El Ejecutivo venezolano dijo, mediante un comunicado emitido este miércoles 5 de julio, que “nada podrá empañar la extraordinaria jornada de conmemoración de nuestro Día de la Independencia”. Ese mensaje llegó tarde a los alrededores del Palacio Federal Legislativo, donde las paredes quedaron manchadas de sangre luego de que un grupo violento asaltara la sede de la Asamblea Nacional (AN) y agrediera a diputados, trabajadores, invitados y periodistas presentes en el lugar.

El martes, 4 de julio, circuló en redes sociales un anuncio que debió prevenir a los diputados de oposición del Parlamento: simpatizantes del Gobierno nacional tomarían la sede de la AN.

Durante la mañana de este miércoles 5 de julio, Día de la Independencia venezolana, las instalaciones del Palacio Federal Legislativo fueron escenario, nuevamente, de agresiones contra diputados. 

Durante las primeras horas de la mañana, el vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, en compañía del tren ministerial y de varios diputados del Gran Polo Patriótico, llevaron a cabo un acto en el Salón Elíptico para conmemorar los 206 años de la fecha histórica.

En este acto, que fue calificado por diputados de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) como un “asalto del Ejecutivo” a la AN, no estuvieron presente ni los miembros de la junta directiva del Poder Legislativo ni los diputados de la bancada opositora.

Una vez retirados los representantes del Gobierno de la AN, en el mismo Salón Elíptico, donde se encuentra el Acta de la Independencia de Venezuela, los diputados de la MUD llevaron a cabo un acto simbólico para conmemorar la firma del Acta de Independencia.

En el marco de este acto simbólico, el presidente del Parlamento, diputado Julio Borges, afirmó que había llegado la hora de “salvar la República”. Exhortó a los venezolanos, y específicamente a la Fuerza Armada a defender la Constitución y la República. “Tendrán reconocimiento y garantías de la AN, el pueblo y el mundo”, dijo.

Al salir de Salón Elíptico, aproximadamente a las 10:00 de la mañana, Borges, en compañía de su esposa Daniela Matheus y de los miembros de la junta directiva de la AN, se dirigió al Hemiciclo de Sesiones, donde se llevó a cabo la sesión solemne por el 5 de julio.

Luego de entonar las notas del Himno Nacional frente a la puerta del Hemiciclo, los diputados e invitados y los representantes de la prensa entraron y fueron tomando cada uno su lugar.

A las 10:35 de la mañana entró al Hemiciclo el presidente del Parlamento, se dirigió a a la silla correspondiente y tomó asiento al lado del vicepresidente de la Asamblea, el diputado Freddy Guevara. Unos minutos después, leyó el Acta de Independencia la joven diputada Elimar Díaz.

Durante la lectura del Acta, las palabras “independencia”, “soberanía” y “libertad” fueron pronunciadas con énfasis y aplaudidas por el auditorio en pleno.

A las 11:00 de la mañana, y durante aproximadamente 35 minutos, la historiadora Inés Quintero, oradora de orden en la sesión solemne, emitió un discurso aplaudido de tanto en tanto, en el que enfatizó el carácter netamente civil de la fecha histórica que el pueblo venezolano celebra cada 5 de Julio.

“Este es el espacio donde reside la voluntad popular”, fueron unas de las primeras palabras de la historiadora. Durante su exposición, destacó el papel de los diputados del Congreso de 1811, de las mujeres, de los estudiantes y de los ciudadanos en general en defensa de los principios republicanos.

“Simbólicamente, este acto solemne (que se realiza desde 1936) representa el reconocimiento por parte del Ejecutivo del Poder Legislativo como representación de la soberanía popular”, dijo la historiadora.

Las palabras de Quintero no pasaron inadvertidas. Cuando tenía apenas unos 5 minutos hablando, una detonación retumbó en el Hemiciclo. Diez minutos después, una nueva detonación comenzó a llamar la atención de los presentes, mientras la oradora de orden continuaba.

