como autoridad y muchos te desconocen como presidente electo?
El juego empieza a enredarse cuando existe una contraparte que posee amplio respaldo nacional e internacional, y además, asumió la primera magistratura recurriendo a la Constitución vigente. Sin embargo, dos cabezas intentando encargarse del mismo poder, termina atrofiando los buenos propósitos y el juego se tranca. En honor a la verdad: Aquí nadie gobierna.
Hoy -ni nunca- ha sido práctico la aniquilación de la otra parte, ni realista el desconocimiento del chavismo y mucho menos viable abandonar una mesa de negociación para evitar más muertes. Mientras se cumple un año de esa ilegítima elección, la tragedia humana no ha cedido y seguimos siendo el centro latinoamericano del crimen organizado.
Ahora bien, para destrabar este ajedrez político, sería ideal que una parte envíe señales concretas como la liberación de presos políticos o la disposición de renovar todos los poderes públicos, y sería genial si la otra parte ayudara a terminar con las sanciones. Solo por dar un ejemplo.
Postergar los acuerdos no es la alternativa
Hoy o mañana estamos obligados a escucharnos. El país está sumergido en la miseria y debe encontrarse el método que permita un reconocimiento político de las partes, porque si no seguirán multiplicándose millares de casos como los de Anailin Nava (desnutrición infantil grave, severa, cruel e inhumana), y lo más doloroso es que los daños de este tipo son irreversibles.
De cualquier modo, la crisis se expande y ya ha golpeado el suministro de la gasolina. A corto plazo, difícilmente pueda restablecerse el abastecimiento del combustible. Por otra parte, ya se teme por otro problema: Posible suspensión del sistema de pagos relacionados a Visa, MasterCard y Maestro para el próximo año. Siendo así, sería necesario incorporar un mecanismo de procesamiento de pago alternos a estos, pero con las telecomunicaciones deterioradas y nuestra infraestructura tecnológica deficiente, probablemente estaremos más “fuera de línea” y terminaremos utilizando el trueque como medio de pago.
Recreando un poco la imaginación, muchas veces me pregunto: ¿Qué tan diferente sería la situación hoy si pensando en una posible elección, todos se hubiesen agrupado en torno a Lorenzo Mendoza (o un candidato único consensuado) a principios del año pasado? ¿En dónde estaríamos si desecháramos la política confrontacional? ¿Hubiese sido posible el final del régimen sin las precipitaciones de los métodos violentos o el desconocimiento del chavismo? Solamente para pensar…
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