La relación entre periodismo y ciudadanía convoca a consideraciones que exaltan no sólo la importancia de cada uno. También, apunta a valorar el periodismo como la institución democrática que ayuda a exhortar el concepto de ciudadanía desde la perspectiva de su desarrollo y consolidación. Es decir, respecto a derechos y a deberes.
Por eso, el vínculo periodismo-ciudadanía es razón para fundamentar el ejercicio de las libertades y la igualdad ante la ley. O del ordenamiento jurídico entendido como el estamento ordenador, motivador y compensador del hombre social, político y económico.
Podría decirse que el periodismo actúa como sistema funcional ingeniado para moldear civilidad y conciencia en una sociedad. Vale señalar que el periodismo ha alcanzado la capacidad de movilizar el pensamiento de una nación. De una nación abierta al proceso de construcción de ciudadanía. De ahí que un buen periodismo es capaz de lograr que una nación pueda reflejarse en el espejo de su opinión, actitud y aptitud.
Esta podría ser otra razón para inferir que, de la relación entre periodismo y ciudadanía, podrían derivarse mecanismos idóneos para resarcir las debilidades del individuo. Igualmente, dispositivos preparados para amplificar el poder de la sociedad. Más, al comprender el papel que tiene el periodismo como actor fundamental en la democracia. De ahí que hay quienes se expresan del periodista como un “actor de libertad”.
Acá es necesario pasearse por la ideología del periodismo. Al igual que por los compromisos y lazos que se arraigan al desempeño de la profesión del periodista. En consecuencia, es inmediato dar cuenta de que el periodismo actúa como formador de la opinión pública en materia política, social, económica y cultural. Ámbitos éstos que, en lo primordial, configuran el hecho ciudadano. Por tanto, no cabe duda al asentir que el periodismo es una institución que, en su esencia, ha sido formada para desarrollar la ciudadanía en su más afianzada manifestación.
La idea organizada por medios de prensa como Efecto Cocuyo, El Pitazo y Plural A.C., sobre “¿Cómo hacer periodismo con la gente?”, dio en el centro de la diana. Particularmente, en el fragor de situaciones donde los ciudadanos necesitan exponer sus problemas ante las comunidades. Por tanto, sensibilizar a las mayorías. Y de esta forma, lograr un llamado de atención que se extienda tanto vertical como horizontalmente. Aunque, naturalmente, esto ha de requerir de la asistencia e intervención de un periodismo interactivo y perceptivo. En cuanto a que imbrica realidades de todo talante y género.
Esto ha motivado el propósito de remozar el modelo de un periodismo “arrogante”. Ahora, el papel de los medios busca sincronizarse con las audiencias. No sólo a manera de apartarse de un “periodismo producto” en cuanto a proyecto comercial-funcional. También, de alinearse con los intereses de la gente que, finalmente, puede ayudar a direccionar sus contenidos. Así como a formular otros de nueva concepción.
De seguirse haciendo un periodismo solamente para colmar apetencias e intereses de medios concebidos como negocios, las realidades se verían abatidas por el peso de las obesas consecuencias. Nada más y nada menos, que el resultado de ello sería de verdades estancadas por atrevidas y presuntuosas insignificancias. Que rayan en lo que es la seductora y peligrosa desinformación
La idea de remontar obstáculos que históricamente le han restado importancia a la verdad, se consigue a través de un periodismo que ofrezca a las audiencias, palabras alineadas con la exclamación o interrogación dentro de las cuales se esconden problemas de todo tamaño. Y sólo esa respuesta proporcionada por un periodismo de interacción permanente, puede hallarse en medio de oscurecidas conspiraciones donde la ciudadanía subsiste. No tanto entre las contrariedades que buscan reducirla en su condición política. También, en su condición social, moral, ética y hasta histórica.
De ahí entonces la necesidad de atender la significación que, para el periodismo interactivo, tiene un nuevo paradigma funcional. O sea, un paradigma que atienda la importancia de valorar la opinión popular desde perspectivas capaces de propiciar nuevos canales de participación. Desde luego, con base en nuevos contenidos de factible publicación en los medios de comunicación. Asimismo, en un modelo de gerencia que motive compromiso y participación. En un todo con la inquietud de ¿cómo hacer periodismo con la gente?.
Es quizás, la forma mejor pensada de fortalecimiento de la ciudadanía. Sobre todo, cuando percibe que su clamor es noticia. Así es posible construir la expresión de un periodismo que anda en búsqueda de transformarse, de reinventarse. Y que habrá de evolucionar hasta reconvertirse en un medio ciertamente cercano a la comunidad. O de lo que representa el hecho político, económico, cultural, social, ético e histórico, y por adición pertinente, frente a la necesidad de construir ciudadanía.
Comprender que el periodismo es un blasón de libertad, es igualmente entender que la ciudadanía es divisa del desarrollo necesario y anhelado. Por eso, ante lo que traduce el significado de ver ¿Cómo hacer periodismo con la gente?, tal cual es intención de medios tan reconocidos como Efecto Cocuyo, El Pitazo y Plural A.C., surgió la motivación para lograr estas líneas referidas alrededor de la relación entre Periodismo y Ciudadanía.
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