Una renovada promesa para erradicar una enfermedad milenaria

Nos encontramos en el año 2024 y, desafortunadamente, la tuberculosis, una enfermedad milenaria que ha plagado a la humanidad durante incontables años, continúa siendo una causa significativa de mortalidad.

En siglos pasados, se estimaba que esta enfermedad era la culpable de cerca de 25% de todas las defunciones, pero en la actualidad la tuberculosis puede prevenirse y tratarse. Contamos con una vacuna que ha estado en uso durante más de un siglo, antibióticos eficientes y medidas sanitarias bien establecidas que pueden interrumpir la transmisión de la enfermedad.

No obstante, en 2022, más de 10 millones de personas en todo el mundo se infectaron con tuberculosis y 1,3 millones fallecieron por su causa, convirtiéndola en la segunda enfermedad infecciosa más letal de ese año. En términos generales, la tuberculosis provoca más muertes que cualquier otra enfermedad, aunque la Covid-19 la superó temporalmente.

Más de 80% de estos casos y muertes por tuberculosis se producen en países pobres. Esto se debe en gran parte a que las personas en estos países tienen más probabilidades de estar expuestas a factores de riesgo como la desnutrición, que contribuyen a padecer de tuberculosis y SIDA. Sin embargo, más allá de estos factores, los médicos, investigadores y funcionarios de salud pública sostienen que las vacunas y tratamientos disponibles actualmente no son suficientes.

Es necesaria otra vacuna

La vacuna Bacille Calmette-Guérin (BCG), creada en 1921, es la única vacuna contra la tuberculosis disponible en el mundo. Según estimaciones de la OMS del 2022, 80% y 91% de los niños menores de un año en África y el sudeste asiático, respectivamente, recibieron la vacuna BCG, a pesar de que estas regiones cargan con la mayor incidencia de tuberculosis.

Aun cuando la vacuna es segura y tiene efectos secundarios poco frecuentes, la eficacia de la BCG es limitada. Un metaanálisis de 26 estudios reveló que la vacuna BCG, cuando se administra durante la infancia, tiene una eficacia del 37% contra todas las formas de tuberculosis, durante los primeros cinco años de vida. Sin embargo, no ofrece protección a adolescentes y adultos.

¿Por qué es necesaria una nueva vacuna contra la tuberculosis? Una peculiaridad de la tuberculosis es que la presencia de la bacteria en el organismo no implica necesariamente el desarrollo de la enfermedad. Según un artículo publicado en PLOS Medicine en 2016, se estima que casi 25% de la población mundial tiene una infección latente de tuberculosis.

Ahora se están desarrollando nuevas vacunas que podrían ayudar a prevenir la tuberculosis en adolescentes y adultos, que actualmente no cuentan con dicha protección. Se espera que estas vacunas sean más efectivas que las actuales. Varias de ellas se encuentran en la fase 3 de ensayos clínicos, el último paso antes de que los fabricantes de vacunas puedan solicitar su aprobación a las agencias reguladoras.

Esto representa una chispa de esperanza en la lucha contra la enfermedad. La mayoría de las vacunas candidatas contra la tuberculosis han mostrado tasas de eficacia comparables y es poco probable que logremos una vacuna contra la tuberculosis que sea 100% efectiva en el corto plazo.

Más que vacunas eficaces

El éxito inicial de las primeras vacunas ha impulsado un mayor apoyo y financiamiento para este campo. Todos esperamos que el ensayo de la vacuna M72/AS01E sea exitoso, pero en cualquier caso, será considerado como una especie de vacuna de primera generación. Sin embargo, muchos investigadores sostienen que necesitaremos más que unas vacunas eficaces, debido a que los tratamientos con antibióticos pueden tardar meses en curar la enfermedad.

La vacuna M72/AS01E parece ser la candidata más prometedora, promovida por el apoyo y la financiación de la Fundación Bill y Melinda Gates. En un ensayo clínico de fase 2B realizado en Sudáfrica, Kenia y Zambia, más de 3.500 adultos con tuberculosis latente fueron asignados al azar para recibir dos dosis de la vacuna M72/AS01E.
La eficacia inicial de la vacuna fue de 54%.

Tres años más tarde, el análisis de seguimiento reveló que la vacuna había prevenido casos de tuberculosis activa en 49,7% de las personas que recibieron la vacuna.

Las medidas preventivas básicas, como la mejora del saneamiento, la garantía de una ventilación adecuada en hospitales y la identificación y tratamiento de los pacientes de alto riesgo, han contribuido a la reducción de los casos de tuberculosis en países como Venezuela, donde se reportaron alrededor de 10.952 casos en 2016.

Desafortunadamente, aún contamos con un sistema de salud pública rezagado y con carencias por superar para poder implementar el enfoque multidimensional requerido, que permita erradicar la tuberculosis. Es en este contexto donde la vacunación en adultos puede desempeñar un papel crucial.

No obstante, incluso una vacuna contra la tuberculosis con una eficacia relativamente baja, puede tener un impacto global significativo. Si la vacuna M72/AS01E demuestra ser segura y eficaz en el ensayo de fase 3 actualmente en curso, podríamos estar ante un hito histórico: por primera vez, el mundo tendría la capacidad de prevenir una proporción considerable de las infecciones de tuberculosis entre adolescentes y adultos, una nueva victoria para la humanidad.

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