Así, desde las 10:50 hasta las 11:35 de la mañana, hora en que terminó la sesión solemne, no dejaron de escucharse detonaciones de diferente intensidad. Los diputados, empleados, invitados y trabajadores de la prensa salieron al patio central, y se encontraron con las puertas bloqueadas por simpatizantes del Gobierno.

Las detonaciones continuaron, pero la posibilidad de que entraran al Palacio parecía imposible, dada la presencia de un gran contingente de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en ambos accesos a la sede de la AN.

Pero lo que parecía imposible ocurrió. Por la puerta este, un grupo enardecido de personas ingresó al Palacio. Las detonaciones y los gritos de todos los presentes se apoderó del momento. Quienes permanecían en el patio central corrieron para resguardarse, pero muchos no pudieron hacerlo.

Unas 50 personas lograron refugiarse en la oficina de la Secretaría de la AN, donde se encontraba el presidente Borges. Mientras adentro se imponía un silencio para que los asaltantes no intentaran entrar, afuera se escuchaban las agresiones contra quienes no pudieron ponerse a resguardo.

“Maldito, dame el celular, dámelo te dije ya”, se escuchaba detrás de la puerta. El temor a ser atacados recorrió la oficina de la Secretaría, donde el llanto de algunos tuvo que ser silenciado por la seguridad de todos. Los escritorios sirvieron para bloquear las puertas.

Después de varios minutos de golpes, insultos, gritos y detonaciones, no hubo más sonidos en el patio central hasta que una voz gritó desde fuera: “Abran que ya se fueron”. Otra voz, desde dentro, dijo: “Abre, que es Enrique”.

Abrieron la puerta. Entonces se supo que los diputados Américo De Grazia y Armando Armas, entre otras personas, estaban heridos. Una parte de los resguardados en la Secretaría pudieron salir. Pero gritos y detonaciones nuevamente obligaron a bloquear las puertas. Así, un grupo más pequeño siguió en la Secretaría, entre el caos del patio central y la oficina donde estaba protegido el diputado Julio Borges, su esposa y otros invitados.

Pasadas las 12:00 meridiem, el presidente del Parlamento salió de la Secretaría y se dirigió al Hemiciclo de Sesiones, pues, a pesar del asalto que acababa de tener lugar, se llevaría a cabo la sesión ordinaria para refrendar la consulta popular propuesta por varios sectores de la sociedad venezolana el pasado lunes 3 de julio.

Ya en el Hemiciclo, Borges se dirigió a los presentes:  “Aquí sigue y seguirá su Asamblea Nacional respetando la dignidad del pueblo venezolano.  La violencia es el silencio de los que no tienen la razón. Nada ni nadie podrá contra el pueblo venezolano”.

Tras la notificación de que había quórum para realizar la sesión, se procedió a leer el proyecto titulado Acuerdo sobre el rescate de la Democracia y la Constitución, el cual fue aprobado por unanimidad aproximadamente a las 12:30 de la tarde.

Con la aprobación de este acuerdo, explicó el vicepresidente del Parlamento, Freddy Guevara, quedó activada  la convocatoria a la consulta popular del 16 de julio.

A partir de entonces, el escenario confuso: no se podía salir del Parlamento porque las puertas continuaban bloqueadas por los simpatizantes del Gobierno, continuaban las detonaciones y los ataques con piedras hacia la AN.

Entonces, las paredes teñidas de sangre comenzaron a revelar las consecuencias de la acción violenta que acaba de ocurrir. En el patio central de la AN se pudo evidenciar los daños ocasionados a diputados, trabajadores y periodistas, quienes llevaban rastros de sangre en su ropa, además de hematomas en diferentes partes de su cuerpo y rastros de contusiones de variada intensidad.

Aproximadamente a las 12:45 pm una ambulancia entró al Parlamento para trasladar a algunos diputados y trabajadores de la Asamblea heridos a un centro de salud.

Apenas empezaba la jornada para los diputados y demás personas que allí se encontraban y que solo lograron salir pasadas las 6:30 de la tarde de este miércoles 5 de julio.

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