Cuando se intenta evaluar las condiciones objetivas del escenario político del país, la primera apreciación que resplandece es impresionarse como estamos situados en el peor de los mundos: tenemos un gobierno de civiles sanguinarios y estamos protegidos por militares implicados con el narcotráfico. El ala civil en descomposición y el ala militar corrompida. Unos civiles crueles y unos militares brutales. Es un revoltijo letal. Un monstruo de dos cabezas despiadado. Es increíble cómo estamos rodeados de potenciadores de todos los efectos del mal.
A este monstruo de dos cabezas, difícilmente le podemos pedir un mínimo común civilizatorio y mucho menos que sea guardián de nuestros derechos y garantías humanas. Ni hablar de solicitarle un poco de racionalidad económica porque –lamentablemente- su esencia es la restricción de las libertades individuales y colectivas, así como la destrucción de las capacidades productivas del país.
Ahora quieren engañarnos con una supuesta oferta de 2.000 millones de euros al sector privado, pero la gran pregunta: ¿de dónde sacarán estos recursos si estamos en default hace rato? Parece que vendrán nuevas reducciones de importaciones públicas, lo cual agravará la situación económica actual. Sencillamente, seguiremos con nuestra economía arruinada imperturbable. Y ellos con sus anuncios distractores para el espectáculo.
Llenos de sin sentidos
Tenemos unos salarios que están por debajo de las economías más débiles de la región, como lo son Cuba y Haití. Unos servicios públicos con absoluto control de la administración del Estado, pero ninguno funciona con normalidad. Tenemos la construcción del “hombre nuevo”, junto con las calamidades nuevas, las desgracias nuevas y las injusticias nuevas. Tres personas que se niegan a rectificar las medidas económicas erráticas y fracasadas. Anuncian una criptomoneda que es una ficción, sólo sabemos que se llama Petro pero es inexistente en todo orden.
Pero lo que sí será real, es el meteórico ascenso de precios el próximo año de 10.000.000%. ¿Qué significa este porcentaje casi impronunciable? Básicamente que, si un chicle está a 1 bolívar el 01 de enero del 2019, a final de ese año estará el mismo chicle en 100.000 bolívares. ¿Aberrante, no? Un dato más: el promedio de inflación en América Latina es de un poco más 4%.
Estamos coartados en todos los ámbitos y la convivencia civilizatoria se diluyó. Sin embargo, la solución está dentro del país. El otro problema es cómo nos ponemos de acuerdo. Si nos convencemos de que los marines no van a venir, sería un gran avance. Y si aprendemos a cerrar filas, en unidad sin vacilar, entonces el progreso sería infinito.
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