pandemia Casos de coronavirus a nivel mundial alcanzan los 28,6 millones
Los casos acumulados de COVID-19 desde que empezó la pandemia ascienden ya a 28, 6 millones, según los datos comunicados oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por todos los países. Foto: EFE

A raíz de mi artículo de la semana pasada sobre los primeros seis meses de la pandemia del coronavirus, algunas personas me comentaron sobre su hartazgo, agobio, desespero, impotencia ante la situación. No es para menos. A pesar de tanto desaliento, no transmitían desesperanza aunque sí miedo. La incertidumbre lo produce. ¿Hasta cuándo?

Agobio y miedo se extienden por todo el mundo como el virus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) anuncia que para finales de septiembre, dentro de pocos días, más de 30 millones de personas en el mundo se habrán infectado de coronavirus y más de un millón habrá muerto por esa causa. Mucha gente.

Algo alentador ante las nefastas cifras de la pandemia es que 29 millones de personas, en todo el mundo, han superado la infección. Aunque falta saber las secuelas del virus a mediano y largo plazo.

Las epidemias suelen darse por olas. La primera ola del coronavirus comenzó en todo el mundo con el 2020 y su duración ha variado según las regiones.

La ola europea

A los tres meses de acción preventiva y curativa, pero también con miles de muertes por Covid-19, en Europa hubo una baja en los contagios. Se consideró que, gracias a políticas sanitarias coordinadas entre los gobiernos y la disciplina de la población, la ola epidémica  descendía. Se podía dar una pausa a la gente, reactivar la economía.

Dos meses después de iniciada la pausa, en ciertas regiones europeas se han prendido las alarmas por la cantidad de nuevos casos. La cosa se pone fea. Llegó una segunda ola. El miedo reaparece.

Ante esta segunda ola, los expertos dicen que el desconfinamiento en muchos países fue prematuro, que se relajaron demasiado las normas, que sectores le perdieron miedo al virus. Todo junto. Que la situación es muy preocupante.

Pero los brotes, ahora, son locales, no extendidos. Se supone que más fácil de controlar. Aún no se sabe. Acontecimientos en pleno desarrollo. ¡Qué susto!

Las olas americanas

A diferencia de Europa, en ninguna de las tres Américas se ha superado la primera ola. El virus no ha dado pausa. Los gobiernos de esa región han actuado sin coordinación, algunos con políticas sanitarias opuestas a la de sus vecinos. Varios retando al virus. Por ello, dos de los tres países con más casos en el mundo, EEUU y Brasil,  los más retadores, están en esta zona.

Otra diferencia con Europa ante la pandemia es que Latinoamérica es una región donde predomina la pobreza; el suministro de servicios públicos y el sistema sanitario  pueden ser deficitario. En ese contexto, la OMS reporta, para mediados de septiembre, 15 millones de personas infectadas de coronavirus en esta región y un preocupante aumento de casos diarios.

Por supuesto, la desesperación y agobio por la pandemia es mayor en los habitantes de países pobres. Allí, la cuarentena más que una pausa en la cotidianidad tiene toque de tortura por las condiciones de los servicios públicos y la crisis económica en que centenares de millones de personas viven en  esos países. Admirable su capacidad de resistencia. Preocupante lo que esta pasando.

La ola asiática

Asia, con el coronavirus, se ha convertido en una región de contraste epidemiológico.  Allí, en China, el país más poblado del mundo, donde comenzó la epidemia, seis meses después es uno de los países donde menos casos de coronavirus se presentan. El estricto control de movilización a lo interno del país y el proveniente del exterior, más millones de pruebas sobre la tenencia del virus en la población, parecen haber dado resultado.

Por el contrario, la India, el segundo país más poblado del mundo, ha pasado a ser el segundo con más casos en el preocupante ranking mundial de la epidemia.

La diferencia entre estos dos gigantes asiáticos es su capacidad de respuesta. China es un país rico, con capacidad sanitaria, mientras, la India, tiene altos índices de pobreza y servicios sanitarios críticos. La extensión de la epidemia en este país puede diezmar a grandes sectores.

La esperanza

La esperanza del fin de esta larga pesadilla pandémica está puesta en el desarrollo de una vacuna. Hay una competencia olímpica por lograrla. Laboratorios y centros de investigación trabajan sin parar. Persiguen prestigio y  grandes negocios. Los lideres políticos, desesperados, por acreditarse el logro para sus países, sus fines políticos. A veces, parece que la salud de la gente es secundaria ante los otros beneficios.

Con respecto al mundo post pandemia, una alta funcionaria de la Organización Mundial de la Salud ha dicho una frase terminante: el fin de la pandemia no llegará con la vacuna sino cuando aprendamos a convivir con el virus entre nosotros. De eso parece que se trata.

Eso quiere decir que, por un buen tiempo, tenemos que seguir con el distanciamiento de metro y medio, el lavado de manos frecuente y la mascarilla para donde quiera que se vaya

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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Leoncio Barrios, psicólogo y analista social. Escribidor de crónicas, memorias, mini ensayos, historias de sufrimiento e infantiles. Cinéfilo y bailarín aficionado. Reside en Caracas.