Poco después de las 3:30 de la tarde del viernes 11 de noviembre, el lobby del hotel Gran Meliá de Caracas recibía a periodistas, asistentes y camarógrafos para cubrir una nueva jornada de diálogo entre voceros de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el Gobierno venezolano y el Vaticano.
A diferencia del primer encuentro, celebrado entre el domingo 30 y la madrugada del lunes 31 de octubre, esta vez sí estaba confirmado el lugar del encuentro y no hubo espacio para suspicacias ni dudas. Sin embargo, la espera volvió a ser una de las protagonistas.
La reunión estaba confirmada para las 5:00 de la tarde y a las 7:00 de la noche los voceros aún continuaban encerrados en el Salón Manzanares del Meliá, ubicado un piso arriba del lobby.
No obstante, en el piano bar del hotel, al final del lobby, un señor tocaba el piano y parecía no perder la concentración ni el ritmo mientras los periodistas pululaban por la sala. El pianista Ariel Rojas era quien amenizaba la jornada, que ya se antojaba muy larga y tediosa.
Ariel tiene 71 años y lleva 15 temporadas de lluvia (ya que en Venezuela no existe eso de primavera, verano, otoño e invierno) tocando el piano en el hotel Gran Meliá de Caracas. Trabaja religiosamente de lunes a viernes y ha visto a artistas, periodistas, políticos y deportistas desfilar por el lobby de uno de los hoteles más lujosos de la capital venezolana.

“Tenía tiempo sin ver a tantos periodistas, pero esto es lo que hacen ellos todos los días”, dijo Rojas cuando tomó una pausa y se paró a observar a un grupo de camarógrafos, fotógrafos, asistentes y periodista acumularse para bajar al salón Caroní, donde se pronunciarían los representantes de la MUD, el Gobierno y el Vaticano.
Luego de ver la escena Ariel se sentó y comenzó a tocar. Sonaba Consejo de Oro, escrita por Arquímedes Arci en 1933. Originalmente la canción fue escrita y arreglada para un tango, pero luego fue interpretada por Julio Jaramillo, Pedrito Otiniano y finalmente por Héctor Lavoe, quién quizás hizo la versión más conocida.
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Al finalizar la interpretación, el señor Ariel recibió uno que otro aplauso, los periodistas estaban concentrados en sus teléfonos y computadoras. Rojas, cual violinista del Titanic, continuó con otra canción. Esta vez sus dedos se deslizaron por el marfil cuidado del piano y comenzó a sonar Flor sin retoño, canción inmortalizada por el mexicano Pedro Infante y también interpretada magistralmente por Julio Jaramillo.
“Yo la regaba, con agua que caía del cielo y la regaba con lágrimas de mis ojos. Mis amigos me dijeron, ya no riegues esa flor, esa flor ya no retoña. Tiene muerto el corazón”, cantó uno de los periodistas en voz baja, casi susurrando. Lo cierto es que cualquier abuelo, abuela o amante de la música del pasado habría entonado al menos un poco de esa canción.
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La tercera pieza destacada de la jornada fue el tema central de la película Love Story (Historia de Amor), escrita e interpretada originalmente por el francés Francis Lai y que sonaba mientras los periodistas intentaban mediar para lograr su acceso al Salón Caroní. Alguno soltó un grito en el que exigía silencio, pero Rojas seguía tocando. Otro dijo: “La música, por favor”, pero Rojas seguía tocando.
Mientras esto ocurría en el lobby del hotel donde Rojas tocaba y los periodistas buscaban acceso un salón, en el piso de arriba estaban reunidos los dialogantes, los más esperados de la noche, los protagonistas que a diferencia de la noche del viernes 11 de noviembre, esta vez optaron por continuar con la reunión y las palabras el sábado 12 de noviembre y así dejar a los periodistas con las ganas y con la sensación de que la larga jornada no acaba, sólo se ponía en suspenso.
