La contienda electoral se desarrolló entre dimes y diretes: el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) defendió a capa y espada la infalibilidad del Consejo Nacional Electoral (CNE) y se apoyó en la premisa de aceptar los resultados electorales del 6 de diciembre; mientras que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) pidió observadores, veedores e invitados para supervisar el desarrollo del proceso comicial.
Jorge Rodríguez, jefe de campaña del comando Bolívar-Chávez, aseguró, mientras denunciaba la supuesta compra de votos por parte de la oposición, que “es un derecho legal y constitucional señalar cualquier duda que nosotros tengamos y denunciar irregularidades o ilícitos de los que nos hayamos percatado”.
En ese sentido, el Polo Patriótico en voz de Rodríguez indicó que impugnarán resultados en aquellos circuitos donde encuentre irregularidades por el elevado porcentaje de sufragios nulos o por la supuesta comercialización de votos. Además, instó al CNE a realizar una auditoría en el estado Amazonas y específicamente de las huellas dactilares para investigar los votos de occisos.
El miércoles 16 de diciembre, el secretario ejecutivo de la MUD Jesús “Chúo” Torrealba, desestimó el llamado del presidente de la República, Nicolás Maduro, a una “rebelión popular” y la supuesta impugnación de 26 legisladores por el Tribunal Supremo de Justicia. Al respecto aseveró: “A llorar para el valle, (Nicolás) Maduro. Todos nuestros legisladores tienen sus credenciales y copias de las actas, en el Consejo Nacional Electoral, que está de vacaciones colectivas desde el pasado viernes, no reposa ninguna solicitud de impugnación”.
Antes del 6D
El Psuv probó su maquinaria electoral dos veces con ensayos organizados desde partido de Gobierno y aprovechó el simulacro del 18 de octubre promovido por CNE. En ese entonces, el discurso del jefe de campaña del comando Bolívar-Chávez, Jorge Rodríguez, era desplegar las Unidades de Batalla Bolívar-Chávez, los Círculos de Lucha Popular y reforzar el 1×10, a fin de tomar ese evento como ensayos al 6D.
El 8 de noviembre se llevó a cabo el primer simulacro, el jefe de campaña oficialista declaró a través del canal estatal VTV que “hasta ahora tenemos 4.700.000 venezolanos registrados en el 1×10” y que aspiraban alcanzar los 6 millones de personas en la maquinaria después del segundo prueba del 22 de noviembre. Al final, alcanzaron
5.599.025 papeletas, 400.975 menos de lo que pretendían obtener en esos ensayos.
Los rojos también promovieron un acuerdo de reconocimiento de resultados, apoyado por el Poder Electoral y respaldado por la Unasur, que la MUD en voz Torrealba, anunció que no firmaría por considerar que había suficientes casos de irrespeto a resultados electorales.
El documento aprobaba: la verificación de duplicidad de huellas postevento; ampliación de los testigos para las auditorías; revisión previa de las herramientas de las auditorias; reafirmación de la posición del órgano electoral sobre el acompañamiento al momento de ejercer el voto; reafirmación del horario y condiciones para el cierre de mesas y la impresión de las horas del cierre de mesas en las actas.
Rodríguez en entrevista que concedió a Efecto Cocuyo, insistió en la necesidad de que se firmara el acuerdo y aseguró que desde el Psuv-Polo Patriótico acatarían los resultados de los 87 circuitos. “Sabemos que no vamos a sacar el 100% de los diputados, pero vamos a respetar esa porción minoritaria que sacará la oposición”.
Del otro lado de la acera, la coalición opositora se mantuvo crítico ante el árbitro electoral, Torrealba aseguró el 30 de noviembre que la oposición contaría los votos a la par del CNE, lo que les permitiría saber cuál era la votación en tiempo real. Asimismo, criticó la figura del acompañamiento electoral de la Unasur, puesto que a su juicio la misión llegó “tarde e incompleta” y se alineó con la propuesta gubernamental.