La solicitud de Venezuela para convocar a una reunión extraordinaria en la Organización de Estados Americanos (OEA) no fue de gratis. Con el posible escenario de la activación de la Carta Democrática latente en la oposición, la prolongación del decreto de Obama y el rechazo de la emisión de visas a funcionarios venezolanos, expertos consultados aseguran que Venezuela juega a mantener su terreno en la comunidad internacional. La estrategia, señalaron, son los “descalificativos”.
“En Venezuela hay amenazas de índole mediático, financiero económico y social para subvertir el orden constitucional y democrático. Venezuela no vive un colapso financiero, vive un embargue, un boicot”, afirmó la canciller Delcy Rodríguez durante la reunión de la OEA celebrada en Washington el jueves, 5 de mayo.
Rodríguez denunció que medios de comunicación difundieron imágenes falsas de la escasez en el país y que Venezuela no representa una amenaza para los Estados Unidos ni ninguna otra nación. También dijo que calificar de “crisis” la situación venezolana es una ofensa para países que viven situaciones precarias.
“Es una forma constante del Gobierno de ir adelante, de jugar antes de que se den las cosas, de ir descalificando”, aseguró el internacionalista Luis Daniel Álvarez. “La situación de las visas y del decreto es una medida interna de Estados Unidos. El país tiene la potestad como Estado de decidir a quién deja entrar y a quién le congela cuentas“.
Para Daniel Merchán, analista internacional, la posición de Venezuela en la comunidad internacional es cada vez más comprometedora. Prueba de ello, dijo, son las últimas declaraciones del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien señaló que el país requería de ayuda para acelerar el proceso de diálogo.
“Cada día crecen más las denuncias de violación de derechos humanos, de los presos políticos. Están las falencias para proveer a los venezolanos de servicios básicos de calidad, la falta de provisión de servicio eléctrico, la inseguridad que supera cualquier parámetro de lo que pudiera ser una guerra civil”, precisó Merchán.
Con la posibilidad de que sea activada la Carta Democrática, ambos especialistas coinciden en que el Gobierno sigue cultivando las relaciones con los demás Estados miembro. Según Merchán, cuando Venezuela tuvo recursos, los destinó a generar fidelidad; ahora que tiene pocos, lo continúa haciendo.
“Para nadie es un secreto que Caricom (la Comunidad del Caribe) siempre ha sido un voto en bloque como producto de los subsidios a estas islas. Lo mismo ha sido con los países del Alba“, recordó.
Aunque la geopolítica de la región ha encarado cambios, especialmente en casos como el de Argentina tras la victoria de Mauricio Macri y en Brasil con el impeachment de Dilma Rousseff, Luis Daniel Álvarez apunta que hay que tener cuidado con las expectativas que se crean.
“La OEA se ha convertido en un club de amigos presidentes“, dijo el internacionalista, “tú tienes una posición, pero yo no la confronto porque la realidad latinoamericana es difícil y mañana puedo ser yo a quien le toque atravesar algo similar. Hay muchas solidaridades automáticas”.
Ambos especialistas coinciden en que la oposición lo que queda es continuar haciendo eco de las denuncias. Las violaciones a los derechos humanos y la imposibilidad de la Asamblea Nacional para legislar “hay que llevarlas a la OEA”, recomendó Álvarez. También propone informar a las cancillerías, al Parlamento Latinoamericano, al Andino y a todas las instancias internacionales a las que la oposición tenga acceso. “Es un proceso lento, pero es algo que se debería empezar a hacer”, agregó.
Aún con aliados en la comunidad internacional, los expertos consideran que no todas las cartas están dadas para el Gobierno. Al menos no como antes. La llegada de Luis Almagro a la secretaría de la OEA representó una mirada más crítica, sobre todo después de la gestión del chileno José Miguel Insulza. “Ha hecho un trabajo interesante, pero falta que actores no gubernamentales tengan una capacidad real de hacer sonido en la OEA, como ocurre en Europa”, agregó Álvarez.
El rol de los Estados, miembro también, será clave dentro del organismo al momento de decidir si se activará la Carta Democrática, incluso con la consolidación de alianzas con países de ideologías afines. “Todos los estados miembro deben observar con mucha cautela y mayor profundidad lo que ocurre en Venezuela“, puntualizó Merchán. “Hay una especie de negación de la realidad por parte del Estado”.
Foto: AVN
¿Y desde cuando decir la verdad es «descalificar»?