De Venezuela para el mundo
Debemos estar muy conscientes que nuestra situación en general ha impactado allende nuestras fronteras. Nos hemos convertido en un país que exporta migrantes en grandes cantidades y ello supone inestabilidad social, política y económica para la región. La duración del conflicto político y sus repercusiones han hecho que una buena parte de la comunidad internacional desvíe su mirada hacia nuestro territorio, en aras de facilitar posibilidades de entendimiento entre los actores involucrados. Como centro de dificultades y una polarización que afectó su normal funcionamiento, Venezuela se convirtió en un problema hemisférico con muchos días de atención en los principales escenarios geopolíticos actuales. De exportadores de petróleo y telenovelas en el pasado, pasamos a exportar noticias, personas e ideología.
Recuperando la confianza
Luego de múltiples intentos de negociación desde 2002 entre los actores involucrados en el conflicto político venezolano, algunos con mediano éxito como el que condujo a la realización del referendo revocatorio presidencial en 2004, otros (en su mayoría) totalmente fracasados, se llegó a unos niveles de desconfianza absolutos entre las partes. Este elemento del conflicto ha llenado de dificultades por doquier la posibilidad real de adelantar negociaciones que lleguen a feliz término con resultados especialmente favorables a la población venezolana. Con la agudización de la crisis multidimensional venezolana, se incrementaron los esfuerzos y los contactos diplomáticos para destrancar un juego que se venía cerrando desde 2018. El despliegue de Noruega, la Unión Europea y el cambio de gobierno en EEUU, que relanzó el multilateralismo en torno al caso Venezuela, ha abonado el terreno para retomar la vía diplomática y la construcción de confianza, para avanzar hacia resultados concretos y efectivos.
Todas las miradas voltean hacia México
Y aunque la historia de este nuevo proceso de negociación entre los actores del conflicto político venezolano no haya comenzado en México, este país es ahora el centro-pívot desde donde –para algunos muy lentamente, para otros a buen ritmo- avanza un ciclo de negociaciones que ya ha producido dos documentos públicos. Obviamente no es nada fácil avanzar tomando en consideración los antecedentes públicos y no tan públicos de conversaciones que no arrojaron nada claro y aceptable para las partes en el pasado. Lo importante y destacable de las citas de México, es que el cúmulo de actores que está presente allí tiene de alguna manera poder de decisión y vinculación geopolítica en el caso. Por una parte, la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos, sumado al rol que está cumpliendo Rusia ahora y con ella, la presencia china y cubana, que por alianza tienen un rol claro en el asunto, garantizan actores válidos para decidir.
Venezuela requiere soluciones diplomáticas que faciliten volver a un reconocimiento mutuo entre los actores y la confianza de dilucidar en las urnas electorales los caminos para relanzar la economía, los indicadores sociales y una nueva perspectiva de vida que alimente la esperanza y detenga de plano, las olas migratorias y la crisis interna del país. No está fácil ni lo será el camino que nos ofrece México, pero todas las esperanzas de los venezolanos están puestas allí. Y aunque existen voces e intereses que a diario intentan desacreditar este nuevo intento de ruta con argumentos válidos y otros no tanto, considero que la apuesta central debe estar enfocada hacia allí. Esperemos que México sea lindo y querido para la esperanza reactivada de millones de venezolanos concentrados en el territorio nacional y los esparcidos por el mundo.
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