Una conciencia tranquila le hace a uno fuerte.
A. Frank
Es claro que la asamblea nacional constituyente convocada de manera fraudulenta por Nicolás Maduro, e impulsada inconstitucionalmente por las 4 rectoras del CNE, tiene como único fin perpetuarse en el poder y borrar del mapa de Venezuela a la oposición que enfrenta el régimen. Se puede evidenciar que no existe una razón legitima para su convocatoria y además se ha convocado violando la constitución, por lo tanto, sus efectos serán perversos y nocivos para la salud de las instituciones democrática.
Con la constituyente no se busca ni la paz ni el fortalecimiento de la democracia. Por el contrario, ya Diosdado Cabello y otros voceros del PSUV han sentenciado la disolución de la Asamblea Nacional, la destitución y enjuiciamiento de la Fiscal General por traición a la patria y cárcel para todos aquellos que han protestado contra la escasez, el hambre, la miseria y la muerte a la que nos han sometido quienes controlan el poder en Venezuela.
Podemos afirmar entonces que la Constituyente de Maduro es un instrumento para desaparecer la disidencia que enfrenta a este gobierno de facto que ha roto el orden constitucional. El proceso constituyente no fue diseñado para la participación y el diálogo sino para profundizar y consolidar un apartheid político que se vive en Venezuela desde hace años.
Desde el gobierno ilegitimo de Maduro se llama traidores a quienes defienden el orden constitucional y amenazan con aniquilar a la oposición con la constituyente, es mentira que existe una intención de diálogo desde el régimen, nunca han promovido la paz: sólo odio y división, su lenguaje es de guerra.
La instalación de la asamblea nacional constituyente significaría para Venezuela la ruptura definitiva del orden constitucional, y probablemente el inicio de una etapa funesta en la historia de Venezuela.
Pero sólo los venezolanos tenemos en nuestras manos detener esta aberración histórica. No podemos permanecer inertes en esta oportunidad. Si, debemos recordar que un importante grupo de venezolanos ha permanecido pasivo ante la grave crisis que atraviesa el país y ya es hora de acompañar a quienes luchan pacíficamente por el presente y el futuro de nuestra Patria.
También es conveniente leer en esta circunstancia el famoso poema atribuido al pastor y teólogo alemán Martin Niemöller (1892-1984), este poema se hizo popular durante la II Guerra Mundial en la lucha contra el nazismo:
“…Cuando vinieron a buscar a los social-demócratas
No dije nada
Yo no era social-demócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas
No dije nada
Yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los católicos
No dije nada
Yo no era católico.
Cuando vinieron a buscar a los judíos
No dije nada
Yo no era judío.
Luego, ellos vinieron a buscarme
Y no quedaba nadie para protestar”.
En este sentido, todos estos días la gente se pregunta: ¿Qué hacer frente a la constituyente de Maduro?
Pues la respuesta es diáfana. Hay que rechazar la constituyente. Es la hora de protestar; de alzar nuestra voz, de mantener izada la bandera de la democracia en la universidad, la fábrica y en los cuarteles; es hora de cumplir con el sagrado deber de defender la constitución que ampara nuestros derechos. Somos una mayoría contundente, indetenible y el régimen lo sabe. La respuesta frente a esta constituyente es la contundencia de la calle.
Autor: Angel Ruiz.
Licenciado en Filosofía. Profesor del Componente Docente en la Universidad Nacional Abierta (UNA). Investigador Social. Miembro del IFEDEC