Por Paulino Betancourt

La mecánica del año bisiesto es bien conocida: agregamos un día a febrero cada cuatro años para mantener la sincronización de nuestro calendario con la realidad celeste de la órbita terrestre. Bueno, resulta que un fenómeno similar se desarrolla en una escala de tiempo mucho menor. Junto con el año bisiesto está el “segundo bisiesto”.

Hasta 1971 nuestro estándar de tiempo era la rotación de la Tierra, donde un giro de la Tierra era equivalente a un día, dividido en horas, minutos y segundos. Esta versión de tiempo, tiene un nombre: tiempo universal. Por lo que en un día se tendrían 86.400 segundos 24 hdía*60 minh*60 smin. ¡Simple!

Pero los científicos que habían estado trabajando con relojes atómicos ya sabían que la duración de un día, medida por la rotación de la Tierra, era variable. En cualquier rotación dada, el Sol puede alejarse de nuestro sentido del tiempo en una décima de milisegundo. Un día, medido por la rotación, puede ser 86.400,0001 o 86.399,9999 segundos. Los científicos también se dieron cuenta de que la rotación de la Tierra no solo es variable, sino que también se ralentiza un poquito. Algo así como un par de milisegundos por día por siglo.

Ahora, el tiempo oficial de registro llamado Tiempo Universal Coordinado (UTC, por sus siglas en inglés), está definido por relojes atómicos, que utilizan procesos que son menos variables que el giro sobre el eje del planeta. Así, un segundo no es una división de un día, sino 9.192.631.770 períodos de oscilación en un átomo de cesio. Y si algo define los relojes atómicos es la precisión. Según lo medido por estos relojes, la tasa de avance del tiempo no cambia en más de 0,0000000001 segundos por día. Entonces, la variabilidad de la rotación de la Tierra no es una consideración puramente teórica, el tiempo definido por el movimiento de la Tierra y las oscilaciones de los átomos de cesio difieren. Solo un poco, pero suficiente.

Al alejarse ambos tiempos, había que buscar una solución: reconciliar los dos tiempos cambiando la hora en los relojes atómicos. En un día determinado, como el sábado 30 de junio de 2012, el segundo después de las 23:59:59, el reloj atómico no marcó las 00:00:00 sino que mostró en su lugar 23:59:60. ¡Se había intercalado un segundo! Este mismo procedimiento se ha repetido 27 veces desde 1972, cuando comenzó el proceso de reconciliación. Sin embargo, la última vez que se solicitó el ajuste fue en 2016. Desde entonces, la Tierra ha comenzado a girar más rápido de lo habitual y ahora los científicos sugieren intercalar un segundo negativo (restar un segundo) para equilibrar el tiempo con nuestra posición en el espacio.

La pandemia de coronavirus podría hacernos sentir que el tiempo está pasando más rápido. Pero, la verdad, es que la Tierra se ha acelerado y ahora gira a una velocidad mayor que antes, haciendo que los días sean un “pelito” más cortos. Ahora hay una nueva sugerencia de los científicos: deberíamos considerar acortar el minuto a solo 59 segundos, lo que nos alineará mejor con la rotación real de la Tierra. ¡Los científicos del reloj atómico quieren reducir el minuto de 60 a 59 segundos!

Otros plantean una advertencia, ya que la reducción en un segundo puede tener efectos no deseados en áreas que dependen de la sincronización correcta. En el 2012, un segundo adicional causó fallas en el servidor de varios sitios de Internet, incluidos Reddit, Yelp y LinkedIn, al tiempo que interrumpió a quienes emplean sistemas operativos Linux y software que usan Javascript. La aerolínea australiana Qantas vio fallar su sistema de reservas en línea, los pasajeros debieron registrarse a mano y se retrasaron más de 400 vuelos. Parte de eso se debe a que la mayoría de los lenguajes de programación tienen una manera de medir el tiempo muy rudimentario y eso, a su vez, se basa en un hardware de reloj primitivo dentro de las propias computadoras. Para una verdadera regulación del “tiempo real”, las computadoras deben hacer “ping” a los servidores de cronometraje global, pero estos ofrecen pequeñas correcciones en lugar de segundos enteros. Estos sistemas funcionan con un código que no comprende por qué el tiempo parece detenerse.

El 2020 registró al menos 28 días que fueron más rápidos que cualquier otro día desde que comenzó el registro en 1960, de acuerdo con la información captada por los relojes atómicos. El día más corto fue el 19 de julio (Día del Niño y de la Niña en Venezuela), 1,4602 milisegundos más corto y se prevé que este 2021 sea aproximadamente de 19 milisegundos menos que un año típico, con un déficit diario promedio de 0,5 milisegundos. Ciertamente la Tierra está girando más rápido ahora que en cualquier otro momento de los últimos 50 años.

Tal vez necesitemos intercalar un segundo negativo, si la velocidad de rotación de la Tierra aumenta más, pero es demasiado pronto para decidir. Es posible que la diferencia no se sienta a escala individual, pero las implicaciones son críticas para la ciencia y la tecnología, ya que los sistemas de navegación y comunicación por satélite dependen de una sincronización coherente con el cosmos.

El Servicio Internacional de Sistemas de Referencia y Rotación de la Tierra, con sede en París, está encargado de declarar los segundos intercalares planificados para las naciones del mundo, pero algunos argumentan que la práctica de agregar y eliminar segundos para corregir la hora puede estar causando más confusión que bienestar. Como resultado, algunos gobiernos han presionado para eliminar por completo las correcciones de segundos intercalares a favor del uso de un reloj atómico sin restricciones, con días más cortos y todo. (https://flathatnews.com)

La cuestión de los segundos intercalares es polémica porque algunos científicos creen que es mejor simplemente ajustar la diferencia de microsegundos de cada día. Pero, como ocurre con todas las normas y medidas científicamente reguladas, existe un organismo rector que puede ayudar a decidir qué hacer. Esa decisión finalmente se dejará en manos de la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones en 2023.

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Profesor-Investigador Universidad Central de Venezuela • Miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat • Editor de la Revista Catálisis • Presidente (H) de la Sociedad Venezolana de...