No fue solo el “viernes negro”. Sería injusto recordarlo sólo por eso aunque quienes vivieron las postrimerías de la llamada “Venezuela saudita” aún resientan los estropicios de aquella devaluación que dejó una impronta fatídica en nuestro sistema cambiario.
El 18 de febrero de 1983, durante la presidencia de Luis Herrera Campins (1925-2007) se le dijo adiós para siempre al dólar a 4,30. Nació el Régimen Cambiario Diferencial (RECADI) y, junto con él, una andanada de hechos de corrupción cuyo único saldo fue el encarcelamiento de Ho Fuk Wing, mejor conocido como “el chinito de Recadi”.
Pero es injusto recordar sólo por eso a Herrera Campins en cuya gestión se inició la primera fase de la línea 1 del metro de Caracas, se inauguró el Teresa Carreño, el estadio Brígido Iriarte, se levantó Parque Central, se inició la autopista a Oriente, ¡y hasta tuvimos un Ministerio para el Desarrollo de la Inteligencia! Fue Luis Herrera quien autorizó las primeras transmisiones a color en la televisión venezolana.
El séptimo presidente de la cuarta república nació en Acarigua (Portuguesa). Como buen llanero, ¡fue refranero! El estado actual de las cosas en Venezuela ¡sería una fuente de inagotable inspiración para un hombre que tuvo siempre un dicho a flor de labios! Herrera Campins podría fustigar retóricamente nuestra actual situación-país apelando solamente a la figura del carroñero más popular de todos: el zamuro.
Danza con la muerte
Recientemente, los venezolanos de a pie pasamos por la incomodidad de no disponer de efectivo. Los cajeros electrónicos no estaban dando plata y nos tocó padecer las odiosas consecuencias del colapso de los puntos de venta. Era inminente la implementación del nuevo cono monetario, y reinaba la incertidumbre.
Muchos nos dispusimos a sacar nuestros churupitos del banco en tandas de 10, 12 o 16 mil bolívares. A las pocas horas, el Primer Mandatario decretó la invalidación y el canje de los billetes de cien so riesgo de cárcel para quien anduviera por las calles con “grandes sumas de dinero”. La desconfianza generalizada se esparció cómo pólvora suspicaz. Habría dicho Luis Herrera
Zamuro cuidando carne
No todos los ciudadanos están bancarizados. No todo el mundo tiene una cuenta. Muchos apelan al viejo truco de guardar su platica bajo el colchón porque burro amarrao, leña segura. Las razones son variadas, y lo mismo tienen que ver con desconfianza que con ignorancia o con la necesidad de mantener oculto y fuera de control el origen de los dineros. Para esta gente, dejar su dinero en mano de terceros le genera la misma sensación que ver zamuro comiendo alpiste. El fantasma del corralito recorre esta tierra de gracia.
A pesar de sus aportes al equilibrio ecológico el zamuro es un ave rapaz con muy mala prensa. Muchos la consideran un ave del mal agüero. Con sus casi 80 centímetros de longitud y su plumaje negro, esta ave de vuelo imponente, se alimenta de carroña y de basura. ¡Lo mismo que hacen muchos venezolanos hoy por hoy! Para nadie es un secreto que la triste jornada de revisar las bolsas de basura no sólo es oficio de mendigos e indigentes. ¡La cifra de menesterosos va en aumento! Es cada vez más común ver incluso a gente de bien hurgando en los desperdicios. Y es entonces cuando uno dice, visto hasta dónde se puede caer por necesidad, que zamuro no come hueso porque no carga serrucho.
En un aparente afán de resolver los problemas más urgentes del venezolano común sectores de la oposición venezolana han promovido un diálogo con representantes del Gobierno, y para ello se ha acudido a la mediación de agentes internacionales con el fin de garantizar la equidad y la transparencia. Probablemente, Luis Herrera diría lo que muchos opositores comentan por lo bajo o a voz en cuello: que esa vaina de reunirse con el gobierno es lo mismo que gastar pólvora en zamuro.
Otros, no obstante, alimentan su confianza en el diálogo porque asumen que la política es el arte de la negociación; que nada se había logrado después de dos guerras mundiales si las partes en conflicto no se hubieran sentado a dialogar. Unos deploran el diálogo; otros lo apoyan. De eso se trata vivir en sociedad; de eso se trata la ciudadanía. Unos reniegan de la mesa de diálogo y otros se aferran a ella con la idea de que sin ese intercambio todo el sistema de las libertades que nos quedan estaría definitivamente en pico ‘e zamuro.
Mientras faltan dineros, mientras nuestros niños comen de la basura, mientras muchos ven en riesgo sus ahorros y su futuro, mientras nadie sabe a qué atenerse con respecto a sus necesidades inmediatas, mientras una inflación feroz extingue el poco poder adquisitivo de nuestra moneda, mientras la gente muere de mengua por la falta de medicina, mientras sigue habiendo presos políticos, mientras la cifra de muertes violentas se incrementa de uno a otro fin de semana, ¡la pareja presidencial baila salsa! Ahí diríamos todos a una sola voz con Luis Herrera Campins ¡es que zamuro come bailando!
eritza te falto reconocer que simplemente ramos allup y sus secuases han perdido un año precioso jugando a ponerle la cola al burro y a maduro como invitado y lo han hecho tan mal que definitivamente aun no le ponen la cola al burro y finalizo un año desde que se instalo la AN .