Las vacaciones escolares tocan a la puerta con la pandemia que sigue presente. Para muchos niños y adolescentes con acceso a internet, estar conectados constituye el aliado fundamental. Sus familias respirarán aliviadas de que sus muchachos tengan algo que hacer estando seguros en casa. ¿Pueden estar completamente tranquilas?
Una reciente investigación, en el Reino Unido de la Fundación 5Rights y Revealing Reality, establece los caminos entre el diseño de servicios digitales y los riesgos que enfrentan los niños en línea. Muestra que servicios como Facebook, Instagram y TikTok están permitiendo que los adolescentes, algunos de tan solo 13 años, sean inundados con un flujo de contenido dañino dentro de las 24 horas posteriores a la creación de una cuenta. “A pesar de conocer su edad, las empresas permiten el contacto no solicitado de adultos extraños y recomiendan contenido dañino que incluye material relacionado con trastornos alimentarios, dietas extremas, autolesiones y suicidio, así como imágenes sexualizadas e imágenes corporales distorsionadas”.
Estas plataformas no están diseñadas deliberadamente para poner en riesgo a los niños, pero esta nueva investigación muestra que los riesgos que plantean no son accidentales, pues, están pensadas para maximizar el tiempo de conexión, interacción y consumo, mas no para la protección de niños y adolescentes.Los autores de la investigación solicitan el establecimiento de normativas que obliguen a esas empresas a proteger a niños y adolescentes. Sabemos que es un tema escabroso y nada fácil de lograr, por lo que debemos tomar medidas en casa.
¿Qué podemos hacer?
Enseñar el uso adecuado de las tecnologías. Exige que nos informemos y formemos sobre cómo utilizar adecuadamente estas herramientas. Podemos conversar con nuestros hijos sobre cómo utilizar las redes sociales de forma segura y protegida. La alternativa no puede ser impedir que se conecte, para evitar los riesgos. No dejamos de salir a la calle aun cuando sabemos que acechan los peligros, tomamos las medidas que están a nuestro alcance para mitigar los riesgos.
Orientar sobre el uso adecuado de internet. Mientras más vulnerable sea el adolescente porque se siente solo, abandonado o tiene adicciones, más posibilidades habrá de que sea “presa fácil” de las ofertas engañosas que puedan hacerle.
Es importante que los adolescentes sepan que, así como internet y las redes sociales tienen muchas ventajas, también abundan los riesgos. Hay que alertarlos sobre los peligros de difundir información personal, comentarios erotizados, imágenes con poca ropa, desnudos que puedan ser utilizados por otros usuarios afectando la privacidad, integridad psicológica o reputación.
La comunicación, una herramienta fundamental. La investigación muestra que la mayoría de los entrevistados dijeron sentirse mal de comentar a sus padres los episodios incómodos que puedan vivir en línea, por temor a la reacción de éstos al querer quitarle los dispositivos o impedir la conexión. Es determinante generar un clima de confianza con nuestros hijos y que ellos sepan que siempre pueden acudir a nosotros para comentar y encontrar apoyo.
La investigación también revela el peso que tiene el efecto de las redes sociales en los adolescentes para no sentirse fuera de grupo, estar incluido, ser aceptados.
Esto tiene un importante impacto en aceptar o no cómo son, su figura, forma de ser, gustos, incluso en tener que comportarse o tratar de verse como alguien distinto a quien se es.
Aprovechemos estas vacaciones para poder acercarnos a nuestros niños y adolescentes, para acompañarlos para aprender a leer críticamente lo que muestran las pantallas y no dejar que “tiranicen” sus vidas.
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