resistir
Los manifestantes se agruparon con escudos para resistir la represión de los efectivos de la GNB. Foto: Iván Reyes

“Resistiré para seguir viviendo” una frase llena de contenido que se repite a lo largo de una canción muy sonada en los años ochenta. Dos verbos, uno en futuro y el otro en presente continuo y tiene que ser de esa manera porque la vida no puede detenerse.  

Resistir es pervivir, pero al mismo tiempo es fuerza que contiene la violencia ejercida por los otros sobre nosotros. La contención es oposición, por tanto, es lucha. Hoy podemos decir que vivimos porque resistimos y lo hacemos con esfuerzo y poder.

En otro sentido, resistir es negarse a morir… De ninguna manera significa pasividad o resignación. Esta estrofa completa está llena de vitalidad: “Resistiré para seguir viviendo. Soportaré los golpes y jamás me rendiré. Y aunque los sueños se me rompan en pedazos. Resistiré, resistiré”.

El totalitarismo golpea, por lo general somete, pero no siempre logra la obediencia. Humilla, sujeta, obliga, elimina. Puede quitarte la palabra, pero no la posibilidad de hablar y mucho menos el pensar. Por más que nos humille y prohíba no puede quitarnos la humanidad. Al venezolano popular no puede quitarnos la relación, la convivencia, la afectividad.

La resistencia es valor y fuerza. Insumisión. Por ejemplo, este sistema me ha arrebatado el acto de abrazar y besar a mi vieja, pero no la posibilidad de amarla ni atenderla. Ha podido someterme porque me aisló, eliminó toda posibilidad de material para desplazarme. 

Como dice la canción, “los sueños se me rompieron en mil pedazos”, el sueño que construí se destrozó, pero la facultad de soñar no se limita al sueño producido, sino a la posibilidad misma de imaginar y edificar. En esto radica la libertad, en que no está amarrada al objeto o a lo elaborado sino a la enorme capacidad de producir, soñar, imaginar, vivir, amar, crear. 

La libertad es oportunidad, es riesgo, es apertura. Es decisión. Está en la base de lo que somos. Vivimos según relaciones, somos convive, la solidaridad nos constituye. Eso vivimos los venezolanos, eso somos, esa es nuestra cultura por tanto es la base de la resistencia.

Afirmar la resistencia, esto les suena a mis hijos adolescente como resignación, me dicen: “pero te estás adaptando, eso no es luchar”. Me toca hacerles una precisión: resistir es luchar, pero una lucha a largo plazo, con constancia, que nos permita vivir y enfrentar. La inmediatez del adolescente o del joven no les permite ver que el poder y la lucha para la liberación del régimen más opresor de la humanidad: el socialismo, uno de los modos de totalitarismo, se requiere estrategias, pensamientos pausados, audacia y constancia. Ante la eliminación que supone estos regímenes, negarse a morir es resistir

En este sentido, la resistencia es insumisión, antítesis de la adaptación y la dominación. Mi invitación es a seguir el camino que nos permita enfrentar este sistema de muerte, con inteligencia, con constancia y firmeza.

¡Adelante!

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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Doctora en Ciencias Sociales y Licenciada en Trabajo Social. Profesora titular de la Universidad Central de Venezuela. Investigadora en antropología cultural del pueblo venezolano y sobre el fenómeno...