No habían terminado los discursos de la dirigencia “roja rojita”, cuando ya los manifestantes se retiraban del lugar. Distintos grupos, unos con franelas de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y otros vistiendo la de distintos ministerios podían observarse en las adyacencias de la avenida Universidad en el centro de Caracas, cuando se alejaban de la concentración tras argumentar que la movilización “había terminado”.
Se trataba de la “Gran marcha antiimperialista”, que comenzó con una concentración a partir de las 10 de la mañana en la plaza Morelos para luego tomar ruta a hacia la Asamblea Nacional.
Desde la tarima principal, ubicada al lado de la iglesia San Francisco, los discursos de los dirigentes chavistas fueron polémicos e incendiarios. El vicepresidente Ejecutivo, Tareck El Aissami, comenzó por tildar a Estados Unidos como “imperio de mierda”, seguido por el primer vicepresidente del Psuv Diosdado Cabello, quien advirtió que “aquel que traicione a la patria será tratado como enemigo”.
“Diosdado está grosero hoy”, comentó una joven con una sonrisa picaresca en su rostro mientras se dirigía a la plaza Bolívar, a tan solo una cuadra de la Asamblea Nacional, cuyo acceso permanecía bloqueado por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Los manifestantes que permanecieron hasta el fin de los discursos chavistas hablaban entre ellos, tomaban fotografías con sus teléfonos e incluso expresaban su preocupación por una presunta invasión al país.
Tal fue el caso del señor Carlos Bernal, quien afirmó que asistió en “defensa de la patria” y reclamaba al secretario general de la OEA Luis Almagro haber dicho “hace unos años” que dicha organización “no debía intervenir en ningún país”. Al finalizar sus comentarios sobre la protesta, el manifestante pidió que le dieran al menos 100 bolívares “porque la cosa está difícil” y no tenía dinero para pagar el pasaje de autobús de regreso a su casa.

La señora Nelly Arias, en cambio, prefirió reservarse opiniones acerca de las acusaciones hechas por el Gobierno nacional contra Almagro y se limitó a decir que el fallecido Hugo Chávez “lo es todo para ella”, tras asegurar que “moriría por mi revolución“.
Pocos minutos después de despedirse los dirigentes, se instó a los presentes a estar atentos a la sesión que se llevaba a cabo en la sede de la OEA, en Washington, la cual era proyectada en pantallas grandes dispuestas a lo largo de la avenida Universidad, pero la instrucción no tuvo mucho respaldo y el lugar quedó solo rápidamente.
La movilización estaba pautada originalmente para el pasado domingo, 26 de marzo, pero terminó posponiéndose para este martes debido a la realización del Maratón CAF realizado ese día y a la sesión de este lunes del Consejo Permanente de la OEA, en la que 20 países votaron a favor de la discusión de la situación venezolana.