Venezuela es uno de los países más violentos en la región más violenta del planeta, esto ha sido puesto en evidencia por distintas investigaciones usando diferentes enfoques. No importa cuál sea el concepto o indicador que usted utilice para cuantificar este fenómeno, el país aparece entre las situaciones más graves de la región.
En este panorama, las muertes por arma de fuego ocupan un destacado lugar. Venezuela no sólo es uno de los países más violentos del mundo, sino uno en donde esta violencia tiene un protagonista casi unánime: El Arma de Fuego. Diferentes fuentes y métodos sitúan la mortalidad por arma de fuego como la responsable de más del 90% de los homicidios del país . Se mata, y detrás de la muerte está el arma como factor común a esas defunciones.
¿Cómo llegamos a esta situación? El gráfico a continuación nos ilustra un poco, presenta la tasa de muertes por armas de fuego –líneas de color rojo- y la magnitud acumulada de pistolas y revólveres importadas por Venezuela –línea de color azul- desde la década de los ochenta.
A medida que se ha incrementado la disponibilidad de pistolas y revólveres mediante su importación, han ido en aumento la tasa de muerte por arma de fuego. El mensaje parecería ser claro: Más armas, más muertes.

¿Cuántas armas representan esas cifras? Según estimaciones realizadas por la fenecida Comisión Presidencial para el Control de Armas Municiones y Desarme la importación de pistolas y revólveres durante el período que abarca desde 1980 hasta el 2012 pudiese estar por el orden de las 280.000 unidades como promedio y es posible estimar un valor máximo de 628.000 pistolas y revólveres que ingresaron por la vía de la importación. Es de hacer notar que estas cifras contemplan solo aquellas armas que ingresaron legalmente al país.
Esto implica que la magnitud de pistolas y revólveres importados representan entre 3, 5 y 8 veces más que el total del parque de ese tipo de armas de todos los cuerpos policiales para aquel momento.
Como puede verse en los números, rigurosamente obtenidos, estos concuerdan con la apreciación que esta sociedad tiene de sí misma: Estamos en una sociedad muy armada, cada vez más armada en donde se producen cada vez más muertes.
En este panorama se hace urgente formular políticas que tengan como finalidad explícita la reducción de los homicidios, tal como ha puesto de manifiesto la campaña internacional Instinto de Vida (#InstintoDeVida) que plantea la posibilidad de reducir en 50% los homicidios en la región en un período de diez años, tomando medidas basadas en evidencias, entre ellas, el control de armas de fuego y municiones.
Precisamente, el caso específico de nuestro tema de discusión —la magnitud que han alcanzado las armas de fuego en el país— deben tomarse medidas inmediatas para lograr una reducción efectiva en la disponibilidad de las armas. Al menos dos de ellas parecerían evidentes: Suspender por el momento la importación de pistolas y revólveres y proceder a la destrucción de toda arma incautada o que se encuentre en situación irregular.
Adicionalmente hay que establecer mecanismos de control riguroso sobre las armas, para lo cual hay que examinar la compleja relación entre armas legales e ilegales, esto será tema de un futuro artículo.
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